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El decimocuarto episodio de 'En el nombre de Rocío' abordó cómo fue el desarrollo del museo de Rocío Jurado, momento en el que su hija Rocío Carrasco expuso los hechos que habían retrasado realmente su apertura, lejos de las acusaciones que se habían lanzado en su contra señalándola como única responsable. Entre ellos, la docuserie explicó cómo, a raíz de unas subvenciones agrarias para la construcción del museo, de índole cultural, el pueblo de Chipiona aún sigue pagando el dinero a devolver, además de la pertinente multa y los intereses.
El primer borrador del proyecto, con Manolo García a cargo del consistorio de Chipiona, ubicaba el museo en un viejo cine de la localidad. No obstante, la idea tuvo que ser descartada cuando, en su demolición, se descubrió que el edificio tenía amianto. Con las elecciones a la vuelta de la esquina, en 2010, "les entra un poquito de prisa y deciden poner en marcha el museo en las naves Niño de Oro, que el uso que tienen es destinado a temas agrícolas. Naves en las que el ayuntamiento ha pedido una subvención a Europa, pero una agraria, no de cultura", según explicaba Carrasco.'En el nombre de Rocío' expone alguno de los desorbitados gastos que supuestamente se hicieron en el museo de Rocío Jurado
A este movimiento por parte del consistorio, se sumaron unas obras deficientes para los precios desorbitados que se habían recogido, hasta el punto de que, por ejemplo, se gastaron más de 344.000 euros en mobiliario, concepto en el se incluían cosas como un mostrador que rondaba los 4.600 euros, unos tornos que rozaban los 19.000 o unas vitrinas con valor de 21.600 euros. Tan solo un año después, en 2011, Antonio Peña ocupa el puesto de alcalde y solicita una auditoría "para investigar las gestiones del anterior gobierno". "Sé que Antonio la encarga y sé que la auditoría dice al final lo que yo llevo diciendo todo este tiempo: tiene unos problemas administrativos de los que yo no soy responsable", declaraba la hija de Jurado al respecto.
"Todo se hizo a dedo"
A dichas declaraciones se sumaba la periodista Pilar Vidal, quien incluso aseguró que, en el desarrollo del museo "todo se hizo a dedo": "Imagínate cuál sería el desfase como para que dos interventores se tiren tres años intentando analizar y desglosar todo lo que ahí se ha malversado". "A día de hoy el Ayuntamiento sigue devolviendo el importe de las subvenciones, más todo el dinero que no apareció del Ayuntamiento, más los intereses y la denuncia por haber solicitado las subvenciones para un fin que no era el museo", explicaba la profesional. Vidal añadía además que "no solo tienen que devolver el dinero, sino que además hay una multa porque, en realidad, han cometido un delito: solicitar una subvención para unos fines que no han sido para los que se otorgan ese tipo de subvenciones. Y encima lo hace una administración pública".