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Perry Mason tan solo perdió un caso. Durante las nueve temporadas que estuvo en antena, el legendario abogado defensor interpretado por Raymond Burr, como un boxeador que apenas ha besado la lona, registró una única derrota. Todo un ganador capaz de llegar en el último minuto para salvar a su cliente. El héroe de toda la vida que el público de mediados del siglo XX ansiaba ver en su flamante televisor. Desde entonces ha llovido mucho en la pequeña pantalla, tanto que el nuevo Perry Mason llega a HBO empapado de culpa y presentado como un perdedor con multitud de aristas morales, es decir, como el (anti)héroe contemporáneo que ya nos hemos acostumbrado a amar a pesar de sus numerosos defectos.
Shea Whigham y Matthew Rhys en 'Perry Mason'
Cuando el proyecto aterrizó en HBO en 2016, el cóctel de talentos evidenciaba las intenciones de la cadena: Robert Downey Jr. iba a interpretar a Mason a partir de los guiones de Nic Pizzolatto, creador de 'True Detective'. Cuatro años después, Pizzolatto, que desgastó su antología policiaca a marchas forzadas, ha abandonado HBO para afincarse en Disney, y Downey Jr. ha entregado el testigo protagonista a Matthew Rhys, cuyo recorrido en 'The Americans' le ha consolidado en la pequeña pantalla. Tras estos cambios, al frente de la sala de guion quedaron Ron Fitzgerald y Rolin Jones, que cuentan entre sus créditos títulos como 'Friday Night Lights', 'Boardwalk Empire' o 'Westworld'. A diferencia de lo que habría cabido esperar con Pizzolatto como arquitecto creativo, Fitzgerald y Jones huyen de la intensidad extrema y de las innovaciones narrativas, ofreciendo un producto más asequible, pero no por ello menos efectivo.
Tatiana Maslany en 'Perry Mason'
Calles de antes, ojos de ahora
En cuanto al argumento de este reboot de 'Perry Mason', hay que señalar que se trata de una precuela, por lo que su protagonista no pasa tanto tiempo en el juzgado como su yo futuro, sino en ambientes tétricos buscando pruebas para resolver el mediático caso que le puede cambiar la vida: un macabro asesinato que oculta una conspiración mayor. En oposición a la serie original, un procedimenal que contaba con capítulos autoconclusivos, esta nueva versión extiende un único caso a lo largo de toda la temporada. De esta manera, el detective interpretado de manera soberbia por Rhys se pierde y reencuentra constantemente en los vericuetos de una sociedad sumida en la Gran Depresión. En ese contexto de asfixia social, económica y moral, los conceptos del bien y del mal se han polarizado al extremo, pero Mason no encaja en ninguno de ellos, ya que, a pesar de tener como objetivo último alcanzar la verdad, sus métodos para cruzar esa meta son muy cuestionables.
Sin perder de vista en ningún momento esas imperfecciones, la serie no salta de lleno al charco de los antihéroes pioneros mencionados anteriormente. En pos de una representación más diversa, Fitzgerald y Jones construyen un protagonista anacrónico al no atribuirle una mentalidad más ligada a su época, y por lo tanto intentan a toda costa que no genere rechazo ni hiera sensibilidades. A Mason le son indiferentes la homosexualidad y los prejuicios de raza y de género, aunque eso no implica que la ficción retrate un mundo idílico, exento de racismo, misoginia y homofobia. Es ahí donde entra en juego un surtido elenco de secundarios, incluyendo a varios personajes de las novelas de Erle Stanley Gardner en las que se basa la adaptación, que sufren esas discriminaciones. De hecho, el mismo caso que vertebra la temporada representa un tema vigente a día de hoy: la facilidad con la que la sociedad culpa a las mujeres por comportamientos que se perdonan sin consecuencias a los hombres.
Al no centrarse exclusivamente en las pesquisas y los traumas de su protagonista, 'Perry Mason' se crece al apoyarse en el trabajo de Juliet Rylance, Chris Chalk, John Lithgow, Shea Whigham, Gayle Rankin, Justin Kirk y Stephen Root. Mención aparte merece Tatiana Maslany, que sirve de contrapunto al hastío de Mason. La protagonista de 'Orphan Black' brinda aquí una fascinante demostración de presencia escénica al meterse en la piel de una predicadora que realmente cree en el humo que está vendiendo. Su energía y conflictos personales regalan algunos de los mejores momentos de los ocho episodios. Además, su duelo con Mason se puede extrapolar al equipo de dirección de la serie. Por un lado, nos encontramos con Tim Van Patten, un veterano de HBO desde los tiempos de 'Los Soprano' y 'The Wire', y en la otra cara de la moneda está la cineasta turca Deniz Gamze Ergüven, que debutó con la imprescindible "Mustang". La sinergia entre ambos hace que el gusto por el noir clásico y la expresión de una violencia gráfica vayan de la mano de una profunda y evocadora exploración emocional de los personajes.
Matthew Rhys encarna a Perry Mason antes de su estelar carrera como abogado
Renace un referente
Si la 'Perry Mason' emitida entre los años cincuenta y los sesenta era una serie de su tiempo, la revisión de HBO no lo es menos. No revoluciona el manido concepto de antihéroe que tanto ha explotado la propia cadena, pero no da síntomas de agotamiento al explorar diferentes voces, que atraviesan una puesta en escena tan efectiva en sus incursiones callejeras de thriller detectivesco como en sus emocionantes alegatos de drama judicial. Y aunque esta historia de origen haya sido vendida como una miniserie, HBO tiene entre manos un producto de gran potencial para extenderse a lo largo de los años y expandir sus atractivas inquietudes. Puede que su protagonista no sea el ganador impecable de antaño, pero eso es precisamente lo que hace de él (y de la serie) todo un triunfo.