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Barry Jenkins corona una ardua cima en 'The Underground Railroad': echa el lazo a una novela ya de por sí extraordinaria, ganadora del Pulitzer, y la aprieta con precisión hasta concebir una serie igual de brillante, necesaria e impactante. El director de "Moonlight" se aseguró los derechos del libro de Colson Whitehead hace un lustro, meses antes de arrebatarle, literalmente, el Oscar a mejor película a "La La Land". Desde entonces ha estado implicado en esta compleja adaptación, que no solo aprovecha todas las virtudes de su base literaria, sino que las expande con su característica y apabullante sensibilidad.
Cora (Thuso Mbedu) atraviesa Estados Unidos en 'The Underground Railroad'
Al igual que en la novela de Whitehead, el título de la serie alude a una intrincada y clandestina red de líneas ferroviarias horadadas en el subsuelo. El ferrocarril subterráneo conecta multitud de estaciones, más o menos refinadas, para promover el transporte seguro de esclavos del sur al norte de Estados Unidos. Por su extensión y eficacia, esta institución subrepticia, que opera quebrantando las leyes que amparan a los esclavistas, es esencial en las diferentes etapas del viaje de Cora, y Jenkins la captura desde la fascinación y el misterio, aplicando un filtro fantástico cercano al realismo mágico.
Este underground railroad tiene poco que ver con el que realmente amparó a los esclavos afroamericanos en el siglo XIX. El término fue acuñado a mediados de aquel siglo, bautizando así a un solidario entramado de rutas de escape establecido principalmente en el norte por negros libres y abolicionistas blancos. Aunque las cifras son un poco difusas, decenas de miles de fugitivos dejaron atrás su cautiverio gracias a esta legendaria estructura, que en ningún caso contaba con un vasto plano de metro para desplazar a sus usuarios. Por lo tanto, la idea original de ferrocarril subterráneo era figurada, pero Jenkins la asume con absoluta literalidad para convertir esa metáfora sobre la liberación en una auténtica locomotora, que nos transporta y atropella a lo largo de diez episodios sobresalientes.
Caesar (Aaron Pierre) acompaña a Cora en 'The Underground Railroad'
Tortura o libertad
El concepto de libertad que podemos atesorar a día de hoy, y que se adultera con fines políticos, dista de aquel al que aspira Cora. En su caso, la libertad es una lucha a vida o muerte, un circuito a contracorriente plagado de obstáculos. A pesar de todas esas dificultades, el personaje encarnado por Thuso Mbedu no se rinde en ningún momento y, por más que sienta que se aferra a una pastilla de jabón que no para de escurrirse entre sus manos, hace gala de una resiliencia imbatible. A través de sus ojos descubrimos las maravillas del progreso, ligado sobremanera a la explotación de su raza, y la cara oscura de un país en ciernes, que a día de hoy sigue marginando y violentando a la comunidad negra.
Aun así, Jenkins no se centra exclusivamente en la mirada de Cora. En repetidas ocasiones, el director de "El blues de Beale Street" recurre a planos subjetivos para meternos tanto en la piel de la protagonista como de otros personajes. De esa manera experimentamos los últimos parpadeos de un esclavo en llamas o el desarrollo de un linchamiento en la plaza del pueblo. Instantes de una brutalidad terrorífica que contextualizan esa dolorosa realidad a través del prisma de Jenkins, un zahorí capaz de encontrar belleza en lugares inhóspitos.
Y es que 'The Underground Railroad' no es una simple concatenación de terribles sufrimientos, ya que también hay margen para el romance y la camaradería y para explorar las contradicciones de la naturaleza humana. En ese último aspecto destaca especialmente el villano de la serie, Ridgeway, un cazador de esclavos que se toma como algo personal la captura de Cora. El persecutor interpretado magistralmente por Joel Edgerton pivota alrededor del resentimiento y la serie le dota de un bagaje mucho más elaborado que el libro. De hecho, en el afán de la ficción por diversificar los puntos de vista, Ridgeway protagoniza su propio episodio, que es todo un tratado sobre las raíces de los discursos de odio que siguen propagándose en la actualidad.
Homer (Chase Dillon) y Ridgeway (Joel Edgerton) en 'The Underground Railroad'
La importancia de las historias negras
La serie de Amazon Prime Video se hace aún más relevante en un mundo en el que la falta de empatía se ha convertido en una preocupante plaga. Desayunamos viendo un bombardeo sobre Gaza o la enésima víctima de la brutalidad policial en Estados Unidos sin que se nos remueva el estómago. Ya estamos acostumbrados. Jenkins es consciente de esa insensibilización y acerca su cámara a imágenes que agitarán al más cínico. Y no lo hace para exaltar un discurso victimista, sino para comprender el origen de un sufrimiento que se mantiene vigente.
En una comunión poco habitual entre talento, sensibilidad y lucidez, Jenkins hace de su primera serie una auténtica obra maestra dirigida con un pulso clarividente, escrita con brillantez y rematada por interpretaciones demoledoras y la evocadora banda sonora de Nicholas Britell. 'The Underground Railroad' es un puñetazo en el abdomen, un stendhalazo constante y una de las mejores series que vas a ver este año.