Serie relacionada
Popularidad: #497 de 3.525
- 11
- 1
Primera temporada de 'Vergüenza' 6 fotos
Juan Cavestany siempre ha tenido un talento especial para extraer comedia de las miserias humanas. Ahora, gracias a su reunión con Álvaro Fernández Armero en la serie 'Vergüenza', ha logrado culminar su estilo minimalista, tras huir de las garras del cine comercial que le llevaron a replantearse el valor del fracaso. En la segunda temporada de la comedia original de Movistar+, ambos cineastas han mantenido intacto el espíritu de su predecesora, pero con una cantidad de episodios más exigua.
Jesús y Nuria no ocultan la decepción ante su hijo adoptivo
La familia crece
La nueva entrega nos muestra cómo Jesús (Javier Gutiérrez) y Nuria (Malena Alterio) han compuesto una peculiar familia tras el embarazo de ella y la adopción de un niño etíope con gigantismo. No obstante, a lo largo de los seis episodios que componen la temporada se pasa de puntillas sobre el tema de la paternidad, ya que en realidad el verdadero epicentro de la temporada es la impotencia sexual de Jesús tras las nuevas incorporaciones familiares. Alrededor de esa discapacidad eréctil se construyen los momentos más irrisorios y absurdos, aunque el personaje encarnado por Gutiérrez no es el único que sufre sus efectos. La otra perjudicada es su esposa, que sigue viviendo en un mar de dudas acerca del futuro de su matrimonio, y que compagina su recién descubierta faceta artística con su incapacidad desarrollar una personalidad propia.El verdadero impacto de la llegada de los hijos no reside tanto en los sacrificios inherentes a la paternidad, sino a la integración de los dos protagonistas en el entorno escolar. Buena parte de la temporada enfrenta a los protagonistas con otros modelos familiares: un matrimonio idílico que habla en inglés con su hijo para garantizar su desarrollo bilingüe y otra pareja más ordinaria que resulta ser la horma del zapato de las salidas de tono de Jesús. A partir esos contrastes, Cavestany y Armero dibujan las (ocasionalmente incómodas) viñetas que conforman los nuevos episodios, que huyen de la continuidad estricta para apostar por una visión más libre. Sin embargo, esa apuesta acarrea ciertas carencias, ya que se arrojan pinceladas de tramas que caen en el olvido y los enredos no tienen tanto desarrollo como cabría esperar.
La familia llega a Mallorca para pasar una liberadoras vacaciones
Del equívoco al ridículo
La descomposición de la familia de Nuria y el regreso de Óscar son los otros dos pilares de la temporada. Sobre todo destaca la trama que envuelve al personaje de Vito Sanz, que emprende el rodaje de una nueva versión de "El graduado" con Álvaro Cervantes y su madre como protagonistas. Y como era de esperar por el contenido de la película original de Mike Nichols, la grabación da pie a bromear sobre el complejo de Edipo y a recurrir a ese estilo metarreferencial ya abordado en otras ficciones recientes, como 'El fin de la comedia'. Este hilo narrativo nos brinda algunos de los momentos más perturbadores y divertidos, pero, como sucede a lo largo de toda la temporada, su escuálido, aunque brillante, desarrollo nos deja con ganas de ver mucho más.
A pesar de esa laxitud narrativa, Cavestany y Armero sí que son capaces de encarrilar el carácter irascible de Jesús hacia un punto concreto de liberación absoluta. Por primera vez conocemos a un Jesús totalmente desenfadado y desprendido, aunque tendremos que esperar al especial navideño para saber si esta actitud ha venido para quedarse o si es un trámite antes de regresar a su enfangada personalidad habitual. El punto de inflexión que provoca este giro es la escena más chocante de toda la serie, que concentra a la perfección el estilo de una temporada plagada de instantes hilarantes, llevando al orgasmo cómico al espectador para enfrentarle inmediatamente después a la prosaica realidad.
Óscar rueda una versión de "El graduado" con Álvaro Cervantes
Ración escueta
Si tomamos como referencia las últimas películas de Cavestany, "Gente en sitios" y "Esa sensación", la fragmentación narrativa es un denominador común, por lo que no es tan sorprendente que la segunda temporada de 'Vergüenza' haya seguido ese camino. Pero esta serie sigue siendo la entrada más accesible a la fascinante mirada del director madrileño, que vuelve a convertir la austeridad en virtud y la vergüenza ajena en una mina de comedia.
Por eso resulta tan doloroso que esta segunda temporada cuente con seis capítulos en vez de diez. A todas luces la primera temporada fue mucho más completa y redonda que esta. Aunque el resultado sea igual de estimulante, en esta ocasión el equilibrio entre calidad y cantidad está descompensado hacia el primer elemento. Una desproporción que promete ser la norma en la producción original de Movistar+. Pero en última instancia, hay que reivindicar la segunda temporada de 'Vergüenza' como un producto necesario para reírnos de nosotros mismos y de nuestros defectos.