OPINIÓN

'Glee' no es solo una serie musical: Su lucha por mostrar la preocupación social de toda una generación

El 20 de marzo de 2015, 'Glee' llegaba a su final con un episodio en el que mostraba cómo habían cambiado la vida de sus protagonistas cinco años después.

Por Fernando S. Palenzuela El 20 de Marzo 2020 | 13:33

19 de mayo de 2009. FOX apostaba por emitir una comedia de instituto llamada 'Glee', que por sí solo viene a significar regocijo, pero que si lo unes a la palabra "club" expresa "coro". La elección del nombre no era nada casual, pues la premisa de la serie era sencilla: un coro en donde un grupo de inadaptados lucharían día a día por ser felices en un instituto en el que se sitúan en el último estrato social. Serie juvenil, de instituto, personas marginadas... No habían inventado nada, ¿verdad?

"Don't Stop Believing" se convirtió en el himno de 'Glee'

Sin embargo, la importancia de 'Glee' no se encontraba en que Ryan Murphy hubiera dado un giro de 180 grados a la concepción de una serie, sino en cómo supo apostar por reflejar las vivencias de los adolescentes que pasaban por la misma edad y situación que los personajes, al tiempo que poner sobre la mesa diferentes aspectos sociales que preocupaban a los jóvenes. Igual en este punto, alguno salta con que los actores no tenían nada de joven, pues su protagonista Cory Monteith acababa de cumplir 27 años mientras que interpretaba a alguien de 16 años. Aquí no no hay nada que objetar y, por suerte, hoy en día se hacen series de adolescentes con adolescentes (véase 'Skam España'), pero volvamos a las tramas, donde recaía el peso de la identificación.

Rompiendo moldes en el colectivo LGTB

'Glee' reunía a varios adolescentes en un entorno donde podían sentir confort. Fuera de esa sala de música todo lo que los rodeaba era hostil, sufriendo desde vejaciones hasta agresiones físicas. La etapa del instituto es una de las más complicadas para las personas, pues a día de hoy todavía falta mucha educación en la igualdad, en valores éticos y en ciudadanía. Sin embargo, 'Glee' aportaba cierto respiro en este sentido, mostrando que personas de todo tipo y que podrían pertenecer a cualquier lugar de la jerarquía escolar tenían preocupaciones y sentimientos similares. Es cierto que Rachel Berry no sufría lo mismo que Finn Hudson o que Quinn Fabray, pero a lo largo de las seis temporadas sí vimos cómo, a su manera, vivían rechazos por la misma razón: ser quienes ellos habían soñado siempre con ser.

Santana y Brittany protagonizaron una de las relaciones más queridas de 'Glee'

De este modo, la ficción de FOX puso sobre la mesa varios temas controvertidos para darles visibilidad, preocupaciones que afligían a esos adolescentes, pero también a la sociedad. 'Glee' ha tratado tanto reivindicaciones a favor del colectivo LGTB, como el suicidio, los malos tratos, el embarazo juvenil y la facilidad de los jóvenes por hacerse con armas en Estados Unidos. Ha sido una serie que ha apostado siempre por la igualdad entre las personas, por tratarlas en la misma línea y no relativizar los problemas de unos por encima de los de otros. Todos tenemos problemas y para cada uno son importantes a su modo, por ello la empatía a través de la música era la gran medicina que administraba Will Schuester (Matthew Morrison) a sus alumnos.

Es necesario bucear con mayor concreción en algunos de los tratamientos de 'Glee' para conocer por qué fue tan importante esta serie. Vamos a empezar por el colectivo LGTB, muy presente en la ficción televisiva, pero en donde 'Glee' ya apostó por adentrarse con mayor profundidad en sus problemáticas. Personajes gais existen en infinidad de series, es más, muchas de ellas tratan de visibilizar, pero el impacto de esta producción no se encuentra tanto en personajes homonormativos como Kurt o Blaine, sino en otros como Karofsky. La evolución de este personaje nos dejó con uno de los episodios más emotivos, "On My Way", en el que se trataba cómo en muchas ocasiones las personas que hacen bullying lo cometen porque sienten esa inseguridad que reprimen en otros. El personaje de Max Adler, tras descubrirse que es homosexual, sufre en sus carnes el acoso que él cometió, lo que provoca que intente suicidarse al no poder soportar las continuas humillaciones. La crudeza con la que se narra el intento de suicidio al ritmo de un desgarrado "Cough Syrup" consiguió poner los pelos de punta a muchos, especialmente en un escenario en el que Estados Unidos era testigo de cómo crecía el número de jóvenes que acaban con su vida al no soportar las continuas agresiones de sus compañeros a causa de su sexualidad.

Sin embargo, 'Glee' estaba comprometido a dar una visibilidad mucho más completa y es por ello que introdujo una relación lésbica en sus filas: la de Santana y Brittany. El personaje de Naya Rivera descubría que era lesbiana, asumiendo su orientación gracias al apoyo de sus compañeros del club. El mensaje estaba claro: da lo mismo a quien ames o como seas, la gente que te quiere seguirá a tu lado por quién eres. De nuevo New Directions volvía a demostrar que por muy diferentes que fueran sus miembros entre sí, eso era lo menos importante. Pero quizá el personaje de Heather Morris fue mucho más interesante en este aspecto y es que ella no tenía ningún reparo en asumir que era bisexual. La bisexualidad ha estado siempre oculta en la ficción y muchas veces se ha dejado entrever ante afirmaciones de que "no existen etiquetas". Sí, sí existen y es importante que las haya, ya que ocultar la bisexualidad solo crea bifobia. 'Glee' rompía con esto y encima lo hacía con una mujer, algo mucho menos visto, que se sentía suficientemente empoderada para amar y tener sexo con quien quisiera.

Alex Newell rompió con los roles de género con su papel de Unique en 'Glee'

'Glee' continuaba con su visibilidad al colectivo y lo hacía con personajes trans. Alex Newell llegó al instituto McKinley en la piel de Wade como incorporación de la cuarta temporada tras ser consciente al final de la tercera que no pasa nada porque quisiera ser Unique. De este modo, con el paso de su recorrido por la serie, se vio cómo rompía con los roles de género, incluso luchando por la implantación de baños mixtos a los que pudiera entrar sin sentirse juzgada. Pero esto no acaba aquí, y es que en el profesorado hubo otra representación del colectivo trans a través de la entrenadora Beiste (Dot-Marie Jones), quien al final de la serie vemos que ha logrado realizar la transición bajo su nuevo nombre: el entrenador Sheldon Beiste.

La problemática social por bandera

Siguiendo la estela del entrenador Beiste, en "Choke" se descubre que sufre violencia machista por parte de su pareja. El episodio se centra en algunas de las chicas de New Directions que tratan de concienciar sobre la importancia del empoderamiento femenino y la libertad de la mujer, y prueba de ello es la magnífica versión de "Cell Block Tango". Beiste recibe la ayuda y compromiso de otras mujeres que comprenden la dura situación por la que está pasando, incluso de Sue Sylvester (Jane Lynch), su "enemiga" dentro de la serie. La entrenadora de las animadoras es capaz de dejar de lado las rivalidades y envidias que siente y apoyar a una mujer víctima del machismo imperante en la sociedad. Beiste termina por volver con su pareja y perdonarlo, pero no por esto 'Glee' ha fallado en su mensaje, pues resulta fiel reflejo de esa dominación que muchos hombres ejercen sobre sus parejas. Es más, las lágrimas de la entrenadora mientras engaña a las alumnas no hacen más que subrayar que su decisión no ha sido la correcta, pero que tampoco se la puede juzgar por ello, ya que no es culpable de nada.

"Keep Holding On" fue el tema que unió al Glee Club por el embarazo de Quinn

Como ya he dicho, en sus años en antena, 'Glee' puso sobre la mesa un amplio abanico de problemáticas sociales. Véase el embarazo juvenil tratado a través de Quinn Fabray en la primera temporada y cómo esta fue repudiada en su casa por romper con los cánones de una familia cristiana perfecta, una que, sin embargo, escondía grandes tensiones y un núcleo desestructurado a través de un padre controlador y una madre sumisa. Esto no hacía más que impedir al personaje de Dianna Agron ser ella misma al tener que vivir en la constante idea de perfección; de nuevo, un personaje que se ve sometido a lo que la sociedad espera de él. El sexo siguió presente en la serie desde otras perspectivas, como la primera vez a través del tema "Like a Virgin" en "The Power of Madonna" o las ETS con Artie Abrams (Kevin McHale) en "Tested", pero también desde un punto más adulto adentrándose en la prostitución masculina con Brody (Dean Geyer), el novio de Rachel (Lea Michele) en la cuarta temporada.

'Glee' también se metió de lleno en el consumo de alcohol entre los jóvenes con "Blame It on the Alcohol", en el dopaje y las drogas a través del coro de los Warblers en la cuarta tanda o en los trastornos alimenticios con Marley (Melissa Benoist). En su afán por mantenerse fiel a la realidad del país, la ficción de Ryan Murphy dedicó uno de sus episodios a los tiroteos en los institutos norteamericanos en "Shooting Stars". Atrás quedó la comedia en este capítulo, uno de los más desgarradores de la serie y que mostró la situación límite que llegan a vivir las personas que se ven envueltas en una atmósfera en la que su vida corre grave peligro. Pero lo más importante: cómo estas personas que cometen estos atroces actos son también víctimas del sistema y cómo es necesario fomentar la educación en la igualdad.

La muerte de Cory Monteith y cómo la causa es lo de menos

Cualquier fan de 'Glee' coincidirá conmigo en que el episodio más triste de la serie es "The Quarterback", donde se aborda la muerte de Finn Hudson tras el fallecimiento de Cory Monteith. El tratamiento de la muerte y del posterior duelo es de alabar, y es que no entra en frivolizar ni jugar con el morbo. 'Glee' da un golpe sobre la mesa al no culpar a su protagonista de haber muerto por una sobredosis, asegurando que no es necesario conocer la causa de su fallecimiento, sino que lo único que importa es que ha perdido la vida una persona. No obstante, esta no es la única muerte tratada en la serie, pues en "Funeral" ya se ve con la hermana de Sue Sylvester y la muestra del dolor por parte de la entrenadora y la posterior interpretación de "Pure imagination".

La muerte de Cory Monteith puso en peligro la continuación de 'Glee'

Jean, la hermana de Sue que fallece en ese episodio, está protagonizada por Robin Trocki, una actriz con síndrome de Down. Ryan Murphy es conocido por dar oportunidad a intérpretes menos visibilizados en sus series, como ya hemos visto también en varias temporadas de 'American Horror Story', y en 'Glee' lo cumple con Lauren Potter en sus filas dando vida a Becky Jackson. Becky, además, no es tratada en una posición inferior por tener síndrome de Down, sino que es una de las animadoras y la protegida de Sue. Adquiere una posición de relevancia en el escalafón social del instituto, demostrando que las personas con cualquier tipo de discapacidad pueden llegar a lo más alto, pues gozan de las mismas habilidades, preocupaciones y fallos que el resto de población. En suma, 'Glee' fue pionera al contratar a Potter y Trocki, pues solo hay que recordar que en nuestro país se ha comenzado recientemente a visibilizar a estos intérpretes desde una perspectiva de capacidad desde el triunfo de "Campeones" (2018).

Ayudando a fomentar la cultura musical

Y por fin llegamos a la parte musical, el ADN de la serie. Todas las temáticas antes tratadas han estado siempre acompañadas de música, puesto que los episodios de 'Glee' se construían en torno a enseñanzas que se querían transmitir a través de todo tipo de canciones. Podemos decir que una de las frases más conocidas de "La llamada", "la música hace milagros, Milagros", fue bien asumida con anterioridad por el equipo de Murphy, buscando que los mensajes calen en los espectadores de una manera entretenida y acompañada de notas musicales.

La serie de FOX ha hecho un gran trabajo por cimentar una cultura musical en los espectadores que han seguido a las tres generaciones de estudiantes que han vivido y sufrido en las seis temporadas. Desde música pop y actual con artistas como Lady Gaga, Katy Perry, Ariana Grande, Britney Spears, Taylor Swift o Bruno Mars hasta ídolos musicales como Michael Jackson, ABBA, Madonna o Stevie Wonder, pasando por artistas y grupos de la talla de Fletwood Mac, Tom Jones, Neil Diamond o Billy Joel y varios musicales como "Rocky Horror Picture Show", "Grease" o "Wicked". Más de 700 canciones de todas las épocas, géneros y artistas han sido versionadas a lo largo de los 121 episodios que conforman la serie, dando a conocer temas que son historia de la música de las últimas décadas.

"The Rocky Horror Picture Show" fue uno de los musicales que 'Glee' homenajeó

Por supuesto estas eran versiones y tenían su propio toque, incluso entremezcladas en locos mashups, una de las características más propias de 'Glee'. Sí es cierto que muchas de ellas han tenido una puesta en escena poco llamativa, pero en otros casos se lograron grandes actuaciones, como "Smooth Criminal", que Santana y Sebastian interpretaron en el episodio dedicado a Michael Jackson. La compañía de 2CELLOS dotó al tema de una producción muy interesante bajo las voces de Rivera y Grant Gustin. Y qué decir de "Don't Stop Believing", composición de Journey que alcanzó gran relevancia, convirtiéndose en el himno de la ficción al ser interpretado hasta en cuatro diferentes ocasiones.

No todo ha sido positivo en 'Glee', ni mucho menos, pues cometió locuras en su guion y giros sin sentido. Consiguió realizar una primera temporada magnífica, con un humor muy fresco y rompiendo moldes respecto a otras ficciones televisivas, pero decayó en una segunda temporada que no estuvo a la altura y, sobre todo, en una quinta que perdió el rumbo por completo y el cual costó centrar en una sexta más breve. Sin embargo, en las seis temporadas hizo una gran labor por identificar a sus espectadores con los personajes y tramas a través de un componente que la distinguía de sus antecesoras: la música. 'Glee' se ha volcado en dar voz a todos aquellos temas que preocupaban a la juventud de esos años y que, a día de hoy, sigue haciéndolo, pues todavía nos queda mucho trabajo de empatía que realizar por ser conscientes de que la persona que está a nuestro lado, por muy diferente que sea de nosotros, tiene sus debilidades, peculiaridades y preocupaciones como las tenemos todos. Pero eso sí, que nada te quite las ganas de soñar como Rachel Berry y luchar por poder ver el mundo "no como es, sino como debería ser".