OPINIÓN

Crítica de 'Promesas de arena': El amor vuelve a Oriente en una serie donde resulta lo menos interesante

Andrea Duro, Daniel Grao, Blanca Portillo y Francesco Arca protagonizan la ficción de Televisión Española sobre el conflicto en Oriente y el trabajo de los cooperantes.

Por Fernando S. Palenzuela El 11 de Noviembre 2019 | 23:56

Televisión Española regresa a las historias románticas con 'Promesas de arena', una ficción en la que el amor entre una joven de Occidente y otro de Oriente se verá limitado por el choque cultural entre ambos. Todo ello en el marco del conflicto bélico y terrorista en una ciudad ficticia de Libia a la que acuden diferentes cooperantes españoles con la intención de ayudar a quien lo necesite.

Francesco Arca y Andrea Duro son Hayzam y Lucía en 'Promesas de arena'

Andrea Duro y Francesco Arca dan vida a Lucía y Hayzam, sus dos protagonistas, pero la serie cuenta con rostros tan conocidos como Daniel Grao y Blanca Portillo, a los que se les suma Marcel Borràs, Thaïs Blume, Jairo Sánchez y Somaya Taoufiki, entre otros. Oriente y Occidente se vuelven a ver confrontados en la adaptación de la novela homónima, pero precisamente ahí está el gran problema de la serie: volvemos a ver una ficción que, en esencia, no presenta novedades.

En alza el trabajo de los cooperantes

El principal problema que guarda 'Promesas de arena' es que su historia ya se ha visto en otras ocasiones, aunque cambiando la excusa para ello. Además, resulta un paso atrás, pues tiene ciertas reminiscencias a 'El Príncipe', 'El tiempo entre costuras' o 'Un burka por amor', solo que unos años después. Igual se debe a que la novela de Laura Garzón es de 2015, año en el que estaban en auge estas ficciones; sin embargo, los tiempos cambian y algunos espectadores pueden sentir cierta saturación en cuanto a la temática.

No obstante, sí que refleja algo novedoso y, en suma, plausible: la ayuda que los cooperantes realizan a países necesitados. Los españoles que vemos en la serie se encuentran en esta ficticia ciudad libia escapando de su vida en España, pero tratando de ser todo lo útiles posibles. 'Promesas de arena' ayuda a poner en alza el trabajo altruista de todas estas personas que, sin intención de recibir nada de vuelta, dan todo lo que tienen por ayudar a otros. Por tanto, este punto resulta el aspecto más positivo, acercando su vida, aunque ficcionada, a los espectadores.

Blanca Portillo y Daniel Grao son Julia y Andy en 'Promesas de arena'

Eso sí, el hecho de que no aporte nada nuevo a la ficción española ni al ente público, quien parecía haberse adentrado en otras ficciones más arriesgadas como 'Estoy vivo' o 'Malaka', no quiere decir que no cumpla a la perfección su objetivo de entretener al espectador. La serie producida por Atlantia Media goza de ritmo, especialmente en su inicio, en el que deja claras todas las tramas y relaciones que se van a establecer y por las que este melodrama irá navegando en sus seis episodios.

Un aliciente para verla es, sin duda, los espacios en los que se ha rodado. Túnez ejerce de réplica de Libia y el hecho de grabar en exteriores naturales le da un toque de realismo. 'Promesas de arena' destaca por su lograda producción, y es que lo bueno de estas series es que la localización acaba jugando no solo un papel más, sino convirtiéndose en parte indispensable, como si se tratara de un personaje con autonomía.

Falta de fuerza en la protagonista

Pese al amplio número de actores de la serie, los que llevan el peso son Duro, Grao, Portillo y Arca. Sin embargo, la historia de amor entre Lucía y Hayzam resulta recurrente, resultando mucho más interesante la que vive Jaime, el personaje de Borràs, y por la que se pone sobre la mesa la homosexualidad en estos países. Además, Lucía resulta un personaje al que le falta fuerza y carácter, por mucho que esté decidida a arriesgar su vida por sus ideales y su compromiso. Aunque comienza mostrando decisión, esta se va diluyendo y casi resulta un maniquí de las tramas. Esto provoca que Andrea Duro no destaque en su interpretación, dejando que otros actores más secundarios se abran paso por delante de ella.

Blanca Portillo y Thaïs Blume son Julia y Berta en 'Promesas de arena'

Ese es el caso de Thaïs Blume, quien resalta en este elenco con su papel de doctora enfadada con la vida, o Somaya Taoufiki, uno de los grandes descubrimientos gracias a ser el mayor reflejo musulmán de las tramas en el hospital de los cooperantes de 'Promesas de arena'. También es necesario mencionar a Daniel Grao y Blanca Portillo, quienes se mantienen estables en su trabajo, aunque sin brillar. Sin embargo, la doble identidad de Julia (Portillo) y Hayzam y esa ambivalencia constante dotan a este proyecto de mayor interés, especialmente en el caso del personaje interpretado por el italiano, quien juega al despiste continuamente y se muestra como un personaje tanto con lado oscuro como luminoso. Ambos son los protagonistas de la trama de thriller que complementa la amorosa y que se basa en el tráfico de armas al ISIS, una de las más interesantes y mejor llevadas por su continuo juego del gato y el ratón.

'Promesas de arena' no es una ficción arriesgada, especialmente años después del éxito de las series que ahondan en la confrontación cultural, aunque sí que realiza una labor loable de destacar el trabajo de los cooperantes. Por propia decisión, la serie pasa por alto cuestiones sobre las diferencias culturales que podrían haberse exprimido más para promover en el espectador una autocrítica, especialmente en un momento político en donde resulta más importante que nunca tender la mano y acercarse a aquellos con una cultura distinta a la nuestra. Quizá de haber estado más comprometida, hubiera conseguido marcar la diferencia.