Después de Sergio Garrido, el domingo 2 de abril se elegía al segundo expulsado definitivo de 'Supervivientes 2023'. Los candidatos para marcharse eran los tres habitantes desterrados de la playa de los Olvidados: Jaime Nava, Artùr Dainese y Gabriela Arrocet. Ion Aramendi, el presentador de 'Supervivientes: Conexión Honduras', fue el encargado de comunicarle a la hija de Bigote Arrocet que ella era la más votada por la audiencia para marcharse del programa. Lo cierto es que ella misma quería irse ante las dolencias de oídos que estaba sufriendo en los últimos días.
Al recibir la noticia, la empresaria respiraba aliviada y agradecía a la audiencia su decisión. Después de ello, se deshacía en elogios a sus compañeros de playa. "Son los mejores. Este dúo está tan compenetrado... Son los mejores supervivientes, yo no tengo nada que hacer aquí", les decía la chilena. Antes de recoger sus cosas para subirse a la barca, añadía: "Os felicito, chicos, sois los mejores, de verdad. Se merecen estar aquí con todo. Son unos valientes, unos guerreros, unos supervivientes". Por último, la mujer se despedía de sus compañeros y mostraba su alegría al marcharse: "¡Estoy muy feliz!".
Gabriela Arrocet y Jaime Nava en 'Supervivientes 2023'
Previamente, Jaime Nava había sido el primer salvado de la noche. "Muchísimas gracias por dejarme continuar esta experiencia, gracias", señalaba el participante que más tiempo lleva en la playa de los Olvidados. La decisión quedaba entonces entre la que finalmente fue la expulsada definitiva y el modelo ucraniano, que se mostraba muy agradecido con el público y celebraba, visiblemente alegre, su permanencia en el concurso.
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Los problemas de Arrocet
La sustituta de Patricia Donoso llevaba unos días muy complicados en la playa más dura de todo el reality. "Estoy enferma de los oídos, este lugar es un infiernillo, el viento no para, yo no puedo estar con los oídos al descubierto, lo he pasado muy mal", explicaba antes de su expulsión. La guitarrista confesaba que "no sabía lo que era" el concurso antes de llegar y Aramendi se dirigía a sus compañeros para preguntarles si su actitud decaída los estaba afectando. "Lo siento mucho por ella que esté así, pero es verdad que aquí el estado ánimo se contagia, tenemos que luchar contra muchas cosas, pero lo peor que te puede pasar es luchar contra nuestras cabezas", sentenciaba el exjugador de rugby.