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'Euphoria' iba a arrancar introduciéndonos en una vagina. El plan original del guionista, director y productor Sam Levinson contemplaba penetrar a la madre de Rue durante su parto con un movimiento de cámara que, tras mostrar la habitación de hospital, cruzaría las piernas del personaje interpretado por Nika King hasta alcanzar a un bebé sobre el que estaba a punto de caer el peso de salir al mundo real. No obstante, como expuso The Hollywood Reporter, el rechazo de los ejecutivos de HBO, provocó que la escena inicial, que ya había sido rodada, finalmente recorriera el camino inverso: del útero a la luz.
Esa fue una de las escasas líneas rojas trazadas por HBO, una cadena que, desde que lo apostara todo a la producción original a mediados de los noventa, ha presumido de pisotear los límites que tanto atenazan a la competencia. Y, pese a esas contadas censuras, 'Euphoria' es el mejor ejemplo de esa vocación transgresora, que ha quedado más que contrastada con dos temporadas donde la violencia y, sobre todo, las drogas y el sexo han marcado el día a día (y más de una noche) de los adolescentes protagonistas.Inevitablemente, la brutal representación de la adicción de Rue en 'Euphoria' ha despertado opiniones contrarias, pero los ríos de tinta más caudalosos han nacido de las explícitas escenas de sexo y, en general, de la abundante desnudez a la que se someten jóvenes y adultos. Algo que no ha hecho más que agravarse en una segunda entrega que, en su consolidación como fenómeno cultural, ha polarizado aún más a su público, tan fascinado como escandalizado por la visión de Levinson. Así pues, desde FormulaTV queremos analizar el conflicto que plantea ese nudismo, tanto para quienes lo tienen que practicar ante las cámaras como para los que lo consumen al otro lado de la pantalla.
Alexa Demie en 'Euphoria'
¿Qué aportan los desnudos?
Desde el punto de vista del espectador, el desfile de penes y pechos de 'Euphoria' genera opiniones de todo tipo. Muchos lo entienden como parte de la experiencia del descubrimiento sexual adolescente y muchos otros lo achacan a un esfuerzo por captar la atención de manera sensacionalista. Ambas reacciones son totalmente válidas y compatibles, ya que HBO no es ajena al debate de la desnudez gratuita. En su momento, el mayor éxito de la historia de la cadena, 'Juego de Tronos', ya tuvo que lidiar con esta controversia, que se saldó con una progresiva reducción de los desnudos con el paso de las temporadas. Mientras que los primeros episodios de la serie fantástica contenían multitud de escenas íntimas para subrayar lo edgy que era y distinguirse del resto de series, la recta final fue despojándose de esas secuencias o las abordó con mayor sutileza.
Y entonces llegó 'Euphoria'. Cuando no había pasado ni un mes desde el último rugido de 'Juego de Tronos', la serie protagonizada por Zendaya se presentó con un piloto que -centrándonos solo en la cuestión de los desnudos- incluía el pene erecto (y protésico) de Cal (Eric Dane), un cambio de ropa que dejaba ver los pechos de Maddy (Alexa Demie), una sarta de selfies de Cassie (Sydney Sweeney) desnuda y una escena de sexo entre Cassie y McKay (Algee Smith).
Varios ejemplos que no han menguado en cantidad con el paso de los episodios, y que habrán repelido a los detractores de la desnudez en el medio audiovisual o a los que no toleren ciertos actos en pantalla, entre quienes que se incluye la propia madre de Levinson, que tiró a la basura el guion del primer episodio cuando llegó al momento en el que McKay probaba a asfixiar a Cassie. Y si algo pone de manifiesto ese rechazo es una cuestión ineludible en este debate: la visión creativa de 'Euphoria' no es para todo el mundo.
Eric Dane en 'Euphoria'
Aun así, la libertad creativa de la que goza Levinson, y que irrevocablemente hace de 'Euphoria' algo único, no le exime de lo conflictivo que resulta mostrar a adolescentes manteniendo relaciones sexuales, aunque sean representadas por veinteañeros, o lo injustificadas que pueden estar a nivel argumental. Mientras que la primera cuestión es un callejón sin salida, del que también se lucran muchas otras ficciones, como 'Élite', la segunda es de la que más se resiente 'Euphoria', cuyo crisol de tramas no avanza necesariamente por los encuentros sexuales en los que intervienen los personajes.
Sin embargo, hablar en términos de necesidad puede ser un tanto estéril, ya que dependerá del espectador y su particular escala de valores hasta qué punto transige con lo que está viendo. En el caso de 'Euphoria', la trama es un elemento a tener en cuenta, pero no es ni de lejos su principal virtud ni su mayor preocupación, así que realmente lo necesario que es el sexo para la historia no es lo más importante. Donde sí puede resultar determinante es en la recreación de la experiencia adolescente que persigue Levinson, la cual, basándose en su propia juventud y sus problemas con las adicciones, cede un incómodo protagonismo al uso de drogas y explora el autodescubrimiento a través de la identidad sexual.
Ahora bien, lo superficial que resulte ese recurso, y el estilo de la propia serie, que mantiene un tenso equilibrio entre su despampanante estilo y su distraído fondo, siempre estará en duda. Al fin y al cabo, por razones que darían para un debate mucho más amplio, un pene al aire escandaliza más que un cráneo fracturado, pero el ruido que despiertan esas provocativas imágenes no debe ensordecer otra cuestión relevante: ¿que opinan los actores que intervienen en ellas?
Minka Kelly en 'Euphoria'
La vida dentro del rodaje
A lo largo de la emisión de la segunda temporada, varias actrices han alzado la voz acerca de cómo se gestionan los desnudos en 'Euphoria'. Entre ellas, recién llegadas como Minka Kelly y Chloe Cherry, que interpretan a Samantha y Faye, respectivamente. Las dos iban a ser presentadas con escenas en las que aparecerían sin ropa, pero finalmente Levinson cambió su planteamiento para que su introducción al rodaje no fuera tan chocante. "Era mi primer día como actriz invitada en la serie y no me sentía cómoda quedándome desnuda", reconocía Kelly a Vanity Fair.
Por su parte, Cherry tenía que grabar su primera secuencia totalmente desnuda, pero su pareja en la ficción, Tyler Chase, avisó a Levinson de que no era lo adecuado, como recoge The Daily Beast. Otra intérprete que se ha pronunciado ha sido Martha Kelly, que encarna a la narcotraficante Laurie, quien comparte un crudo momento con Rue cuando esta acude desesperada a su casa en busca de un chute. "Hay una escena en la que Rue se está metiendo en la bañera y Laurie le pincha morfina, y en el guion, es aún más espeluznante, porque Laurie le ayuda a desnudarse y meterse en la bañera, y roza un tono pedófilo desagradable", aseguraba a Variety, recordando que no se veía capaz de grabar la escena como estaba escrita en el libreto, así que también habló con Levinson, que finalmente filmó el instante enfocando tan solo el frasco de morfina, mientras lo demás sucedía de fondo.
Chloe Cherry en 'Euphoria'
De estas declaraciones se extrae que Levinson tiende a excederse con la cantidad de desnudos que escribe en los guiones, algo paradójico si tenemos en cuenta lo que él mismo opina de este tipo de escenas. "Siempre son duras de rodar. No es que estemos todos ahí sentado diciendo, 'Joder, esto es la hostia' o lo que sea. Simplemente es incómodo. Porque las cosas que te tienes que poner y lo que deben hacer los actores... Todo es raro. Tener que simular sexo ante una versión reducida del equipo, es algo extraño que hacer", confesaba a The Hollywood Reporter mientras promocionaba la primera temporada.
La sensación de extrañez no le ha frenado demasiado a la hora de mantener el apetito sexual de la serie, que en su segunda entrega ha desnudado sobre todo a Cassie. Aun así, como ha quedado patente en los casos anteriores, el cineasta también parecía estar abierto a atender las peticiones y valoraciones de Sydney Sweeney. "Hay momentos en los que se suponía que Cassie iba a estar sin camiseta, y le decía a Sam, 'Realmente no creo que esto sea necesario aquí'", afirmaba Sweeney a Independent, añadiendo que "cuando no quería hacerlo no me obligaba".
Y para que ese ambiente de diálogo sea lo más apropiado posible, han entrado en juego los coordinadores de intimidad.
Jacob Elordi en 'Euphoria'
El nuevo paradigma
La figura del coordinador de intimidad cada vez está más extendida en la industria. Su principal función es mediar entre los actores y la producción para garantizar que las secuencias más íntimas se ruedan en condiciones óptimas. "El trabajo de un coordinador de intimidad es crear un ambiente seguro en el set para los intérpretes cuando estén implicados en escenas de desnudos, sexo simulado u otros tipos de contenidos íntimo", explica a Somatica Institute una de las pioneras en la materia, Amantha Blumenthal, que es precisamente quien primero ha desempeñado esta labor en 'Euphoria'.
Además, los coordinadores de intimidad también mantienen una fluida relación con los directores, tratando de remar en la misma dirección creativa sin traspasar problemáticas fronteras legales. "Ayudamos a los actores a analizar el papeleo relacionado con el consentimiento. Nos aseguramos de que los límites de la gente son respetados, y que los intérpretes sienten que saben todo lo necesario antes de aceptar hacer una escena íntima. Pero también hay un elemento creativo. Los coordinadores de intimidad nos aseguramos de que las historias relacionadas con género y sexualidad son contadas. Y que se hace de la manera más auténtica posible para las comunidades que se retratan en pantalla", añade Blumenthal. Todo esto suena imprescindible, pero si 'Euphoria' hubiera arrancado a mediados de la pasada década, su rodaje habría sido muy diferente.
La irrupción de Blumenthal y sus colegas de profesión no se produjo hasta que los cimientos patriarcales de Hollywood saltaron por los aires en 2017. El detonante de aquel estallido fue el escándalo del todopoderoso productor Harvey Weinstein, que había perpetuado una cultura de agresiones sexuales desde los años setenta, y cuya exposición provocó un efecto dominó de acosadores y el golpe sobre la mesa del movimiento #MeToo. En medio de ese seísmo sin precedentes, la actriz Emily Meade exigió a HBO un cambio en la forma de grabar las escenas de sexo en 'The Deuce', la serie de David Simon que retrataba el auge de la industria pornográfica.
Su solicitud no solo sirvió para que la ficción fichara a la coordinadora de intimidad Alicia Rodis en 2018, sino que también fue el empujón necesario para que HBO instaurara de manera obligatoria esa figura en todas sus series que incluyeran secuencias íntimas. Y entre ellas está, evidentemente, 'Euphoria', que ha podido apoyarse en Blumenthal y después en Mam Smith, quien le cogió el relevo en la segunda entrega. "Lo maravilloso de tener una coordinadora de intimidad es que si un actor no se siente cómodo haciendo algo, sin importar si antes han aceptado hacerlo, están en su derecho de no hacerlo", reflexionaba Levinson, consciente de que la relación director-actor es asimétrica.
Sydney Sweeney en 'Euphoria'
"Sé que que quieren hacer un buen trabajo y es extraño. Hablar sobre una escena de sexo con antelación o grabarla, es incómodo", añadía el cineasta. De la misma manera, Meade aludía a esas imposiciones tácitas como una de las lacras del mundo audiovisual. "Te sientes condicionada de muchas maneras en esta industria para sentir que no quieres ser un problema, y que no quieres provocar un inconveniente", explicaba la actriz a Backstage.
Afortunadamente, el elenco de 'Euphoria' ha podido aprovecharse de estos avances, aunque en primera instancia hubiera que adaptarse a ellos. "En la primera temporada, me costó porque pensaba que se cargaba la espontaneidad de la escena, pero trabajar con Amanda ha sido un placer", comentaba Jacob Elordi, que encarna a Nate, en declaraciones a Elle Australia. Por su parte, Sweeney subrayaba la importancia de contar con ese apoyo: "Es un entorno increíble y muy seguro para esas escenas y tener una coordinadora de intimidad añade otro nivel de 'Me siento bien, segura y esto es para mi personaje'".
Por lo tanto, al menos hasta dónde podemos recabar, los límites tras las cámaras de 'Euphoria' parecen estar bien delimitados, lo cual permite que Sweeney, Elordi y compañía se impliquen con sus propias normas en unas secuencias que, en muchas ocasiones, exponen una visión incómoda e incluso agresiva del sexo. Una perspectiva que se alinea con el concepto general de la serie, que reflexiona acerca de la ansiedad social, la desconexión y demás temas trascendentales y más maduros de lo habitual en su género.
Y en ese empeño por mostrar a los adolescentes desde una perspectiva más adulta, la presencia del sexo es comprensible. En términos narrativos, 'Euphoria' no sería mejor si se le despojara del sexo, y tampoco sería peor, simplemente es un elemento más de su complejo ADN, que despierta debates más enfervorecidos que los demás porque, irónicamente, nuestra sociedad no está acostumbrada a hablar de sexo con naturalidad. Por eso 'Euphoria' incomoda más cuanta más ropa se quita, pero, a fin de cuentas, justo esa es la respuesta que busca con su carácter provocador, que es lo que ha hecho de ella una obra necesaria (y para otros gratuita) desde el momento de su parto.