En 'Ven a cenar conmigo', una remesa de cinco concursantes compiten cada semana por ser el mejor anfitrión y la peculiaridad de alguno comensales es innegable. Uno de los participantes de esta semana se está llevando toda la atención. Su nombre es Víctor, un joven que tiende en gran medida al drama. Tras anotar una de las puntuaciones más bajas de la historia del programa al ejercer como anfitrión, todo ha ido cuesta abajo.
Víctor espera detrás de la puerta a que le vuelvan a abrir
El resto de concursantes no pudieron soportarlo más y, tras una cena surrealista en su casa, le dieron la mínima puntuación posible. Otra de las protagonistas, Nataly, fue víctima de los primeros ataques de Víctor cuando tras una pelea acabó quemándola con el cazo del puré. La siguiente cena era precisamente en casa de ella, donde Victor duró apenas los entrantes. "Pues ya está, vamos al ataque, voy a estar muy simpático en las cenas que queden", fue su reacción ante la ausencia de respuesta tras acusar de "falsos" a los demás por no decirle sus puntuaciones. "Si sois unos envidiosos y unos perros no tengo la culpa", fue el comentario que caldeó el ambiente.
Tras un cruce de acusaciones e insultos -como amenazarla con limpiarla con el felpudo- María Jesús le advirtió de su comportamiento: "En mi casa no vas a pasar ni por el arco de la puerta". Algo que sirvió de premonición, porque Nataly acabó echándolo de la cena pocos minutos después. Todos los demás aplaudieron la decisión, pero Víctor no estaba dispuesto a darse por vencido tan fácilmente y siguió gritando tras la puerta insultos hacia su declarada enemiga. "Eres una sinvergüenza, una ordinaria, una chabacana, de lo más bajo que he conocido", traspasaban sus gritos al salón.
Lo más leído
No acaba ahí
"Hay que irse con dignidad y elegancia", le decía a la cámara mientras bajaba las escaleras del portal para segundos después, ya en la calle, encamarse al telefonillo al grito de "a esta perra maldita la voy a llamar ahora mismo". En el próximo programa, parece que Sergio también lo echará de casa cuando, aunque vuelva pidiendo perdón -además de ir descalzo de un pie-, tarde muy poco en volver a sus formas. "Eres un maleducado y no vales un pimiento", fueron las palabras que gritó desde el exterior.