Crítica de 'Las noches de Tefía': Un atrevido contraste entre un campo de concrentración y un cabaret onírico

Resulta impresionante, al informarse de qué va 'Las noches de Tefía', descubrir lo reciente que es todo esto en nuestra historia pese a parecer algo de hace siglos. No ha que irse muy atrás para ubicarnos entre 1954 y 1966, cuando existió, en pleno desierto de Fuerteventura, un campo de concentración franquista conocido con el eufemístico nombre de Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía. Este era solo uno de los lugares a los que el régimen enviaba a los condenados por la Ley de vagos y maleantes que desde el 54 también incluía a los homosexuales. Sorprendentemente, no fue derogada hasta 1995, aunque desde 1970 fue sustituida por la Ley sobre peligrosidad y rehabilitación social.

Con ganas de mostrar a los espectadores lo que aquí ocurría y denunciar las torturas y crueldades que hacía el régimen, el cual se encargó de borrar todas las huellas de sus crímenes, Atresplayer Premium nos trae esta atrevida serie de la mano de Buendía Estudios y creada por Miguel del Arco que va a dar mucho de qué hablar. Se trata de una apuesta arriesgada compuesta por 6 episodios de 50 minutos, que ya ha presentado sus dos primeras entregas en el Festival de Málaga, donde FormulaTV ha estado presente. ¡Qué bien que la ficción nos muestre estos hechos! ¡Qué bien que nos abra los ojos y sigamos entendiendo cómo hemos llegado hasta aquí! ¡Qué bien que nos regalen una historia que no sabíamos que necesitábamos!

Por todo esto, su creador, Del Arco, tenía miedo durante la escritura de que esto no llegara a salir adelante. "Estamos en España y aquí hablar del régimen franquista cuesta muchísimo trabajo y crea muchos resquemores", nos contaba en la presentación, pero por suerte, ha tenido libertad absoluta, sin una sola línea roja y este proyecto verá la luz muy pronto en la plataforma. Es una historia dura, igual no apta para todas las sensibilidades, pero está como tiene que estar, sin romantizar y mostrando los hechos tal y como sucedían en estos lugares.

¡Bienvenidos al Tindaya!

Pero no solo nos va a mostrar este salvaje campo de concentración, pues 'Las noches de Tefía' tiene mucho más. Concretamente, son tres mundos dentro de un mismo universo, y del que hemos hablado es solo uno de ellos. Los reclutados viven esta angustia con una única ilusión: la de que llegue la noche y Charli, el personaje interpretado por Miquel Fernández, les narre las historias en las que traslada a todos sus compañeros al cabaret de los sueños, un lugar de fantasía donde son libres, felices y pueden mostrarse tal y como son. Sí, son sueños, pero es que la realidad se ha convertido en una pesadilla.

Todo cambia, todo es luminoso, es una vida de luz y de color... ¡Bienvenidos al Tindaya! Aquí, la serie se convierte en una comedia musical, donde viven los alter ego de los personajes y esto les ayuda a sobrevivir en el infierno donde les tienen reclutados. La imaginación de los presos se dispara y en sus mentes crean un lugar de ensoñación en el que se cumplen sus mayores fantasías y sus anhelos se hacen realidad. Por poner un pero a este mundo, alguno de los shows del cabaret puede llegar a hacerse un poco largo, pero mejor para los personajes; cuanto más tiempo estén ahí, menos pensarán en su situación real.

La parte de 2004, el presente de la serie

Y por si todo este contraste no fuera suficiente, nos falta la tercera parte del universo. El presente de la serie es el 2004, donde el protagonista, Airam Betancor, se ve obligado a recordar su etapa en la colonia cuando tenía unos veinte años. Él fue uno de los presos homosexuales durante 17 meses y ahora va a echar la vista atrás para contar su relato a un documentalista que está haciendo un trabajo de investigación para que lo ocurrido no quede en el olvido.

Estamos en la parte más culebronesca de la historia, pero ese acercamiento a nuestro presente, a una época en la que sí que hemos vivido muchos, es fundamental para que esta serie nos llegue más. Nos hace ver que gente que estuvo reclutada injustamente aún vive entre nosotros, que son personas que fueron torturadas, que encima llevaron con cierto secreto y vergüenza su paso por el campo de concentración, que puede que convivan ahora con sus propios maltratadores en el barrio y, lo peor de todo, que han tenido que vivir una vida que no era la suya.

Cómo casan los tres mundos

La tarea de combinar estas tres partes debe de ser lo más complicado a la hora de contar esta historia, el gran reto. Al mismo tiempo, es lo que lo hace más atractivo para el espectador, por lo que, sin duda, va a ser un gran reclamo por lo bizarro y novedoso que puede parecer a priori. Sin embargo, en ocasiones parece que no casan tan bien los saltos de un mundo a otro, que narrativamente no hay una clara conexión; aunque en otras te ves frente a la pantalla sonriendo, al igual que hacen los reclusos desde su celda imaginando su vida en el Tindaya.

Contrastes muy bien tratados

Hay características técnicas de las que no hemos hablado y que hacen que esta serie sea muy especial. Seguimos con los contrastes, y es que los tres mundos están tratados de una forma muy particular. Las escenas del campo de concentración son en blanco y negro, firmando un claro contrapunto con las del cabaret, que no solo es en color, sino que hay gran variedad de tonos y con bastante saturación. Por último, la época de 2004 también es en color, pero con una tonalidad y una fotografía más realista que también hace que se vea diferente al Tindaya.

La realización también es muy diferente, pues depende del escenario en el que nos ubicamos podemos encontrarnos unos planos más rudos, fijos y rígidos o planos con más movimientos y más libres. Y, por último, también contrasta el tono, pues en uno es prácticamente una tragedia, el otro un drama y el cabaret es una comedia donde sonreímos e incluso nos podemos permitir reír.

Lo de Patrick Criado y compañía

El reparto de la serie es espectacular. Partiendo de Patrick Criado, que se come cada escena en la que aparece con su personaje de La Vespa, llenando de luz cada uno de sus planos. Aunque ya cuenta con una trayectoria a sus espaldas, muchos van a conocer a Marcos Ruiz, quien da vida a Ariam (el personaje que vemos en 2004 y retrocede hasta los 50 recordando esta dura época).

Ambos, están acompañados por un reparto de lujo con unos personajes que son una delicia, como son el ya mencionado Miquel Fernández, Raúl Prieto (Boncho), Javier Ruesga (La Sissi), Luifer Rodríguez (La Pinito) y Jorge Usón (Conde Fénix), como otros reclutados; Israel Elejalde (Don Anselmo), Roberto Álamo (La Viga), Mingo Ávila (La Rata) o José Luis García Pérez (El Andaluz), como trabajadores en el campo de concentración; Carolina Yuste (Nisa), como aparición en el Tindaya; o Jorge Perugorría en el papel de Airam en el 2004 y Ana Wagener (Agueda), como su exmujer y madre de sus hijos.

No va a estar exento de polémica

El equipo de la serie ya debe tener presente que la serie no va a estar exenta de polémica. El personaje de la Sissi, una reclutada trans atrapada en el cuerpo de un hombre, está encarnado por un chico cis. Está claro que esta interpretación por parte de Ruesga con el mayor respeto posible (su trabajo de diez), pero esta elección va a avivar el debate de que una actriz trans tendría que haber sido quien diera vida a esta mujer. Siguiendo en la misma línea, también habrá quien vuelva a poner sobre la mesa la controversia de que haya actores heterosexuales interpretando personajes homosexuales.

Conclusiones

Con todo lo expuesto, queda claro que estamos ante un gran proyecto y una apuesta que no va a pasar desapercibida por su temática, su estética y su riesgo. El franquismo trató de borrar muchos de sus delitos y es algo que no tiene que olvidarse porque significaría que se salieron con la suya. Nos despedimos dando las gracias a todo el equipo que se ha involucrado de esta manera tan personal en el proyecto y a Atresplayer Premium por seguir apostando por historias LGTBI, dando visibilidad y normalizando el colectivo con cada uno de sus proyectos.

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