'Ser o no ser' fue uno de los grandes aciertos de la ficción de RTVE gracias al hecho de poner el foco en la realidad trans, uno de los colectivos más silenciados y que tan duramente están luchando por conseguir reconocimiento. El trabajo de Coral Cruz como creadora y guionista de la serie fue espléndido y, por suerte, el ente público ha revalidado su confianza en este proyecto concediéndole una segunda temporada, que ya está disponible.
Todavía quedaba mucho por conocer sobre la historia de Joel, interpretado por un Ander Puig ya más reconocido gracias a su trabajo en 'Élite'. La temporada anterior acertó a la hora de presentar un léxico asociado al universo trans, como binder o disforia, a un público cis nada normalizado con él. Pero, además, ayudó a mostrar la realidad de un joven adolescente que tiene que enfrentarse a sus miedos e inseguridades al tiempo que quiere sentirse feliz y contento con su proceso de transición. En esta segunda tanda, Joel ya ha salido del armario como chico trans, pero esa no es, ni de lejos, la solución a sus problemas.
Alicia Falcó, Ander Puig y Berta Galo en 'Ser o no ser'
Ya en el primer episodio, el proyecto producido por Big Bang Media (The Mediapro Studio) muestra en sus primeros minutos la disforia que siente Joel al verse con genitales femeninos. Su sueño nos presenta un momento en el que el personaje ya se ha realizado la mastectomía y puede sentirse libre para mantener relaciones sexuales con una mujer. Sin embargo, cuando despierta se da de bruces contra la realidad al tener que volver a ponerse el incómodo binder durante todas las horas que pasa en el instituto.
Crítica a los tiempos de la sanidad pública
Toda la temporada gira alrededor del esfuerzo de Joel y de su madre por conseguir sus respectivas operaciones. Si en la primera temporada vivieron un camino similar por la disforia que ambos sentían, en estos episodios sus miras están puestas en operarse. Mientras que Ana quiere reconstruirse el pecho tras haber superado el cáncer, Joel quiere quitárselo. Y ambos se encuentran con un problema común: las largas listas de espera de la sanidad pública. 'Ser o no ser' realiza una crítica a la falta de recursos existentes en la Seguridad Social para ayudar a las personas a conseguir sentirse a gusto con su cuerpo, mostrando cómo la única alternativa es someterse a una costosa cirugía por la sanidad privada.
Puede parecer baladí el hecho de aguantar y esperarse unos años más hasta que te llegue el turno en esa larga lista de espera, pero ahí entra otra de las duras realidades que sufren todas estas personas, recordemos que tanto cis como trans, cuyo cuerpo les produce este sentimiento: los problemas de salud mental. Joel confiesa en varias ocasiones que está comenzando a tener pensamientos negativos por el rechazo que le producen sus genitales y, aunque trata de calmarlos, la espera por conseguir verse bien es tan agónica que acaba sacrificando su tiempo libre, y su rendimiento en los estudios, por conseguir el dinero que le hace falta para la operación.
Reparto de 'Ser o no ser'
Uno de los puntos favorables de esta segunda temporada de 'Ser o no ser' es apuntar a la salud mental de una manera tan directa. Aunque en la anterior temporada se atisbaban retazos, en esta directamente hablan de suicidio en su primer episodio a través del personaje de Bruna, la nueva incorporación a la que interpreta Alicia Falcó. No obstante, la serie le da una vuelta de tuerca, puesto que ya hemos visto reflejado el suicidio en otras ficciones y quizá en 'Ser o no ser', de una manera tan directa, podría no casar con la línea que sigue. Por ello mismo, han optado por esa culpa que atormenta a las personas que han tenido cerca a alguien que, finalmente, ha puesto fin a su vida. Bruna siente el dolor por la muerte de su mejor amigo y la única forma en la que consigue aplacarlo es con el alcohol. Se trata de adolescentes que solo encuentran espacio en las adicciones para anestesiar y calmar esa culpa.
Le da a las tramas el tiempo que necesitan
Hablando de Bruna, su incorporación ayuda a sofocar la inseguridad que padece Joel por el hecho de ser un chico trans y querer tener relaciones con chicas cis. Si ya le vimos sufrir con Ona por esto mismo en la temporada anterior, Bruna se toma la identidad de Joel con una normalidad que ojalá ocurra en todos los casos similares. "¿A ti te importa que yo sea una chica cis?", le pregunta al personaje de Puig antes de besarlo.
Una de las mejorías de esta temporada respecto a la anterior se encuentra en el modo en el que han sabido darle a las tramas el espacio que necesitan para su desarrollo. La primera temporada pecó de resolverlas muy rápidamente, pero esta, por suerte, ha sabido manejar mucho mejor los tiempos. La homofobia que sufre Álex en su propia casa y el pase que tiene que hacer Ricky por su novio ayuda a abrir las miras y expandirse a otra parte negativa que padece el colectivo LGTBIQ+. Quizá lo que más falla es el cambio de perspectiva que se hace en Víctor, dado que intentan borrar esa máscara, como él mismo dice, de soberbia y pasotismo. El joven le confiesa a Ona que su actitud chulesca se debe a la dislexia que sufre y a no querer quedar retratado como el lento de la clase. Sin embargo, esta confesión se produce con tal rapidez y de la nada que le resta credibilidad.
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La segunda temporada de 'Ser o no ser' mantiene la misma esencia que la primera, mostrando el camino lógico que sigue Joel y ampliando los problemas de la adolescencia trans. Su frescura radica en saber tocar otros temas de la misma relevancia e incluso ampliarlos a algo tan serio y doloroso como es la alta tasa de suicidio en España. 'Ser o no ser' es una ficción que se alimenta de su sencillez en escenarios y decorados, favoreciendo sentir mucho más cercanos a sus personajes. Aunque quizá las interpretaciones no son las mejores, donde destaca Berta Galo por delante de sus compañeros, su temática toca tan hondo que lo permites. Qué necesario contar con series así.