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La postura general de occidente ante la Guerra Civil de Siria ha sido la ignorancia. Sí, ha tenido un papel determinante en el conflicto e incluso ha sufrido sus efectos, al recibir a sus refugiados y sufrir los ataques terroristas del autoproclamado Estado Islámico, pero no despierta demasiado interés entre la población general de los países judeocristianos. 'No Man's Land', serie de Hulu estrenada en HBO España, pone su granito de arena para aproximar al espectador del mainstream estos hechos históricos, tratando de acercarse a ellos con respeto al tiempo que desarrolla una trama trepidante y consiguiendo solo parte de sus objetivos.
Felix Moati es Antoine en 'No Man's Land'
La yihad personal
Con el afán de mostrarnos todos los lados del conflicto, y aunque la trama de Antoine suele permanecer en primer plano, la historia salta de un protagonista a otro, cambiando por el camino también idiomas, localizaciones e incluso el tiempo del relato. De hecho, la serie se organiza en gran parte de los episodios en una estructura similar a 'Perdidos', por la que cada capítulo parte de un presente desconcertante y alterna este con flashbacks centrados en uno de los personajes que dan mayor sentido al argumento central. Gracias a este recurso, consigue adentrarse en personajes muy diferentes unidos por el complejo tapiz tejido por la Guerra de Siria de forma muy eficaz.
La desaparición de Anna (Mélanie Thierry) centraliza el comienzo de 'No Man's Land'
Las historias personales sirven para representar las motivaciones de diversos grupos reales en el conflicto, aunque al quedarse solamente en eso falla a la hora de describir la realidad social de las milicias kurdas y del Estado Islámico, que apenas parecen separadas por su fanatismo religioso cuando podrían haberse explorado diferencias ideológicas más profundas. Del mismo modo, se echa de menos poner el foco en algún miembro del ISIS que haya vivido la ascensión del Califato desde dentro, puesto que todo el punto de vista interno de esta importante facción en lucha proviene de militantes reclutados en Europa.
Punto de vista occidental, pero no complaciente
Las milicianas kurdas del YPJ son uno de los puntos de vista de 'No Man's Land'
Esta falta de matices en estos y algunos otros puntos da lugar a deficiencias en uno de los mayores atractivos de la serie, como es el acercamiento a la realidad de los hechos narrados. Ni siquiera se exploran en profundidad las dinámicas de la YPJ, grupo de milicianas sobre el que la propia ficción parece sentir cierta fascinación pero que prefiere mostrar de forma incidental. Así pues, a la hora de poner de relieve la realidad Siria esta ficción es más apta para quienes demanden una primera toma de contacto simple.
Sí que se tiene más éxito en explorar con mayor extensión las implicaciones y responsabilidades de los occidentales en el conflicto. En este apartado hay que destacar que los creadores, los judíos Ron Leshem, Maria Feldman, Eitan Mansuri y Amit Cohen, no tienen reparos en señalar a occidente en general y a Israel en particular como una parte interesada y manipuladora, que busca orientar la guerra hacia lo que más le beneficie.
El protagonista que la serie no merecía
James Kirshna Floyd y Dean Ridge son dos amigos pertenecientes al ISIS en 'No Man's Land'
Dentro de ese contexto general que muestra algunos agujeros, la maraña de historias interconectadas que se nos presenta es sólida y atrapante. Destaca entre ellas la de Nasser, miembro circunstancial del ISIS interpretado con una espectacular sutileza por James Krishna Floyd, que se enfrenta a algunos de los dilemas más potentes de la serie, haciendo visible la difícil posición de un islamista no radicalizado que al tiempo tiene que sobrellevar el desdén de las potencias extranjeras que deberían ser sus aliados contra el yihadismo. En ello también se profundiza a través del personaje de Anna, cuya trama es uno de los mayores misterios de la serie y que se revela en el capítulo más vibrante.
Por contra, el propio protagonista, Antoine, va perdiendo fuerza según avanza el argumento. En un primer momento, es el personaje idóneo para que un espectador europeo entre en el contexto, representando a la perfección la indiferencia y superficialidad con la que se ha tratado el conflicto fuera de sus fronteras. Su desconocimiento del panorama sirio es una gran puerta de entrada que, sin embargo, nunca acaba por aprovecharse del todo. Más aún, este punto de partida parecía exigir un arco de transformación que nunca llega a darse de forma real, por lo que se enquista y a ratos dificulta la empatía con él. Por si fuera poco, por momentos camina por narrativas llenas de cliché, arrastrando con él a otro personaje que se prometía tan interesante como el de la guerrillera Sarya (Souhelia Yacoub).
Abierto a la incógnita
Simon Harrison es carismático un miliciano voluntario en Siria en 'No Man's Land'
A pesar de algunos patinazos con estos personajes, la primera temporada aguanta muy bien el peso de un armazón de historias correctamente hilado. El final promete una continuación que tiene difícil soportar el peso de las promesas realizadas en esta primera tanda de capítulos. Algunos personajes penden de un hilo muy fino, y sostenerlos en ese entorno hostil en que la serie se mueve sin perder el realismo es todo un reto. No obstante, de pasarlo tienen la oportunidad de superar con creces lo ya hecho. Y si en el camino de hacerlo profundizan en las realidades descritas y aportan mayores puntos de vista, mejor que mejor.
De momento, 'No Man's Land' peca de esa falta de profundidad que, sin embargo, en un primer momento pretende, y de una visión excesivamente occidental de una realidad árabe como es el ISIS y su lucha contra él. Eso sí, por eso mismo puede ser un primer acercamiento muy válido y desprejuiciado para un espectador ajeno a esas realidades, a través de unas tramas enlazadas que tienen su dosis justa de intriga, thriller y drama para enganchar.