¿El político nace o se hace? A día de hoy, resulta complicado discernir entre vocación genuina y campaña de marketing en esa profesión, que década tras década ha visto cómo su impacto mediático y su prestigio se han disparado en sentidos opuestos. Payton Hobart es fruto de esa dualidad. El personaje de Ben Platt en 'The Politician' es un adolescente convencido de que algún día será presidente de los Estados Unidos, y con esa convicción afronta su primer desafío político de peso: las elecciones a presidente del Cuerpo de Estudiantes del Instituto Saint Sebastian. Impulsado por su ambición, este híbrido de la vehemencia de Alexander Hamilton y la volatilidad de Aaron Burr se embarca en una campaña que encapsula las vergüenzas de la política y la sociedad moderna.
River es el contrapunto emocional de Payton
De la mano de Payton, Ryan Murphy regresa a la ambientación que le proporcionó un alcance global con 'Glee'. Sin embargo, 'The Politician' huye de la inocencia envenenada que fluía por los pasillos del Instituto William McKinley para introducir a sus personajes en un mundo en el que la sensibilidad es un lastre prescindible. En ese entorno, Platt arranca una campaña que pone a prueba sus límites morales, pero el tono elevado de la serie hace que cualquier hostilidad, de la gravedad que sea, no pese en la ligereza de la serie. Porque, paradójicamente, el característico estilo de Murphy, Brad Falchuk e Ian Brennan juega tanto a favor como en contra de 'The Politician', que baila constantemente entre la superficialidad vacua y la autoconsciente.
No es una novedad que los creadores de 'Scream Queens' frivolicen para retratar el mundo contemporáneo, tan hipócrita y contradictorio en tantos ámbitos. No obstante, es evidente que el proceso de hacer atractivo a un personaje como Payton, que padece una nulidad emocional aparentemente crónica, ha sido todo un quebradero de cabeza. Afortunadamente, la habilidosa interpretación de Platt hace que este político en ciernes cobre vida, sobre todo a través de los puntuales momentos musicales que le permiten explorar su parte más sensible. Los demás personajes sufren más para brillar con luz propia, aunque cada uno tenga una disparatada historia a su servicio y suficiente tiempo para desarrollarla, pero, en última instancia, la personalidad de todos ellos está supeditada a la de la propia serie.
Gwyneth Paltrow interpreta a la madre adoptiva de Payton
A la caza del voto del público
En sus mejores momentos, 'The Politician' consigue corroer la capa más superficial del estilo de Murphy, que alberga profundas reflexiones sobre la insensibilización de las nuevas generaciones, la sobreinformación y la invasión de la política en todos los entornos de la vida cotidiana. Además, los ocho episodios que componen la primera temporada son el campo de juego perfecto para que sus creadores lancen incisivas ideas acerca de temas candentes, como el control de armas, el feminismo o la diversidad racial y sexual. Dentro de ese amasijo temático, que se trata principalmente desde la ironía, tiene una gran importancia la reflexión sobre la brecha generacional que separa a padres e hijos. Todas las familias protagonistas, ya sean pobres o podridamente ricas, viven en una farsa, lo cual repele a una juventud desorientada, que antes o después tiene que chocarse de bruces contra la realidad y encontrar a un líder que les represente.
Payton aprovechará cualquier oportunidad de ganar un voto
Ahí entra en juego Payton, cuya historia tiene los mimbres necesarios para extenderse a lo largo de muchas temporadas. De cara a ese prometedor futuro, el gran desafío de Falchuk, Brennan y Murphy será consolidar una personalidad más definida, que no adolezca de las carencias de una primera entrega que no se siente tan compacta y original como debería. De hecho, el segundo episodio es un calco absoluto del estilo de Wes Anderson, tanto a nivel visual como de ritmo, además de imitar su distintiva paleta cromática. Por eso hay momentos, sobre todo al principio, en los que se confunde el sello del trío creativo con el del director de "Fantástico Sr. Fox", pero poco a poco, 'The Politician' va encontrando su propio cauce y en su recta final sienta las bases para una irresistible segunda temporada, que ya ha sido confirmada.
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En definitiva, la primera temporada de 'The Politician' resulta ser un prólogo equiparable a una promesa electoral, en la que cada espectador deberá elegir si confía o no. Y juzgando por lo descarada que ha sido esta toma de contacto, que tiene tanto margen de mejora como confianza en sí misma, nosotros preferimos confiar en que el ritmo adolescente de la serie terminará madurando tanto como sus personajes.