La búsqueda de Blanca Fernández Ochoa, desparecida el 23 de agosto, ha llegado a su fin con el peor desenlace esperado: ha aparecido el cuerpo sin vida de la conocida medallista olímpica y comentarista deportiva. La mañana del miércoles 4 de septiembre ha sido localizado el cadáver de la exdeportista en el pico de La Peñota, en Cercedilla (sierra de Madrid), según fuentes policiales que recoge El País.
Blanca Fernández Ochoa
Un guardia civil que no se encontraba trabajando ha sido quien ha hallado el cuerpo sin vida en la zona a la que se dirigía según un testigo que la vio. El día 23, su hija Olivia Fresneda acudió al cuartel de la Guardia Civil de Las Rozas para denunciar esta desaparición. Comenzó la investigación el 26 de agosto en Siete Picos, una montaña emblemática de Cercedilla y a la que la esquiadora solía acudir. "Es un terreno muy complicado, escarpado, de vegetación muy espesa, con ríos, afloramientos de rocas, mucho helecho que impide la visibilidad incluso a corta distancia", explicaban entonces los agentes del GEO de la Policía Nacional.
A las 14 horas del 4 de septiembre, la Policía Nacional ha informado de que los equipo de rescate han encontrado un cuerpo, peor no podían confirmar si se trataba del de Blanca Fernández Ochoa hasta que así lo determinase la policía científica y el grupo de investigación de homicidios y desaparecidos. Finalmente, se ha confirmado el trágico desenlace y el cuerpo de Fernández Ochoa se trasladará al Instituto Anatómico Forense de Madrid para que le sea realizada la autopsia y conocer los motivos de la muerte de la deportista.
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Una búsqueda exhaustiva
Pese a que el desenlace no haya sido el deseado para nadie, son muchas las personas que se han visto involucradas en la investigación para encontrar a Blanca. Entre ellos, ha participado un total de 100 agentes de la Policía Nacional, otros 100 de la Guardia Civil y 11 agentes de la Policía Local, además de 25 bomberos y 60 voluntarios de Protección Civil. Helicópteros, drones y perros entrenados para el rastreo de personas y caballería también han sido necesarios para las batidas del terreno.