ENTREVISTA

Gonzo ('Salvados'): "A mí la calle me pone mucho, no me metas en una oficina"

El periodista toma el relevo de Jordi Évole en 'Salvados' y deja así atrás a casi una década en 'El intermedio', el programa que considera su casa.

Por María P. Bonmatí El 20 de Octubre 2019 | 10:56

Cualquiera que haya pasado tan solo un rato dentro del equipo de 'El intermedio' sabe que trabajan como una familia. Fernando González, Gonzo, entró en ella hace nueve años, casi una década en la que le ha dado tiempo a entablar lazos muy íntimos allí. Por eso, tener que decirles adiós no ha sido tarea fácil. Les dice "hasta luego", que siempre queda mejor que adiós, para embarcarse en una odisea, que es nada más y nada menos que dirigir y presentar 'Salvados'.

El tiempo que tardó en tomar la decisión fueron 24 horas, tal y como confiesa en su charla con FormulaTV. "No tenía tan claro si quería dejar 'El Intermedio'", sentencia. Pero sí que tenía clara una cosa: "quería hacer 'Salvados'". Después de un día, ya estaba la decisión tomada. Y ya lo dijo en otra entrevista con este diario: "Ojalá algún día me pueda dedicar a hacer solo documentales, porque me motiva mucho. Soy muy feliz".

Gonzo, en la presentación de la nueva temporada de 'Salvados'

Esas palabras venían después de grabar 'Detrás del muro', el documental donde pudo poner voz a los dramas de vida que pasan las personas que intentan cruzar el muro que separa América Latina con Estados Unidos. Hablaba con verdadera emoción de Marcos, Lesbia, Yooselin, José, Wendy, Janet... Ahora, habla con la misma ilusión de su siguiente trabajo, que se estrena con un conocido desconocido: el acoso sexual en el trabajo. "Queremos aportar una novedad al tema, que es poder tratarlo con tiempo", comenta Gonzo, que, además, señala la gran diferencia con lo que solemos escuchar y lo que vamos a escuchar: "Este es un tema que solo se ha mencionado cuando habla alguna estrella de Hollywood o alguien de la ópera" y es que, como bien indica el periodista "esto es un problema transversal".

"Buscamos que las mujeres que estén pasado por esta situación se sientan identificadas con otras que hayan pasado por algo similar". Esa es la declaración de intenciones para su primer programa. Aclarar que habla de mujeres porque, según el testimonio de expertos con los que se ha podido entrevistar, "la cifra de víctimas hombre es casi anecdótica", como les confirma Fernando Lousada, el primer juez que concedió en España una indemnización por acoso sexual en el trabajo. Junto a él o la psicóloga Lourdes Díaz intentarán componer un mapa sobre el drama en nuestro país, y es que los últimos datos oficiales que se tienen sobre ello datan de 2006. De ahí, la necesidad de ponerse con ello desde 'Salvados'. "Espero que los espectadores sepan perdonar que no hayamos empezado con Cataluña", implora, entre risas, Gonzo. Realmente, tiene ganas de que se vea la historia de esas mujeres.

Y es que, en esta nueva etapa inciden en algo que ya venían haciendo desde hacía tiempo. Todos los programas quieren entrevistar a gente importante, ellos los primeros, pero también importa lo que pasa alrededor. "Tenemos ganas de darle voz a la gente que no se le suele dar", confiesa el entrevistador, que pasa a entrevistado a continuación, acostumbrado a ser él el que da la voz, cambiamos el rol solo por unos minutos para saber, lo primero qué se siente al llevar un formato como 'Salvados' y justo después un Ondas.

Soy un inconsciente. Intento evadirme de esa parte, porque no influye realmente en el desarrollo del trabajo. Cuando me pongo a grabar, no pienso "tengo que mantener el nivel de un programa que ha ganado el Ondas", no. Pienso que tengo que hacer una buena entrevista. Y eso da igual donde lo hagas. Es adaptarse al formato. La responsabilidad existe, claro, y creo que nunca he sentido la responsabilidad que he sentido ahora, ni nunca he estado tan comprometido desde mi vida personal con un proyecto como este 'Salvados'.

También soy consciente de lo que es aceptar presentar 'Salvados', en el momento que lo he aceptado y después de todo lo que ha sido. Pero intento que no me influya. También pido un poco de espacio para lograr lo de Évole con el Papa. Eso fueron años, no es llamar al Vaticano y decir: "Hola, ¿se puede poner Su Santidad?"

¿Esto es un halago?

Si, sí. Me suena a reconocimiento. Este verano he tenido mucho tiempo para pensar y la conclusión es: "Ha merecido la pena lo que he hecho, cómo lo he hecho y las decisiones que he ido tomando..." Yo siempre he pensando que habían tenido un sentido, porque llevar nueve años en 'El Intermedio' es la leche, pero esto ya es como el espaldarazo definitivo. Algo habremos hecho bien.

¿Te has encontrado con alguien que te dijera que prefiere a Évole?

No, todavía no he entrevistado a nadie que haya sido tan cabrón. Pero mira, la primera que hice, pedí empezarla de nuevo. Me di cuenta de que no estaba siendo yo, que estaba nervioso por ser mi primera entrevista. A los 15 minutos paré ya estaba haciendo una entrevista como las que llevo haciendo mogollón de tiempo. Por ahora nadie me ha dicho nada, pero claro que se dirá. Es que eso es inevitable. Esto es la vida. Es así.

Gonzo con el equipo de 'El intermedio'

¿Tú entorno es consciente del cambio de vida que supone el proyecto?

Más o menos sí. Son pequeños todavía, pero más o menos sí. A ellos le afecta que estoy menos en casa, pero hemos hecho el esfuerzo de írselo explicando, pero también hay cierto hábito ya. Nadie me dijo, me haces una faena. Estoy muy agradecido a mi entorno.

El equipo de 'El intermedio' es mi familia. Yo tengo relaciones muy íntimas allí dentro. Muy íntimas. Y que son para toda la vida. Viajé mucho, he pasado muchas horas, he vivido muchas cosas... Se alegraron un montón por mí, pero, al mismo tiempo, queda una sensación de pena. Sobre todo con aquellos que eran mis compañeros de viaje, esos que estábamos en la calle: Marcelo, Imma, Buddy, Marcos, Pilu...

Se acaba una etapa preciosa, muy divertida, y eso es triste. Pero nadie me dijo "no lo hagas". Lo de todos mis amigos de ahí dentro fue: "Me alegro mogollón por ti. Es tu paso natural, no puedes decir que no". Eso también te hace sentir que tu decisión es la correcta.

Yo creo que todavía no sé lo que es presentar 'Salvados'. Falta la parte fundamental, que es que se emita. Lo que estoy viendo es que se le dedica mucho tiempo antes de ponernos a grabar. Me encanta. Y las reuniones no tienen límite de tiempo. ¿Qué significa en ese sentido? Que yo voy mucho más protegido, más centrado a la grabación. Antes era de otra forma, porque estás en un diario y no tienes tanto tiempo. También tienes que poner más de tu parte, porque tienes que estar a la altura del compromiso y del esfuerzo del resto del equipo.

Ahí sí que estaba nervioso. Estaba más nervioso de lo que voy a estar el domingo. Fue muy chulo, porque aparecí y me aplaudieron. Pero entré cagándola. Porque me metieron en un taxi y estos, que lo graban todo, me estaban esperando a que saliera del taxi, pero se esperaban que saliera por la puerta derecha y yo salí por la izquierda y le jodí el plano. Esa fue mi llegada a 'Salvados', así que tiene que ir a mejor si o si.

¿Echarás de menos el humor?

¿Influyó 'Detrás del muro' para que te dieran 'Salvados'?

Creo que sí. Cuando se estrenó el documental lo pensé y lo comenté con gente cercana: "creo que esto es un punto de inflexión o puede ser un punto de inflexión en mi carrera". Lo que no me esperaba es que pocas semanas después recibiría la llamada. Yo entiendo que sí. Y es lógico, no puedes confiar 'Salvados' a alguien sin verlo ahí.

La temporada está planteada en tirar seis programas hasta Navidad, hasta diciembre. Después, creo que el primer trimestre viene Jordi Évole con su programa nuevo y, cuando el acabe, venimos a una segunda parte de temporada. Hablaremos de las nuevas elecciones, la situación política, Cataluña... De hecho, me voy para allá. Hay que hacer calle, que a mi me pone mucho, no me metas en una oficina.

Gonzo, en el documental 'Detrás del muro'

El próximo tema social con el que salimos serán los menas. Ha sido una experiencia brutal, el acompañar a estos chavales, el hablar con ellos. También tenemos un programa sobre el autismo, que probablemente irá para segunda mitad de temporada. No puedo decir ninguno más, porque sí hay varios temas sobre la mesa, pero todo está pendiente de una confirmación. Será un compendio entre grandes personajes, temas sociales y la actualidad política. Que no es poca en este país.

¿Has pedido entrevista a algún líder político?

Sí, sí, y ha habido alguna que otra respuesta. Algunos nos ha dicho que no se toman ni un café con nosotros y hay otros partidos que ya nos han dicho sí. Desde luego, nosotros, llamamos a todos. También nos hemos planteado hablar con los líderes presos desde la cárcel y los cara a cara. El problema es que estamos a tres semanas de unas elecciones y los líderes políticos condicionan sus agendas en función de las estrategias. Esto, obviamente, influye en el trabajo periodístico no solo de 'Salvados', sino de todos los periodistas.

¿Qué queda de ese chaval de aldea que criaba vacas?

Está aquí, por su puesto, sino no hubiese llegado a esto. Estoy muy orgulloso y, sobre todo, estoy muy orgulloso de mi familia, porque ellos lo vieron antes que yo. El contar historias también viene mucho de ahí; la tradición oral en Galicia es brutal. También encuentro a ese chaval en la empatía, en el respeto máximo hacia todas las personas. Está ahí el que no me importe currar todas las horas que haga falta. Queda su esencia.

¿Cuáles son los ingredientes para ser buen entrevistador?

Depende de la entrevista. En programas como el primero que lanzamos mi forma de ver esta entrevista es que yo no puedo ser el protagonista. Las preguntas tienen que ser las justas para llevar a una persona que sabe lo que quiere contar, pero que no tiene esa técnica narrativa. Ese es mi trabajo, el si se va por un sitio que yo creo que no era el momento, acompañarla, pero saber que tengo que volver a un núcleo central de la historia. Escuchar y, sobre todo, que la persona que habla se sienta escuchada. Si tienes a un político delante, lo que hay que hacer es desempatizar.

La clave al final es ganarse la confianza del entrevistado, ganarse su respeto. Me decíais lo de la aldea. Pues muchas veces me acuerdo de esto. Yo es que me pasé mucho tiempo escuchando, escuchando con ganas y con respeto. Lo veo ahora y digo: ahí hay un bagaje.