La opacidad general de Netflix respecto a sus datos provoca que se despierten toda clase de curiosidades acerca de cuál es el estado de la plataforma. Aunque no podemos ver los datos de visualizaciones del gigante de streaming, que decide suministrarlos a cuentagotas, la empresa está obligada a declarar ante la Comisión de Bolsa y Valores de los Estados Unidos el salario que perciben sus ejecutivos, y esto sí es de acceso público.
Imagen 3D de la sede de Netflix en España
Equiparados pero de formas diferentes
Aunque este cambio les deja a la par salarialmente hablando, lo cierto es que no lo cobran de la misma forma. Por ejemplo, Hastings recibe 700.000 dólares anuales y el resto de dinero que falta hasta llegar a los 30,8 millones de dólares lo cobra en acciones de la compañía.
Por otra parte, Sarandos, hasta 2017, el resto lo cobraba en extras según desempeño, ya que existía en Estados Unidos un cargo para los ejecutivos no financieros que cobrasen más de un millón de dólares en su salario regular. Sin embargo, un cambio en la ley le permitió subirse el sueldo sin ningún recargo, y este año cobra 18 millones de dólares, por lo que técnicamente recibe más dinero que Hastings, pero tiene menos acciones que él, apenas 13,5 millones.
Otras formas de repartir
El resto de ejecutivos de la compañía se quedan muy lejos de ellos. David Wells, jefe de finanzas, ganará 6,3 millones entre acciones y salario, repartiendo la mitad para cada uno, algo similar a lo que hace el secretario David Hyman con sus 7,3 millones de dólares. El jefe de producción, Greg Peters, es el único que percibe más dinero físico que acciones, ya que cobra 10 millones y 6 en activos bursátiles.