Crítica de 'La Ruta': Más allá del "¡Hu-ha!", dignificando un movimiento sin idealizarlo

"Exta sí, exta no. Esta me gusta, me la como yo". Con este pegadizo estribillo, el hit de Chimo Bayo se convirtió en un símbolo de la Ruta del Bakalao, todo un himno que para muchos representa lo que fue aquella época. Una visión caricaturizada y demonizada que se grabó a fuego en el imaginario colectivo de los españoles. Pero este movimiento valenciano fue mucho más que un "¡Hu-ha!". Y eso es precisamente lo que pretende mostrar 'La Ruta', la ficción de Atresplayer Premium, de la que hemos podido ver sus tres primeras entregas, que se estrena el 13 de noviembre de 2022.

Sí, había tuning, parquineo, drogas, excesos y la fiesta podía prolongarse ininterrumpidamente durante días, pero fue mucho más. La información sensacionalista que difundieron los medios de comunicación de la época, como un popular reportaje de Canal+ sobre la decadencia del final, unido a la escasez de documentación fidedigna que estudiase lo ocurrido, estigmatizaron a la Ruta del Bakalao. Ante la ausencia de relatos que abordasen este periodo, salvo algún cortometraje y ciertos libros, 'La Ruta' llega como la primera gran apuesta que pretende profundizar en el movimiento y dignificarlo. Porque la Ruta del Bakalao fue mucho más genuina y cultural de lo que nos hicieron creer.

Caballo Films, la prestigiosa productora de Rodrigo Sorogoyen, está detrás de este arriesgado proyecto de Atresmedia, que viene dispuesto a apoderarse del título de mejor serie española del año. Tras codirigir "Stockholm" y varios capítulos de la alabada 'Antidisturbios', Borja Soler ejerce como creador y showrunner, junto a Roberto Martín Maiztegui ('La valla'), basándose en conversaciones con profesionales de la época y empresarios nocturnos, así como en el libro "En éxtasis: El bakalao como contracultura en España" de Joan M. Oleaque, para construir su relato.

La serie se acerca a esta revolución vanguardista de una forma fiel, respetuosa y luminosa, aunque sin omitir las sombras, los desfases de los ruteros y sus consecuencias. Una cuidada producción grabada íntegramente en la Comunidad Valenciana donde la rigurosidad ha sido clave a la hora de seleccionar las localizaciones. 'La Ruta' ha rodado parte de sus capítulos en las discotecas originales de la época, como Spook o Barraca, mientras que otras han sido recreadas. Una fascinante ambientación, unida a la importancia de la música, que nos permite sumergirnos en este viaje durante las dos últimas décadas del siglo XX.

En valencià, clar que sí

Pero no solo se preocupa por cuidar los detalles visuales, 'La Ruta' sabe que Valencia es una de las protagonistas de su historia y lo juega a la perfección. El uso del valenciano como lengua se encuentra absolutamente integrado en la narración, de una forma natural y realista. Los personajes pasan del valenciano al castellano constantemente y mezclan los idiomas como si fuesen cantantes urbanos con el spanglish. Hasta hay incorrecciones lingüísticas, como en la vida misma. Soler es valenciano y eso se nota. Especialmente los agradecemos los espectadores de la "terreta", a los que nos aportan una mayor verosimilitud e identificación con el relato.

Un puzzle narrativo

Más allá de una factura visual impecable, 'La Ruta' apuesta por una valiente y transgresora estructura narrativa que dota de personalidad a la serie. Al estilo "Memento", el orden de la temporada se presenta a la inversa, comenzando por la decadencia de la Ruta del Bakalao hasta llegar a los orígenes del mayor movimiento clubbing de España. De este modo, la ficción arranca con un capítulo centrado en 1993, con la imagen de este fenómeno que todos conocemos, para ir descubriendo su lado más desconocido hasta llegar a 1981 en el desenlace. Una decisión arriesgada, que a priori podría cuestionarse por generar conflictos con el futuro clímax, pero que aporta una interesante e hipnótica dimensión a la historia, que engancha al espectador para descubrir qué les llevó a esa situación.

'La Ruta' recorre los años más importantes de un grupo de amigos de Sueca (Valencia), desde el fin de su amistad en 1993 hasta los inicios de la misma. Un viaje de juventud que define quiénes son en su madurez, que se puede extrapolar a la evolución de la Ruta del Bakalao. Lo que acaba siendo un circuito de discotecas poligoneras, comenzó siendo una visionaria iniciativa que fundó algunos de los templos musicales más innovadores de Europa.

Una pandilla con química

Este drama está protagonizado por Àlex Monner, Claudia Salas, Ricardo Gómez, Elisabet Casanovas y Guillem Barbosa, un extraordinario elenco que clava a sus respectivos personajes gracias a su indudable química y verdad. Monner está perfecto en la piel del disc-jockey Marc Ribó, el actor y el personaje encajan como un guante, creando una fantástica fusión que da entidad a la historia. Gómez rompe radicalmente con Carlos Alcántara de 'Cuéntame' y se muestra irreconocible con su caracterización, ofreciendo un maravillosa y madura interpretación que vuelve a demostrar que es uno de los mejores actores de su generación. Por otro lado, Salas le aporta frescura, naturalidad y carisma al personaje de Antonia, que supera con sobresaliente el reto de convertirse en la más valencianohablante del grupo, siendo madrileña.

'La Ruta' reescribe la historia de un fenómeno social cuyo legado había sido enturbiado y deformado. Lo hace de forma valiente, sin pretender vender una realidad idílica, pero dando el lugar que merece a este movimiento cultural valenciano. Un viaje emocional y musical a través de la mirada de Marc, Toni, Sento, Nuria y Lucas que promete arrasar entre la crítica y en la temporada de premios. Ahora sí, como decía Chimo Bayo: "Si la conoces te gustará porque es la bomba que va a estallar". La Ruta del Bakalao, "así me gusta a mí".