OPINIÓN

Crítica de 'La línea invisible', la humana exploración de Movistar+ del origen de ETA

Mariano Barroso dirige a Àlex Monner y Antonio de la Torre en su nueva colaboración con la plataforma de pago.

Por Alejandro Rodera El 7 de Abril 2020 | 11:14

De no haber sido por la onda expansiva del coronavirus, que ha desestabilizado a la industria del entretenimiento, habríamos podido ver 'La línea invisible' y 'Patria' en el espacio de un mes. A pesar del adelantamiento de una y el retraso de otra, la mera existencia de este díptico denota un esfuerzo por reflexionar acerca de una de las heridas latentes en nuestro país: el conflicto vasco. Como sucede con cualquier enfrentamiento, la narrativa depende del punto de vista; y mientras que 'Patria' expondrá las dolorosas consecuencias de la violencia armada, 'La línea invisible' se remonta a su origen, ahondando en el nacimiento de ETA y su primera década de vida, hasta el estallido que supuso cruzar esa irreversible frontera que separa la vida de la muerte.

Antonio de la Torre en 'La línea invisible'

La nueva miniserie de Mariano Barroso para Movistar+ tras 'El día de mañana' está dividida por multitud de meridianos, desde los que fragmentaron a una ETA enfrentada entre la lucha obrera y el derramamiento de sangre hasta los que exponen las dualidades de los protagonistas, Txabi Etxebarrieta y Melitón Manzanas, asesinos y mártires dependiendo del prisma que les enfoque. Etxebarrieta, un joven inquieto y brillante interpretado por Àlex Monner, se convirtió en el líder de esa ETA primigenia y en el primero de sus integrantes en cometer un asesinato en nombre de la banda, y poco después en perecer por ella; y Manzanas (Antonio de la Torre), uno de los cabecillas de la Brigada Político Social franquista y víctima del primer atentado planificado de ETA.

A lo largo de sus seis episodios, 'La línea invisible' recorre el ascenso de Etxebarrieta en la banda y la persecución emprendida por Manzanas para detenerle. Ambas tramas se desarrollan en paralelo, condenadas a cruzarse, y, en todo momento, la máxima prioridad es brindarle un bagaje emocional a los dos protagonistas. De esta manera, dejamos de verles como símbolos andantes para comprender de dónde nació la oleada de violencia más corrosiva de nuestra historia reciente. Para ello juega a favor una lograda puesta en escena que nos traslada al País Vasco de los años sesenta, reprimido por la dictadura franquista, de la que Melitón se erige como paradigma de la tortura y violencia veladas. Al mismo tiempo, se le muestra como un padre de familia cariñoso con su hija, al igual que a Etxebarrieta se le ve marcado por la influencia de su hermano José Antonio (Enric Auquer), del que cogió el testigo del liderazgo, y se muestra su renuncia a llevar una vida normal para comprometerse con la causa en la que creía ciegamente.

Anna Castillo, Àlex Monner y Patrick Criado en 'La línea invisible'

Mirando al pasado sin prejuicios

Los guionistas Alejandro Hernández y Michel Gaztambide, con la colaboración de Barroso, encajan las múltiples piezas de este relato con un abordaje sobrio, sin excesos ni momentos demasiado crudos que puedan repeler a los ojos más sensibles, pero con un ritmo bien conseguido. En total, 'La línea invisible' se extiende a lo largo de cuatro horas que funcionan como una película con unas costuras muy pulidas, ya que las constantes dosis de intriga, hilvanadas con drama juvenil y destellos de acción, elevan un producto cohesionado del que resulta complicado escapar una vez que te ha atrapado. Así se consigue que la valiosa reflexión histórica que se está planteando adquiera un tono mucho más atractivo, sin caer en la banalidad en ningún momento, aunque sí quede la sensación de que mucha información ha quedado fuera para concentrar los elementos más relevantes.

También hay que destacar el potente papel que desempeña un montaje en sintonía con las fases más trepidantes y comedidas de la serie. Y no nos podemos olvidar de un elenco tan extenso como talentoso, en el que desde el primer momento destaca la interpretación de Antonio de la Torre, capaz de convivir con las diversas caras de Melitón y de conquistar y aterrar en una misma escena en cuestión de minutos. Por su parte, Monner resuelve con soltura el desafío de expresar el complejo mundo interior de Etxebarrieta, rodeado de algunos de los intérpretes más cotizados de su generación, como Anna Castillo, Enric Auquer o un Patrick Criado espectacular, que en pocas escenas es capaz de ofrecer uno de los mejores trabajos de su carrera, siendo el que más se sumerge en el entorno vasco que la serie trata de captar pero que no se manifiesta con la misma destreza en todos los casos.

En definitiva, 'La línea invisible' es un thriller capaz de compaginar una necesaria recreación histórica con un ritmo adictivo, dando como resultado una experiencia televisiva que al humanizar a todos sus protagonistas, independientemente de bandos, ideologías y creencias, convierte su reflexión sobre la violencia en una de las producciones mejor ejecutadas de Movistar+.