Mavi Doñate, la corresponsal de RTVE en Hong Kong, ha vivido la peor jornada de protestas desde que comenzaran el pasado junio, cuando grupos de civiles se lanzaron a la calle para criticar al gobierno y reclamar mecanismos más democráticos. Este domingo 29, la población aprovechaba el "Día Mundial contra la Tiranía" para volver a salir, evento que cubriría la periodista para la televisión pública y que terminaría convirtiéndose en una crónica angustiosa de lo que está sucediendo en el país.
Mavi Doñate, desde Hong Kong
"¡Están disparando en este momento!", se escuchaba decir a Doñate, a la que la voz se le entrecortaba, escuchándose cada vez más confusa y difusa. "Perdón, compañeros, estoy corriendo", se justificaba la periodista, que explicaba que estaba huyendo de los gases lacrimógenos que estaba utilizando la policía contra los civiles. "Perdón, no puedo casi hablar por los gases. Me pica la garganta, me pica la nariz... Si os parece, establecemos otra próxima conexión", zanjaba la corresposal.
Marta Solano, que había escuchado el testimonio de su compañera, recibía la conexión desde plató y pedía que se valorase el trabajo que estaba realizando el equipo de TVE. "Muy difícil el trabajo. Mucha atención. La policía está disparando. Lo han podido ver, lo han podido oír in situ, en esa crónica de nuestra enviada especial". Además, hacía hincapié en lo complicado que está siendo para los periodistas en general cubrir estas jornadas de protesta, que se supone culminarán el el 1 de octubre, el día que se conmemora el aniversario de la fundación de la República Popular China y que se prevé que sea el día con más incidentes.
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Nueva conexión
Doñate volvía de nuevo a conexión con TVE para retransmitir nuevas sobre los sucesos. Esta vez más calmada y con un ambiente más apaciguado, la periodista informaba de cómo se habían vivido los enfrentamientos con la policía, algo que definía como una "auténtica batalla campal". "Tenemos a los policías disparando gases lacrimógenos. Vemos a personas que huyen por las calles aledañas llorando y tosiendo por efecto de esos gases lacrimógenos", describía la corresponsal, que apuntaba a que las condiciones de los periodistas no eran mucho mejores: "Nosotros mismos, los periodistas, no podemos quitarnos ni las gafas ni las mascarillas, porque entraríamos como ellos en lloros y picor", sentenciaba.