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'Territorio Lovecraft' no puede ser más directa: lucha sin ambages contra el supremacismo blanco, pero toma su nombre de H.P. Lovecraft, una de las figuras literarias más influyentes del siglo XX, cuyo incontestable legado carga con una pesada losa racista. A pesar de esa controversia, que sigue generando fricciones a día de hoy en la comunidad artística, el protagonista de la nueva serie original de HBO, Atticus (Jonathan Majors), un joven negro, veterano de la guerra de Corea, devora las novelas de Lovecraft (y de otros genios como Ray Bradbury) como vía de evasión de una realidad que restringe su libertad por el color de su piel. Y esa contradictoria naturaleza humana, que se ha convertido en la seña de identidad de la cadena de 'Los Soprano', aquí se aborda con una monstruosa brutalidad.
Atticus se sumerge en uno de sus libros
Esa premisa se resuelve tras un contundente piloto y un segundo episodio que funde ciencia ficción y terror psicológico, los dos géneros que predominan en una serie muy ecléctica, que en un capítulo puede ser 'American Horror Story' y en el siguiente 'Cazatesoros'. En este sentido, 'Territorio Lovecraft' tiene vocación antológica, aunque mantenga un hilo conductor con la historia de sus protagonistas, ya que cada entrega exhibe una personalidad diferente, añadiendo elementos de cine de aventuras, drama familiar o thriller sensual. Siempre por encima de esa versatilidad, muy bien resuelta por cineastas tan experimentados como Yann Demange ('Top Boy') o Daniel Sackheim ('Better Call Saul') y la creadora Misha Green, se encuentra el conflicto que motiva a los protagonistas: evitar la perpetuación del nocivo dominio blanco.
Courtney B. Vance, Jonathan Majors y Jurnee Smollett en 'Territorio Lovecraft'
Pesadilla vigente
Por mucho que la serie esté ambientada en los años cincuenta, cuando el racismo era una lacra mucho más extendida socialmente, no hay que devanarse los sesos para encontrar paralelismos con la situación actual. En un contexto tan viciado como el promovido por un orgulloso xenófobo como Donald Trump, 'Territorio Lovecraft' recurre al estilo hiperbólico de las producciones de género para derribar el intolerante discurso del presidente de Estados Unidos. Y para ello encapsula las consecuencias del racismo en fantasmas, posesiones, rituales y horripilantes monstruos. Pero la relevancia de la serie de HBO no reside únicamente en su vigencia, acentuada por el actual auge del movimiento Black Lives Matter, sino en su atrevimiento, ya que es una propuesta genuinamente original y sugerente.
En su osadía y su deseo por tocar diferentes palos, 'Territorio Lovecraft' peca de una cierta irregularidad, sobre todo cuando más se aleja del horror cósmico para extender tramas menos potentes. Seguramente ese sea el precio a pagar por una de las ficciones más singulares del año, que bebe de fenómenos recientes como "Déjame salir", reflexionando acerca de la cultura de opresión sobre la comunidad negra. Y aunque no alcance la redonda brillantez de la película de Jordan Peele, responsable de aquella y productor de 'Territorio Lovecraft', la producción de HBO acierta al comprender y explotar las particularidades del terror televisivo, ofreciendo potentes dosis de misterios paranormales sobre una base de dolorosa realidad.