La libertad bien entendida ha sido el factor diferencial de Movistar+. Como todas las plataformas, la de Telefónica ha tenido sus altibajos en términos de producción original, pero sus cimas tienen un punto en común: darle rienda suelta a sus creadores. Siguiendo esta estrategia, talentos como Paco León, Berto Romero, Leticia Dolera o Rodrigo Sorogoyen han podido aplicar, sin aparentes constricciones, sus particulares filtros a la realidad que nos rodea, dando como resultado un abanico de series tan diferentes entre sí como enriquecedoras para el espectador.
Jason Fernández y Bebe, hijo y madre en 'Libertad'
En cualquier caso (y versión) los protagonistas de esta historia son la presa Lucía "La Llanera" y su hijo, Juan, que ha nacido entre unas rejas que le han impedido disfrutar del mundo que le rodea. Un mundo en pleno cambio, abocado a un progreso que promete fulminar a aquellos que traten de evitarlo y existir por libre, sin rendir cuentas a nadie. En medio de esa transición, ambientada en el siglo XIX, Lucía es puesta en libertad, pero sus planes se frustran cuando se convierte en el epicentro de una red de traiciones, remordimientos e inspiraciones literarias.
Crepúsculo bandolero
En plena marejada, Lucía representa el anhelo de vivir sin dueño, un tema intrínseco al western y, por tanto, si lo extrapolamos a nuestro país, al bandolerismo. Por tanto, los John Wayne o Toshiro Mifune de 'Libertad' son Bebe, Isak Férriz y Xabier Deive, cuyos personajes distan en personalidad, pero que, a fin de cuentas, comparten esa ambición utópica de campar a sus anchas mientras los gobernantes tratan de darles caza para extinguir a su salvaje especie. Las chispas resultantes de ese choque frontal son los abundantes estallidos de violencia a los que nos tiene acostumbrados Urbizu, pero que en esta ocasión en lugar de quedar plasmados sobre la intensidad del melodrama oscuro de 'Gigantes', lo hacen en el óleo al natural de 'Libertad', que se sumerge en campos verdes y ocres para dejar unas estampas realmente bellas.
La fotografía juega un papel fundamental a la hora de retratar esos paisajes, que se convierten en una inmejorable puesta en escena para esta historia que se esconde en los bosques. Precisamente, la factura visual es uno de los principales atractivos de 'Libertad', lo cual permite que su transición de la televisión al cine sea factible. No obstante, ese cuidado estético no condena a Urbizu a una pulcritud incoherente, ya que la suciedad que cubre los cuerpos de los protagonistas y la sangre que emana de sus actos deleznables no son omitidas, sino que tienen cabida desde el comienzo para intensificar la desesperación de los personajes, que se encuentran en pleno ocaso de su estilo de vida.
Jason Fernández y Ginés García Millán reman en 'Libertad'
Moneda de cara única
Todo lo expuesto en los párrafos anteriores se puede encontrar tanto en la serie como en la película. Entonces, ¿qué versión es mejor? Realmente no hay grandes diferencias entre ambas, ya que la cinta condensa en unos 130 minutos el grueso de la trama, sin dejarse nada relevante por el camino. Por su parte, la serie, que consta de cinco episodios, contiene alrededor de una hora de metraje extra, que no aportará gran cosa a quienes hayan visto la película. Hay secuencias que se extienden, momentos que ayudan a rellenar ciertos huecos evidentes en el filme y personajes casi inexistentes que tienen mayor incidencia. No obstante, estos añadidos no son suficientes para justificar un revisionado para quienes vengan de la sala de cine. Lo mismo sucede en el sentido contrario, ya que quien vea primero la serie no tendrá demasiadas razones para ver la versión reducida.
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