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Durante décadas los videojuegos han sido un pozo de licencias televisivas y cinematográficas, llegando a adaptar al ocio interactivo productos tan dispares como 'Mujeres desesperadas' y "El club de la lucha". Sin embargo, la consolidación de la industria y el alzamiento de propiedades intelectuales tremendamente lucrativas ha girado la tornas, provocando que tanto el cine como la televisión se tomen más en serio la competencia que suponen los videojuegos, que tienen el potencial de absorber cientos de horas de su entregado público. Por eso resultaba extraño que ninguna serie retratara el mundo de los videojuegos desde sus entrañas, tan controvertidas como fascinantes. Al menos hasta ahora, ya que 'Mythic Quest: Raven's Banquet' llena ese vacío con creces.
Ian porta la última feature del juego
De hecho, el subtítulo 'Raven's Banquet' responde a la última expansión de "Mythic Quest", cuyo lanzamiento supone el punto de partida de la serie. En ese momento, los nervios están a flor de piel en la compañía, cuyas caras visibles son Poppy (Charlotte Nicdao), líder del equipo de programación, frustrada por la limitación creativa que implica estar supeditada a los delirios de Grimm; el productor ejecutivo David (David Hornsby), cuya autoridad es puesta en duda a diario sobre todo por Jo (Jessie Ennis), su nueva y perversa ayudante, que esgrime su corrosiva y oscura sinceridad a la mínima de cambio; Brad (Danny Pudi), desalmado responsable de monetización; el veterano guionista CW (F. Murray Abraham), un alcohólico anacronismo que trata de darle cohesión narrativa al juego; y, por último, Dana (Imani Hakim) y Rachel (Ashly Burch), dos testers que se encargan de explorar el juego de arriba abajo para corregir bugs y demás errores.
CW, Brad, David, Ian y Poppy durante una reunión
Abrazando la controversia
Ese variopinto grupo representa los diferentes estratos del desarrollo de videojuegos, desde el marketing abusivo a la minuciosa creatividad, mostrando las fricciones que se producen entre ellos y con la comunidad de jugadores. A diferencia de 'The Office', la comedia que redefinió el formato de la sitcom clásica, donde el producto que comercializaban sus trabajadores no tenía la menor importancia, aquí "Mythic Quest" lo es todo para sus responsables, y eso implica un contacto directo con los jugadores que lo consumen, incluyendo streamers de catorce años que pueden definir el éxito o fracaso de un trabajo de años en cuestión de segundos. De ahí emergen hilarantes tramas que dotan de vida a este juego ficticio, que se muestra en multitud de transiciones como si de la fachada de 'Friends' se tratara.
Porque el elemento primordial de la serie es su profunda comprensión del mundo que retrata, ya que en ningún momento nos vemos repelidos por representaciones agotadas de lo que implica jugar a videojuegos, afición que muchos siguen considerando una pérdida de tiempo sin ambiciones artísticas. De la misma manera, 'Mythic Quest' no se conforma con mostrar las luces de una de las industrias más prolíficas del entretenimiento contemporáneo, sino que está más interesada en bailar en la oscuridad de sus prácticas más cuestionables, siempre desde un vibrante, inteligente y sensible sentido del humor, heredero de 'Colgados en Filadelfia', donde se han consagrado previamente los guionistas McElhenney, Megan Ganz y Charlie Day.
Los tres cocreadores indagan a lo largo de los nueve episodios de 'Mythic Quest' en temas de actualidad relativos al entorno de los videojuegos: los micropagos, el crunch, el sexismo recalcitrante, la inexistente sindicalización, los arrebatos de odio de la comunidad... Y además de exponer todo eso sin renunciar a la comedia, a mitad de camino la serie sorprende con un episodio excepcional, que entrelaza una historia de amor con el noventero auge de la violencia como atractivo de marketing para vender videojuegos, reflexionando también acerca de cómo los intereses comerciales fagocitan la integridad artística. Desgraciadamente, 'Mythic Quest' sufre un bajón después de esa joya, que contrapone la pasión individual con el entramado industrial, pero, en términos generales, su elocuente compromiso y su honesta humanidad son razones suficientes para llegar al final del camino.
Ian captura sus movimientos para integrarlos en el juego
Vidas ilimitadas
En realidad, el jefe final todavía está por venir, ya que la serie ha renovado por una segunda temporada antes de su estreno, y es que 'Mythic Quest', como 'Colgados en Filadelfia', desprende un aire de inmortalidad que le augura un extenso futuro. Al fin y al cabo, se pueden extraer centenares de tramas alocadas, profundas y audaces del mundo de los videojuegos, que finalmente tiene su representación definitiva en Apple TV+, cuyo arranque de año, apoyado en el inspirador optimismo de 'Little America' y las divertidas peripecias de 'Mythic Quest', no podía haber sido mejor.