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Si 'Y ahora, Sonsoles' arrancaba la semana con un testimonio muy sorprendente de alguien relacionado con Edwn Arrieta donde declaraba que él pudo haber sido Daniel Sancho, el martes acudía esta persona al plató para ser entrevistado en directo por Sonsoles Ónega. Luis es el nombre que se ha puesto como pseudónimo para preservar su identidad y así se dirigían a él.
Amenazas y chantajes. En esos dos términos resume la relación que tuvieron Edwin y él. Comenzó con fuertes presiones para tener conversaciones hasta en momentos inoportunos en los que tenía que "aguantarlo, diciéndome vainas, que era un buen tipo, que le diera una oportunidad, que su familia era prestante...". Al útilizar este último término, la presentadora le pidió que lo matizara: "En Colombia es una familia que tiene una posición económica estable, pero a mí me daba igual porque no tenía necesidad de nada".Momento de la entervista a Luis, en 'Y ahora, Sonsoles'
Empezó a hacerle regalos Edwin a Luis, como un reloj caro que él rechazó de inmediato: "Así empezó el chantaje de alguna forma". La relación era absolutamente complicada. "Él sabía que yo le huía a los escándalos, a los gritos; y él no medía consecuencias, no le daba miedo armarte un escándalo en la calle. Si uno no accedía a lo que él quería", recuerda ahora Luis en el programa de Antena 3.
La situación le hace abandonar Bogotá
Todo esto hace que Luis empiece a tener miedo y ponga remedio huyendo de Bogotá. "Renuncié a mi trabajo porque eso ya era insoportable. No solo las llamadas, eran las amenazas", empieza contando, para matizar luego con este ejemplo: "Quería llamar a mi familia a contar mi situación sexual (...) porque yo no iba diciéndolo. Empezó una serie de chantajes que no me gustaban y este era el peor, quería llamar a mi madre. No tengo ni idea cómo consiguió el teléfono de mi madre (...) pero leo eso y empiezo a entrar en pánico porque ya con mi familia no se puede".
Esta situación insostenible la tuvo que llevar en secreto. "Uno cree que tiene la fuerza y lo maneja todo, pero no", reconoce. Eso sí, pudo compartirlo finalmente con su sobrina, con la que Edwin se puso en contacto y, al pedir explicaciones a su tío, Luis le contó todo. Aunque quiso ir por las buenas con el otro hombre para encontrar una solución, fue insostenible.
Aguantó 7 meses para denunciar
"Aguanté alrededor de 7 meses hasta que tuve el valor de poner la denuncia", cuenta ahora Luis, matizando que "para llegar hasta ahí pasaron muchas cosas, situaciones incómodas, ya no salía a la vida pública porque tenía miedo de que una persona que no mide los límites te esté esperando o que el destino me juegue una mala pasada". Y eso ya le había ocurrido dos veces, una en un centro comercial y otra en un restaurante donde comía con un amigo y, al verlos, Edwin empezó a gritar y le tiró la bebida por encima.