Era un día de primavera y mi madre compró dos entradas para ir a ver "La dama de oro". Yo soy de lágrima fácil y, cuando se encendieron las luces del cine al acabar la película, aún estaba sujetando un pañuelo entre mis manos. Mi sorpresa fue cuando la mujer que tenía al lado, también. Yo le ofrecí otro de mis clínex y ella decidió abrirse a mí: "Ay, niña, muchas gracias. Me emocionó mucho la película, sobre todo porque Raúl nos hizo lo mismo a mi familia". En ese momento, ojos empañados, nariz congestionada y cabeza atolondrada de tanto llorar, respondí con una sonrisa triste y me fui del cine. Más tarde, comprendí que la mujer era una exiliada cubana y que me estaba hablando de Raúl Castro.
'Detrás del muro'
La historia de la migración es la historia de la humanidad. En un solo contexto hemos podido hablar de los judíos que huyeron de la Alemania nazi y de los cubanos que lo hicieron del régimen de los Castro. En la actualidad, millones de personas al sur de América también huyen. Unos, al igual que los ejemplos anteriores, lo hacen de un régimen represivo, otros, simplemente, lo hacen de la pobreza.
La naturaleza de todas esas historias es lo que ha querido plasmar 'Detrás del muro', un documental dirigido por Fernando González, Gonzo, y Carmen Aguilera, con el respaldo del equipo de 'El intermedio'. Admito que, cuando lo vi, no pude evitar de nuevo las lágrimas. Y sí, mira que he dicho que soy de lágrima fácil, pero esta vez hasta El Hombre de Hojalata se rompería en mil si viera lo que muestra esta producción.
En busca del sueño americano
Ya de por sí, el principio es impactante. Es la charla de dos niñas que hablan sobre si ir o no a los Estados Unidos. Es entonces, cuando una le dice a la otra que la última chica conocida que lo intentó fue violada y asesinada en el trayecto. El espectador recibe un puñetazo en el estómago cuando escucha este testimonio, pero las pequeñas no se inmutan. Esa su realidad. Conocen a la perfección los riesgos de querer ir al muro. Y, aún así, las hay que se arriesgan a cruzar media Sudamérica, solo en busca de una vida mejor.
'Detrás del muro'
El documental es una bolsa de sueños y angustias. Sueños de, como hemos dicho, una vida mejor, sueños de un trabajo, una escuela, de jugar al fútbol... También los hay de los que huyen de un pasado traumático, de la violencia, del régimen de un país... Historias diferentes se dan cita en el documental, pero todas coinciden en algo: nadie tiene como meta ir a los Estados Unidos a robar, violar o matar. Esa es, en mayor parte, la conclusión que se puede sacar, la contraposición del discurso político de Estados Unidos, a cuyo presidente le ha faltado decir que los inmigrantes son animales -ah no, espera, que eso ya lo ha dicho- respecto a la realidad de aquellas personas que buscan el sueño americano.
Sin embargo, ese "sueño americano" puede ser tomado como una metáfora perfecta, como la famosa California de "Las uvas de la ira". Como la tierra prometida, como el Maná, como aquello que todo el mundo busca, una vida mejor. Como hemos dicho, la historia de la migración es la historia de la humanidad y, en la actualidad, este documental sirve para dar voz a más de los cinco relatos que aparecen. Sirve para conocer las historias de todos aquellos que intentan llegar por barca a las costas españolas, de los que saltan las vallas del sur de nuestras fronteras, de los que huyen de la guerra en Siria y de todos y cada uno que salen de su país en busca de una vida mejor.
Una historia en la cámara, millones en la realidad
El discurso de Trump, también es una perfecta metáfora. Es la réplica del discurso de la extrema derecha francesa y la copia de uno que se está fraguando en nuestro país. Me encantaría que la gente que haya decidido dar por válido estos discursos, se tomase la molestia de verlo, porque la xenofobia, señores y señoras, no solo se cura viajando. Este documental también tiene la capacidad de hacerlo.
'Detrás del muro'
Retomando las referencias cinéfilas, voy a volver a utilizar una, esta vez para hablar de la forma en la que 'Detrás del muro' ha contado todas estas historias. En 2016, el húngaro László Nemes ganaba el Oscar a Mejor Película de Habla No Inglesa por "El hijo de Saúl", un drama centrado en Auschwitz y que fue capaz de trasladar la angustia del día a día del campo de concentración sin mostrar ni un solo muerto o una gota de sangre. Cero violencia, cero morbo. El terror con una elegancia de 10. Tanto este documental, como la película, reabren el eterno debate del travelling de Kapo. ¿Es necesario lo explícito para trasladar un mensaje? Afortunadamente, producciones como estas dan cuenta de que no. Valen más los silencios bien puestos, que el relato más escabroso que uno se pueda imaginar. De hecho, muchas veces dejar volar la imaginación es más impactante que la realidad en sí.
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Así pues, sí. Cuando uno se siente a ver el documental, se sentará a ver algo que le hará sufrir, pero también le hará saber, comprender, pensar, reflexionar. También emocionarse. Valorar lo que se tiene y, quizás y solo quizás, querer compartir un poquito.