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'Urban. La vida es nuestra' llegó a Amazon Prime Video el 4 de octubre con una temporada compuesta por seis episodios. La serie, que forma parte del acuerdo de la plataforma con Mediaset España, retrata la vuelta de Yanet (Asia Ortega) a sus orígenes después de varios años tratando de triunfar en la música en Madrid y solo fracasando en cada intento. En su camino se cruza con Lola (María Pedraza), que huye de una familia acomodada para buscar su propia independencia. La vuelta de Yanet resucitará su mala relación con su madre y su enfrentamiento con Patrick (Bernardo Flores), quien fue su novio hasta que dejó Málaga.
La premisa de la serie, producida por Alea Media, nos trae un planteamiento que era necesario contar: el fracaso. De este modo, indaga a través de Yanet en ese futuro esperanzador que a la generación joven se le ha prometido desde sus primeros años de vida, consolidada en la cultura del esfuerzo, y que no estamos tan acostumbrado a ver en televisión. Atrás queda el éxito de los protagonistas, pues aquí su personaje principal tiene que lidiar con la vergüenza de volver a sus orígenes y enfrentarse a esa estela de soberbia y falsa grandiosidad que dejó cuando marchó a triunfar a Madrid.María Pedraza en 'Urban. La vida es nuestra'
El viaje del personaje de Ortega es el más interesante que se hace, ya que en su contacto con la familia se aprecia el reproche por avergonzarse de la vida que llevaba en Málaga y por no haber triunfado en Madrid como ella se creía. Así pues, la creación de Yanet y sus motivaciones son muy interesantes y logran el favor del público, algo que no se consigue con Lola y Patrick.
En los dos primeros episodios de la serie (los que se han visionado para esta crítica), no conocemos nada de Lola más allá de que proviene de una familia de clase alta. Sus razones para abandonar su vida de ensueño quedan al margen. Si bien es cierto que puede que se guarden para más adelante, no hay que dejar de lado que en un tercio de la serie no se ha profundizado nada en ella como para despertar interés. Lola se muestra como un personaje autodestructivo, pero no hay pinceladas a un porqué que te animen a querer saber más de ella.
En cuanto a Patrick, pese a ser el tercer protagonista, tampoco goza de un carisma tal como para despertar empatía. Es un joven que lucha por el sueño de triunfar en la música y que se aprecia cómo está siendo manipulado por un manager, otro aspecto de 'Urban. La vida es nuestra' en donde sería muy interesante indagar. Se le presenta desde la perspectiva de Yanet y Lola como un joven arisco con aires de grandeza, pero incluso, aunque esa fuera la única capa de Patrick, no está trabajado desde una perspectiva que sea capaz de llamar la atención.
Asia Ortega y Bernardo Flores en 'Urban. La vida es nuestra'
Mostrando la Málaga alternativa
Una de las grandezas de 'Urban', y por las que el equipo se preocupó mucho, fue por mostrar un lado de Málaga ajeno al que estamos acostumbrados. Atrás queda la Málaga turística que tanto está creciendo para enseñar otros barrios y emplazamientos que casan mucho mejor con la ficción. Ahí no cabe duda de que se ha realizado un excelente trabajo de localización, pues todo el entorno mantiene la esencia de 'Urban'. Los decorados naturales le aportan verdad y ese rollito urbano, pero si hay un sitio que gana por goleada es El Palace, el lugar de encuentro de los jóvenes y donde se lleva a cabo el certamen musical. Haber podido grabar en la antigua cárcel de Cruz del Humilladero es uno de los grandes alicientes con los que cuenta esta ficción, dado que se integra de manera sobresaliente en su ADN.
Otro de los puntos favorables de la serie es el uso de la música urbana en diferentes vertientes. La competición que se lleva a cabo en El Palace sirve para mostrar este género y, además, de la voz de artistas locales, lo cual también es un valor añadido. De este modo, 'Urban' se nutre de un tipo de música que se ha convertido en la favorita por una gran cantidad de adolescentes y jóvenes. Darle su sitio con el gran crecimiento que está teniendo y todo lo que mueve corresponde a ese trabajo de sinceridad con el público joven al que va destinado el proyecto y que ya partía de la base de mostrar el fracaso por encima del éxito.
¿Y la llamada a los jóvenes?
El problema a este respecto radica en que tanto Amazon Prime Video como Mediaset España parece que han preferido que una serie sobre el fracaso fracase. A nadie le va a sorprender que una de las producciones de esta alianza no reciba la promoción que merece, y es que ya muchas veces hemos visto cómo han acabado relegadas a productos de segunda. En el caso de 'Urban', que es una serie por cuya temática y música puede tener en el público joven su mayor apoyo, no ha habido tampoco ningún interés en alcanzarlo. Aunque los jóvenes prefieran las plataformas a la televisión lineal, colgar una serie en un catálogo sin hacer ruido tampoco va a hacer que se movilicen para verla. Esto, a fin de cuentas, es una pena, porque supone no sacar todo el provecho que podría tener un producto en el que, además, se ha invertido previamente.
En resumen, 'Urban. La vida es nuestra' cuenta con varias trabas en su concepción, especialmente en la creación de los personajes, ya que a nivel de tramas es bastante directa e interesante por lo que cuenta. Sin embargo, es muy difícil sostener una serie bajo una única pata cuando esta ha sido concebida para hacerlo sobre tres, por mucho que haya buena química entre las dos protagonistas. Asia Ortega realiza un gran trabajo, pero no es suficiente para salvarlo. Aun así, es muy solvente en el apartado técnico y tiene varios valores en alza, como el uso de la música o la muestra de una Málaga diferente. Con todo esto, es una serie que merece ser vista ya solo por el modo en el que trabaja la gestión del fracaso en una generación que, tristemente, está más abocada a él.