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Llegó, al final, uno de los días menos esperados para los fans de 'Cuéntame cómo pasó': la marcha de Ricardo Gómez. Con una mochila que guarda 348 episodios y 17 años dando vida a Carlos Alcántara, el actor dice adiós a ese personaje que lleva interpretando desde los 7 años. Y, sin duda, su marcha ha sido tan emotiva como cabría esperar.
Ricardo Gómez en el final de 'Cuéntame cómo pasó'
A lo largo del episodio, Carlos tiene su pequeño hueco con cada uno de los miembros de su familia, primero desde un punto de vista más centrado en la rabia que siente por la vida que se ha ganado, pero eso tornará en una visión más tierna y nostálgica según discurran los minutos y sea él mismo quien se dé cuenta de que es hora de emprender un viaje alejado de su familia, un viaje en donde no sienta ese colchón de seguridad que le proporcionan los suyos.
Las no despedidas centran su adiós
Tras un encuentro con Karina con guiño a la primera vez que se vieron, Carlos cambia su actitud por completo y entiende que lo mejor que puede hacer es abandonar el nido. Por ello, trata de despedirse de sus hermanos, su abuela y sus padres, pero es incapaz. Carlos no consigue articular las palabras necesarias para decir adiós a aquellos que más quiere, por lo que con ayuda de Josete graba un vídeo de despedida.
Ricardo Gómez en el final de 'Cuéntame cómo pasó'
Pero no solo su mejor amigo es parte activa de su plan, sino que Marcos le ayuda, a quien encarga la misión de entregar la cinta a su familia en algún punto de la comida que preparan. Es entonces cuando asistimos a la última escena de todos los Alcántara reunidos y a cómo no solo Carlos, sino también Ricardo Gómez, se despide de San Genaro y de todos los espectadores a un futuro que, finalmente, será junto a Karina. Pero no sin antes protagonizar un emotivo monólogo:
"Todo esto es muy extraño, ya lo sé, pero lo he intentado. Lo he intentado una, dos, diez veces y no he podido; despedirse es imposible. Me da vértigo. Despedirse es una mierda y lo reconozco, no soy capaz de sentarme ahí, alrededor de una paella con todos vosotros y deciros: 'me voy'. Me voy sin ruta, sin destino, perdido, pero feliz, un poco asustado. Pero sobre todo me voy sin fecha. Lo siento, mamá, pero tú eres la persona que mejor me conoce en el mundo y sé que en el fondo sabes que esto es lo mejor para mí. Papá, tú no te cabrees, por favor, tú también tuviste que salir del pueblo para ser quien eres, ¿no? Abuela, cuídate, por favor, y aunque yo no creo mucho en Dios reza por mí de vez en cuando, de vez en cuando. Inés, Toni, María, vosotros sois mucho mejores y más fuertes que yo, por eso os dejo a cargo de lo que más quiero en el mundo. Y lo siento también por vosotros, Deborah, Marcos, porque siento que no he tenido el tiempo suficiente para conoceros mejor. Pero necesito irme, romper el huevo y volar. Lo he pensado mucho, mucho, le he dado muchas vueltas, he dormido muy poco últimamente hasta darme cuenta de que no puedo seguir así, aquí, sin saber qué soy ni quién soy, tropezando una y otra vez con la misma piedra, pero siempre con la seguridad de que hay un colchón que me va a recoger si me caigo: el colchón de la familia Alcántara. Y aunque suene absurdo necesito saber qué se siente cuando te caes y nadie te recoge, cuando cada decisión es tu decisión, cada error es tu error y atreverme a vivir, sin esperar la recompensa de vuestro amor. Y necesito escribir, escribir mucho. Y perderme para encontrarme y gritar para encontrar mi voz y atreverme a ser yo, sea lo que sea que eso significa. Y yo sé que soy lo que soy gracias a vosotros y que estoy aquí gracias a vosotros y por eso os quiero, os quiero muchísimo. No os imagináis cuánto. Y os llevo para siempre conmigo".
