CRÍTICA

Crítica de 'The Good Fight' (Temporada 4): Aprendiendo de las desgracias

'The Good Fight' regresa esta 9 de abril consciente de sus errores con un capítulo de realidad ficción digno de 'Black Mirror'.

Por Diego López El 6 de Abril 2020 | 09:49

Como sucesora de 'The Good Wife', probablemente una de las mejores series de los últimos tiempos, a 'The Good Fight' le ha pasado un poco como a la sociedad que intenta reflejar: le ha costado adaptarse a los nuevos tiempos. Mientras la serie madre coincidía completamente con la era Obama, aquellos tiempos de relativa normalidad civil y democrática, 'The Good Fight' tuvo que rehacer parte de su piloto tras la victoria de Donald Trump porque todo el comienzo de la serie se había escrito con la victoria de Clinton en mente.

Desde entonces, y a lo largo de tres temporadas, la serie ha tenido que ir avanzando a un ritmo en el que la realidad más absurda siempre iba por delante de la ficción más imaginativa. Y esto, con el tiempo, había dado lugar a una tercera temporada que más que una crítica de situación que nos estaba tocando vivir, se había convertido ya en una parodia.

Christine Baranski en 'The Good Fight'

Cuidado con lo que deseas

Primero, porque este episodio está centrado única y exclusivamente en Diane Lockhart. Con Rose Leslie definitivamente fuera de la serie y Cush Jumbo como un personaje más, parece que 'The Good Fight' por fin ha decidido convertirse en la serie de Christine Baranski. Y nos encanta. Porque se nota que Baranski no solo es buena en su trabajo, también transmite al espectador la sensación de estar pasándoselo bien en la piel de Diane.

Sin hacer demasiados spoilers, el capítulo "The Gang Deals with Alternate Reality" (si en la temporada pasada le copiaron la forma de titular de 'Friends', parece que esta vez se lo van a copiar a 'Colgados en Filadelfia') se sitúa en una realidad alternativa en la que Hillary Clinton ha ganado las elecciones a Donald Trump. Diane, que primero no se lo cree, pronto descubre que todo tiene consecuencias cuando tiene que representar a Harvey Weinstein en el bufete: sin la victoria de Trump, todo el movimiento #MeToo nunca había existido.

Segundo, toda la reflexión que incluye con respecto a cómo un hecho aparentemente insignificante puede cambiar una sociedad es apabullante. El efecto mariposa. En teoría, que una mujer accediese a la Presidencia de los Estados Unidos debería ser un empujón para las mujeres en el mundo pero finalmente acaba siendo lo contrario.

Tercero, la crítica que incluye a la sociedad y al poder sigue tan vigente como siempre. Diane intenta iniciar el movimiento "Me Too" ella misma pero es censurada en televisión. La gente confirma que todo el mundo sabía lo de Weinstein pero siguen decidiendo correr un tupido velo sobre sus escándalos, sobre todo si hay dinero por delante.