Los dramas adolescentes han crecido en complejidad y, sobre todo, en diversidad a lo largo de los últimos años. El género que ascendió con los colocones de 'Skins' hace ya más de una década no se ha rendido a la hora de representar a una nueva generación, que poco tiene que ver con aquella que recibió su primer móvil al empezar el instituto y que descubrió las redes sociales al terminarlo. A ese empeño por saltar la brecha generacional sin precipitarse en el intento se han sumado docenas de títulos, como 'Élite', 'Skam', 'Por 13 razones' o 'Riverdale', pero si hay que elegir los intentos más atrevidos (y esperemos que influyentes) de entre toda esa masa de lanzamientos nos quedamos con tres: 'Sex Education', 'Euphoria' y la inminente 'We Are Who We Are', que se mete de lleno en este top tras haber podido ver sus cuatro primeros episodios.
Cada una de esas propuestas consigue retratar la experiencia adolescente a partir de enfoques diferentes: 'Sex Education' combina el estallido sexual con un tono más cómico y espontáneo, 'Euphoria' abraza la abstracción para ensalzar la psicología de sus personajes y 'We Are Who We Are' adopta un estilo más realista, pero siempre supeditado a las emociones de sus protagonistas. A pesar de esas diferencias, las tres comparten la vocación por mostrar una adolescencia diversa, tanto en cuestiones sexuales como raciales y culturales, y en ese aspecto 'We Are Who We Are' brilla con luz propia.
Jordan Kristine Seamón y Jack Dylan Grazer en 'We Are Who We Are'
La primera serie de Luca Guadagnino, el cineasta siciliano nominado al Oscar por “Call Me by Your Name”, toma el espíritu de aquella cinta y lo expande para crear una visión aún más heterogénea. En primera instancia el protagonismo lo ostenta Fraser (Jack Dylan Grazer), un adolescente neoyorkino que se traslada junto a sus madres a una base militar estadounidense en Italia, pero a medida que pasan los episodios descubrimos la personalidad del resto de protagonistas. Y es que la clave de 'We Are Who We Are' es la variedad de puntos de vista, que nos hace sentir en primera persona las emociones de los personajes, tanto de los jóvenes como de los adultos.
En el primer episodio descubrimos la base militar a través de los ojos de Fraser, un protagonista mucho más conflictivo que Elio en “Call Me by Your Name”, cuya timidez batalla constantemente con su curiosidad y su mala leche, como Guadagnino muestra a través de la lente de la cámara. En el siguiente capítulo el protagonismo recae sobre los hombros de Caitlin (Jordan Kristine Seamón), una adolescente de la edad del recién llegado que está atravesando una crisis de identidad sexual; y en paralelo a ese conflicto se desenvuelven los de su hermano (Spence Moore II), que se está iniciando en el islam, y su padre (Kid Cudi), un militar frustrado por estar bajo el mando de una mujer homosexual, que queda atrapado en una encrucijada ideológica y personal.
Vittoria Bottin baila en 'We Are Who We Are'
Aquí y ahora
'We Are Who We Are' aborda temas universales sin encerrarse en las aulas de un instituto, como suelen hacer sus compañeras de género. En su lugar, los protagonistas se mueven libremente por la base en la que habitan, que es una especie de burbuja estadounidense en el viejo continente. Tienen a su disposición un supermercado, food trucks, un cine y demás comodidades sin salir de los límites del recinto militar, aunque, para deleite de nuestros sentidos, también se sumergen en la rica región que les rodea, mezclando sus hormonas con las de los adolescentes locales.
Al enfrentar dos culturas se intensifica algo más el contexto que envuelve a la serie, ambientada en 2016 durante la campaña electoral estadounidense. Esta decisión no es para nada arbitraria, ya que, aunque tampoco se subraye en exceso, contrapone el canto a la diversidad que entona el grupo protagonista con la antítesis de ese pensamiento inclusivo: Donald Trump. Las pinceladas de crítica política, escasas pero evidentes, son el tipo de detalles que conforman la identidad liberada de 'We Are Who We Are', que refuerza esa apuesta con un diseño sonoro y musical excepcional, que desarrolla varias tramas simultáneamente y traduce los pensamientos de los protagonistas a través de sus playlists. Por ejemplo, Fraser expresa su melancolía a través de los versos de Chance the Rapper y Sam (Benjamin L. Taylor II) hace lo propio con su rabia y las rimas de Kendrick Lamar.
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Por encima de todas esas virtudes se encuentra la máxima de disfrutar del momento, esa que Mason definía a la perfección con su última frase en “Boyhood”: “Siento que siempre es ahora mismo.” 'We Are Who We Are' deja que el momento la atrape, no se obsesiona con perseguirlo desesperadamente con tramas enrevesadas y una forzada meta final, sino que se sumerge en cada instante con la intensidad y la pasión de los adolescentes que sufren y disfrutan ante nosotros.