Gisela Morón y Gemma Mengual se conocen muy bien y sabían que harían un buen tándem como concursantes de 'Pekín Express'. Curiosamente, aunque no viajen a Pekín como el título del programa indica, es en esa ciudad donde consiguieron sus primeras medallas olímpicas en los JJOO 2008. Hablamos con ellas para que nos cuenten cómo ha sido la experiencia de participar en este reality y qué diferencias hay con un campeonato.
Os conocéis desde los 8 años, pero supongo que en esta experiencia tan extrema os habéis conocido mucho más...
Gisela Morón: Es que nos conocemos mucho.
Gemma Mengual: Nos conocemos muchísimo, pero sí que quizás nos hemos visto en alguna situación en la que nos hemos sorprendido en la manera de desenvolvernos cuando ha tirado una o ha tirado la otra. Pero ha sido muy natural, ha sido muy fácil.
Gisela: Yo creo que ha sido más sumar una experiencia más juntas que el conocernos más
Gemma: Una confirmación de lo que nos queremos.
Y muy sincronizadas, como es el nombre de vuestra pareja en el programa.
Gemma: Sincronizadas y compenetradas.
Gisela: En algún momento no tanto.
Gemma: Siempre desincronizas, es que la sincronización se entrena y allí no había mucho entrenamiento.
¿Veremos algún guiño a Pekín 2008, vuestros Juegos Olímpicos?
Gemma: Sí, es allí donde conseguimos dos medallas olímpicas.
Pero nada que ver la experiencia...
Gemma: No, nada que ver. Eso fue una carrera de muchos años, que culminó allí. Bueno, un poco después, pero las primeras medallas históricas fueron allí y esto es una experiencia más recogida, más intensa, más corta, en la que no ha habido una preparación previa. Pero sí que llevas una bagaje de vida anterior.
Gisela: Para mí lo diferente es que cuando vas a competir estás muy centrado y focalizado, y aquí era todo improvisado, no tenías nada controlado y era...
Gemma: Buscarte la vida, tal cual.
Gisela Morón y Gemma Mengual, concursantes de 'Pekín Express'
Gemma, la oferta para participar en 'Pekín Express' te llegó a ti, ¿qué es lo primero que piensas y cómo surge Gisela como compañera?
Gemma: Cuando me llegó la oferta dije: Ostras, ni de coña. Te lo juro. Había visto algo y yo no me veía allí con la mochila porque nunca he sido muy aventurera, sinceramente. Pero me empezó a entrar el gusanillo, luego me dijeron que tenía que buscarme una pareja y pensé en ella. Dije: Ostras, con Gisela sí que lo haría.
¿Y tú qué piensas cuando te llama Gemma?
Gisela: A mí es que siempre me ha gustado el rollito aventurero y encima con Gemma, me apunto a lo que sea.
¿Qué ha sido lo más duro: la comida, los desplazamientos o el alojamiento?
Gemma: Es un mix. Lo de la comida llega un momento en el que te acostumbras. Pasabas hambre, pero vas corriendo todo el día y no te da tiempo ni a pensar si tenemos hambre. Además, llevábamos un euro y no te daba ni tiempo a gastártelo.
Gisela: O parabas o corrías. Entonces corrías.
Gemma: Lo de dormir era complicado, porque te tenías que adaptar a lo que encontraras donde fuera. No era fácil. Y lo de los coches yo al principio no me veía cogiendo coches de desconocidos, pero al segundo día ya dices: Bueno, es lo que hay. Ya le cogimos hasta gustillo
Gisela: Es echarle morro, y adelante.
¿Qué ha supuesto ir siempre con una cámara? Al final no sois una pareja sino un trío.
Gemma: Te acostumbras al final. Te haces a la idea de que te van a estar grabando todo. A veces se nos escapaba y hablábamos en catalán y era: Mierda, que nos están grabando. Hubo un momento que ya me salía normal dirigirme a ella en castellano, ya no tenía que pensarlo.
La cámara entiendo que ayudaba a conseguir cosas pero también era un problema porque por ejemplo no eran dos plazas lo que buscabais sino tres.
Gemma: Claro, muchas veces era eso. El típico padre con dos niños detrás, o que el coche era pequeño... Luego había gente que era muy vergonzosa y no querían cámaras y había gente que directamente decía que no por eso.
Gisela: Había situaciones en las que en un coche cabíamos las dos, pero ya con el cámara no era posible.
¿Qué es lo más raro que habéis hecho?
Gemma: Dormimos en un sitio muy raro una vez. No era la casa de nadie, era un local.
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Gisela: Ha habido cosas surrealistas. Nos dejaron unas llaves y nos dijeron que al día siguiente se las devolviéramos a la dueña del local de al lado.