Las series de televisión llevan un tiempo cambiando el rumbo de sus contenidos consiguiendo cada vez más un empoderamiento del colectivo LGTBI. Durante años hemos visto al niño gay como el típico personaje que era el graciosito y que estaba como apoyo del protagonista. Y eso cuando había un personaje gay, que en muchas historias directamente han sido invisibles. Sin embargo, ahora estas voces ya no son de personajes secundarios sino que han conseguido estar en un primer plano, siendo el mayor foco de interés de algunas series.
Carlos González, en la etapa de joven de 'Maricón perdido'
Más allá de esto, ¡qué interesante es que siga habiendo referentes! ¡Qué bueno es que adolescentes confusos tengan series como estas en las que poder entender muchas cosas y poderse encontrar! Y precisamente ese es el objetivo de 'Maricón perdido' y de su creador Bob Pop: su intención no es arrasar y convertirse en todo un fenómeno, sino llegar y abrazar a todos aquellos que la necesitan.
Bob Pop, creador de 'Maricón perdido', donde se narra su propia historia
Y a través de esta historia que te estremece y te hace reír a partes iguales nos encontramos muchos pedazos de la identidad de Bob Pop. 'Maricón perdido' te invita a reflexionar de una gran cantidad de aspectos que están presentes en la sociedad. Estamos hablando de la hipocresía que hay dentro del propio mundo LGTB, de la doble moral de muchas personas, de las consecuencias del acoso sin quedarse solo en el acto puntual, de la violencia innecesaria que se produce por los temas menos pensados, y de un largo etcétera más. Y todo mostrando sucesos de maltrato, de abuso sexual, de bullyng, de homofobia, de amistad, de sexo consentido... y de búsqueda de nuestra propia identidad.
Candela Peña, en una escena de 'Maricón perdido'
Como hemos comentado, su forma de pensar y su sentido del humor también tienen mucho que ver en el tono de la serie. Bob Pop tenía claro que su manera ver la vida era como tenía que contarse la historia, saltando de lo trágico a lo cómico, haciéndote reír en escenas muy delicadas o consiguiendo que te salte una lágrima en el momento que menos te lo esperabas. Esa fusión de comedia con el drama más duro encaja a la perfección. Igual que lo hace la mezcla de costumbrismo y fantasía, pues en ocasiones vemos las ensoñaciones de nuestro protagonista que nos llegan a poner los pelos de punta.
Gabriel Sánchez, en 'Marción perdido'
Ellos dos son los protagonistas y posiblemente la parte menos conocida hasta el momento del equipo artístico. Sin embargo, pasa todo lo contrario con los personajes secundarios que también están de diez. Candela Peña demuestra una vez m´s ser una actriz camaleónica, interpretando a una madre tan cruel que el que el espectador dudará si reírse en ciertos momentos o no. Pero para cruel el padre, a quien da vida Carlos Bardem y de quien ni tan siquiera aparece su rostro completo en pantalla en ninguna ocasión. "Me hubiera vuelto a dar miedo como me daba mi padre", ha reconocido ahora Bob Pop sobre esta decisión. Y el elenco lo completa una serie de intérpretes de la talla de Alba Flores, Miguel Rellán, María Romanillos, Ramón Pujol, Javier Bódalo o Júlia Molins.
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Si hay que destacar algo que flojee en esta serie es que se tratan distintos temas con los que el espectador desearía que se profundizara un poco más, como las amistades, el trato con los padres (sobre todo con él) o sus aventuras nocturnas en busca de sexo. Pero si este es el único problema, propongo una solución a este: segunda temporada. Que seguro que Bob Pop ya le está dando vueltas a la cabeza con muchas ideas que nos volverán a llegar al corazón.