En un mundo cada vez más globalizado y con miles de producciones audiovisuales de todo tipo, hay muchas materias en las que, a nivel mainstream, falta mucho camino por delante en cuanto a la representación y, más aún, que esta sea justa y variada sobre la realidad que refleja. Ese es el caso, entre otros muchos, de la diversidad corporal y, concretamente, de la escasa representación de personajes gordos o de tallas no "normativas".
No es una cuestión de promover la obesidad: las personas gordas existen en una sociedad con una amplísima variedad de físicos y características y, como cualquiera, se merecen un mínimo de respeto en lugar de desprecio o lecciones de moral por una supuesta "preocupación" por su salud, tras las cuales muchos esconden su gordofobia. Merecen su propio espacio en las historias, un reflejo de sus múltiples y variadas realidades, fuera de tópicos humillantes, dañinos y que perpetúan ideas erróneas. Y, sobre todo, lejos de la persistente y cansina idea de que su talla o su peso define por completo su historia.
Penelope en 'Los Bridgerton'
Por esa razón, en FormulaTV recogemos algunos de los ejemplos más comunes de gordofobia presentes en el ámbito de la ficción, centrándonos en casos de la pequeña pantalla. Prejuicios, papeles e ideas sobre las personas gordas que muchos intentan cambiar poco a poco y que, aún a día de hoy, siguen demasiado vigentes, perjudicando ya no solo a la gente de tallas grandes, sino incluso a aquellas más cercanas a las consideradas más "normativas", en una sociedad en la que se ensalza muchas veces a físicos prácticamente imposibles para la gran mayoría.
Se considera "gorda" a gente que no lo es
Violeta en 'Física o química'
Al abordar cómo el rechazo que se crea hacia las tallas grandes puede afectar a aquellas personas que no las tienen, encontramos muchos ejemplos de ficciones que incluyen personajes a los que se señala como "gordos" (y, por descontado, supuestamente "feos"), cuando suelen tener, en general, normopeso, es decir, su peso entra dentro de los parámetros considerados "óptimos" o incluso es más bajo. Se crea así un reflejo erróneo que puede afectar a muchísima gente fuera de las pantallas.
La protagonista de 'Raven' (interpretada por Raven Baxter), Harper (Jennifer Stone) en 'Los magos de Waverly Place' o, más recientemente, Barbara (Shannon Purser) en 'Stranger Things' serían ejemplos de esta situación. Por supuesto, las ficciones españolas tampoco se libran de casos más que conocidos para el público: personajes como Yoli (Sara Brasal) en 'Los Serrano', Violeta (Irene Sánchez) en 'Física o química' o Tania (Elisabet Casanovas) en 'Merlí', también han sido considerados "gordos", cuando ese planteamientos estaba muy lejos de la realidad.
El efecto de este tipo de personajes, además, no se queda solo en la historia en sí o en cómo pueda impactar al público sino que, por desgracia, puede afectar a los propios intérpretes. No hace mucho, Sara Brasal, actriz que daba vida a Yoli, compartía su experiencia interpretando a un personaje que se describía en los guiones como "gorda, con gafas de culo de vaso, brackets", a pesar del buen trato de la productora hacia ella. Incluso Kate Winslet confesó en una entrevista para el New York Times que tuvo que plantarse durante el desarrollo de 'Mare of Easttown' para evitar que editaran digitalmente "un trozo de barriguita abultada" en las escenas de sexo.
El papel de la "amiga gorda"
Los personajes más jóvenes de 'Los Serrano'
El hecho de que, en muchas ocasiones, se etiquete a personajes "gordos" como tales cuando no lo son, es una excusa muy recurrente para el papel de la "amiga gorda", en el que, por descontado, también entra gente que sí tiene una talla grande. Es esa persona, generalmente mujer, que suele actuar como "escudera" de una amiga aparentemente más atractiva, con la que la comparan casi de forma constante. Es complicado buscar un papel que rompa con esta idea, pero un buen ejemplo podríamos encontrarlo en Kat (Barbie Ferreira), de 'Euphoria', quien decide centrarse en ella misma y cuenta con sus propios conflictos.
Dentro de este manido estereotipo, a veces el personaje incluso llega a ser invisible al lado de su amiga y actúa como un mero soporte de su trama. Hasta cumple en ocasiones el papel de "celestina" en conflictos amorosos. Se trata de un papel secundario que está ahí para "acompañar" a la "chica guapa" o "chico guapo", con los que es frecuente que se establezca una relación marcada por la admiración hacia ellos y el desprecio hacia uno mismo. Por ese motivo, no es de extrañar que muchas veces este tipo de personajes interioricen y normalicen actitudes y comentarios gordófobos.
Con esos ingredientes, dicho tipo de personaje suele carecer de una historia personal que esté alejada de los complejos por su talla o de lo que otros piensen de ella. El caso de la mencionada Yoli es uno de ellos, casi siempre pegada a Teté (Natalia Sánchez), o también en 'Los Serrano', el de Boliche (Andrés de la Cruz). Ni siquiera Barbara se libraba de la sombra de su amiga Nancy (Natalia Dyer) en su corto recorrido en 'Stranger Things', como tampoco parecía hacerlo Mónica (Courteney Cox) en 'Friends' cuando se abordaban los flashbacks de su juventud junto a Rachel (Jennifer Aniston), mientras estaba gorda.
El recurso cómico: "Fat funny girl"
Mónica en 'Friends'
Otro recurso repetitivo para hacer "gracioso" a un personaje gordo suelen ser sus meras acciones. El hecho de que coman y hasta cómo lo hagan (da igual si es una ensalada o una hamburguesa XL, si lo hacen con educación o sin ella), que hagan ejercicio o que no lo hagan, o hasta que pasen verdaderos apuros para sentarse o para pasar por un sitio estrecho, son recursos demasiado frecuentes para convertir a las personas gordas en objeto de mofas en muchas ficciones. Todo un reflejo de gordofobia, puesto que no se da ese enfoque "cómico" si se tratase de una persona más "normativa" .
Este patrón se repite con frecuencia en los ya mencionados flashbacks de Mónica en 'Friends', donde el personaje hace gestos más exagerados y torpes, tiene una voz chillona o se hacen bromas constantes sobre su peso o lo que come, sin que haya réplicas o repercusiones. A esto se suma el hecho de que, en ocasiones, otro aspecto para la "comedia" es pintar a este tipo de personajes como demasiado inocentes o tontos, con el fin de que el público se ría aún más de ellos.
Incluso en esos casos en los que una serie incluye un personaje gordo que no tiene en cuenta su talla o su peso, o estos no le suponen lastre emocional o social, es complicado dar con ejemplos en los que no haya alguien de su entorno que se lo mencione en algún momento. Sookie (Melissa McCarthy) de 'Las chicas Gilmore' es un buen ejemplo: no tiene problemas de autoestima con su cuerpo, pero sus amigas Lorelai (Lauren Graham) y, especialmente, Rory (Alexis Bledel) no tienen inconveniente en meterse con otras personas por su peso.
Josemi, en 'Aquí no hay quien viva', también es otro buen ejemplo de este tipo de tramas. El niño de los Cuesta pasa gran parte de la serie sin que sus intervenciones o historias tengan en cuenta su talla o su peso y, de hecho, al benjamín de la familia se le nota muy seguro de sí mismo. Sin embargo, en un momento de la serie, hay varios episodios en los que Josemi se ve presionado por sus padres para perder peso a través de dietas o ejercicio.
Las tramas siempre giran en torno a su peso
Will en 'Huge'
Ese es el caso de 'Huge', serie de ABC Family, que aborda la historia de varios adolescentes que ingresan en un campamento para perder peso. Mike Biggs (Billy Gardell) y Molly Flynn (Melissa McCarthy), protagonistas de 'Mike and Molly', comienzan su historia de amor al conocerse en una reunión de "obesos anónimos", mientras que, 'Divina de la muerte', aunque acaba despegándose un poco de la talla de su protagonista, aborda la historia de una modelo superficial que, al morir, recibe una segunda oportunidad y ocupa el cuerpo de una abogada gorda llamada Jane Bingum (Brooke Elliott). Una historia que, sin embargo, acaba convirtiéndose en una visión respetuosa, divertida y hasta conmovedora sobre la aceptación de nuestro propio cuerpo y la lucha contra los irreales estándares de belleza.
Asimismo, al hablar de tramas amorosas, es muy complicado dar con alguna que no tenga en cuenta el aspecto físico de la persona gorda en un sentido negativo, al predominar esa cansina idea de que no puede enamorar a nadie simple vista y, mucho menos, puede mantener relaciones sexuales, especialmente si su pareja no tiene su misma talla o similar. Todo se centra o en que el personaje gordo pierda peso y por fin resulte atractivo a su potencial pareja, o bien en que dicha persona eche abajo sus prejuicio y se enamore por su encantador carácter.
Los "fat suits"
Schmidt en 'New Girl'
Sin duda alguna, uno de los "recursos" más manidos y criticados con razón a la hora de fomentar la gordofobia son los conocidos como "fat suits", es decir, "trajes" que lucen actores y actrices para interpretar el papel de una persona gorda. Para empezar, es algo que afecta fuera de la propia ficción, puesto que resta representación a intérpretes gordos y hasta perpetúa la idea de que ni siquiera son válidos para actuar.
Por desgracia, es un recurso que aún a día de hoy se sigue empleando, como fue con el reciente caso de Miren Ibarguren interpretando a una deprimida Yolanda en la decimotercera temporada de 'La que se avecina'. De hecho, cuenta con una lista bastante amplia de ejemplos, entre los cuales encontramos a Cox como Mónica en 'Friends', Max Greenfield interpretando a Schmidt en 'New Girl', Debby Ryan como protagonista de 'Insatiable', Sarah Paulson en 'American Crime Story' o January Jones como Betty Drapper en 'Mad Men'.
Si se pierde peso, suele ser de forma irreal
El "cambio físico" de Jodi en 'Smallville'
En relación a los "fat suits", encontramos que dicho recurso se utiliza en incontables ocasiones para perpetuar tanto el hecho de que aumentar de peso es una vergüenza, como que adelgazar es relativamente sencillo para todo el mundo, además de una señal de triunfo y plenitud. Así, se plasman casos en los que los personajes gordos pierden peso de forma milagrosa, con dietas que poco tienen de sanas, muriéndose de hambre o con medios que incluso ponen peligro sus vidas.
Un ejemplo extremo lo encontramos en 'Smallville', con el personaje que Amy Adams interpretó en la primera temporada. Por entonces, la actriz daba vida a Jodi, una estudiante acomplejada por su peso, que conseguía un físico "perfecto" a base de batidos con plantas contaminadas de kriptonita. El asunto llegaba hasta el punto de que estaba dispuesta a matar gente con tal de seguir tomando los batidos para mantenerse delgada.
En relación a este manido recurso, existe la lacra de que muchas veces la decisión de intentar perder peso no la toma el personaje por su propia voluntad, sino por factores o presión externos. Suelen hacerlo para complacer a los demás, para conseguir su atención o para evitar que sigan metiéndose con ellos. Monica, por ejemplo, adelgazó en 'Friends' después de escuchar los descalificativos de Chandler (Matthew Perry). En el caso de 'Insatiable', su protagonista perdía peso tras sufrir un accidente de mandíbula que le impedía comer.
En definitiva, se insiste en esa idea errónea de que la gordura es algo que "se elige", cuando hay muchísimos factores que intervienen en la talla de una persona, más allá de los "malos hábitos" por los que tanto se señala a la gente gordo, pero no así a personas más delgadas. Por lo tanto, no hay que dar nunca por sentado cómo es la vida de los demás en este sentido, por mucho que existan multitud de series que nos quieran hacer creer que un tipo de cuerpo supone un determinado tipo de vida y muestren un reflejo de la gente gorda que muchas veces está lejos de la realidad.
Se asocian a emociones desagradables y estereotipos dañinos
Homer en 'Los Simpson'
Otra lacra con la que cargan los personajes gordos de la mayoría de las ficciones suele ser el hecho de que su aspecto físico siempre va ligado a emociones o estados anímicos desagradables, al igual que estereotipos dañinos. Un atributo que se suele repetir con frecuencia, es otorgarles ciertos comportamientos considerados vulgares, especialmente en el caso de los hombres, como pueden ser los ya mencionados Homer Simpson, de 'Los Simpson', o Peter Griffin, de 'Padre de familia': no se cuidan en absoluto, hacen comentarios fuera de tono, son acosadores, sucios, irrespetuosos, o incluso a veces, hasta violentos.
Asimismo, en muchas ocasiones la gordura se utiliza como una especie de representación de la depresión, la dejadez, las inseguridades, la insatisfacción vital o la baja autoestima, entre otras. Solo tenemos que mirar a 'La que se avecina' para ver un ejemplo reciente con la ya mencionada Yoli, cuyo aumento de peso se achaca a su estado depresivo y su consecuente impulsividad a la hora de comer. Robert Barathen, de la popular 'Juego de Tronos', también sería otro ejemplo de este tipo de "reflejos": pasó de ser un fornido guerrero a un rey gordo, borracho, comilón y putero, tras perder a la mujer a la que amaba.
Por supuesto, el tópico negativo más repetido y exprimido a la hora de representar a las personas gordas en las ficciones es el hecho de que no tienen apenas control a la hora de comer y/o no comen sano, como ocurre con la protagonista de 'Paquita Salas' o con Piñata en 'Cambio de clase', al igual que el hecho de que rechazan cualquier tipo de ejercicio. Y de ese modo, con una escasa representación y con unos manidos y erróneos clichés, se crea una imagen que cala en el público, en la que estar gordo es casi un sinónimo de rechazo, de algo a lo que casi hay que "temer".
Son objeto de desprecio, de bullying
'Insatiable'
A esa cara del prisma que conforma la imagen negativa y pobre que se suele dar de la gente gorda, se suma el rechazo explícito por el que se ven rodeados. Ya sea por parte de su entorno escolar o laboral, del entorno familiar o hasta de sus propios amigos, las personas gordas que se recogen en las ficciones casi siempre han de enfrentarse a situaciones desagradables en las que sufren desprecios, mofas o incluso bullying por parte de otras personas. Parece imposible que encuentren en algún momento de su vida un entorno seguro que no los juzgue.
Esta situación se convierte en muchas ocasiones en el marco de esas inseguridades y demás emociones negativas que determinan a estos personajes, o bien les acaba afectando hasta el punto de querer vengarse de aquellos que los humillan, como ocurre en un principio con la protagonista de 'Insatiable'. Además, suele ser un punto de inflexión para, en muchas ocasiones, mover las manidas tramas de las personas gordas, al "empujarlas", en general, a perder peso, tal y como hemos señalado previamente, de forma irreal en muchísimas ocasiones.
Apenas hay ejemplos en el colectivo LGTBI+
'Maricón perdido'
Con la lista de tópicos gordófobos que hemos ido recogiendo en esta lista con los que se suele plasmar a la gente gorda, en medio de los contados ejemplos que existen, resulta aún más complicado dar con ficciones que incluyan personajes LGTBI+ alejados de los llamados cuerpos "normativos". Especialmente, si sus historias giran en torno a relaciones sentimentales, puesto que, como ya hemos mencionado, parece difícil para la industria imaginar una historia de amor sana en la que, al menos, uno de los dos esté gordo, más aún que esas personas sean LGTBI+.
Por suerte, en este caso, aunque de momento hay más bien muy escasos ejemplos, encontramos personajes que no solo se esfuerzan en romper los estereotipos sobre el colectivo LGTBI+, sino que también quieren destrozar prejuicios sobre las personas gordas o hasta aprovecharlos en su favor. Personajes como Cameron Tucker (Eric Stonestreet) de 'Modern Family'; Goya (Itziar Castro) en 'Vis a vis' o el gran protagonista de 'Maricón perdido', interpretado por varios actores, son algunos grandes ejemplos cuyas tramas, aunque ligadas en ocasiones a su peso, cuentan mucho más o se centran en otros de sus aspectos.
Escasean los protagonistas o coprotagonistas gordos
Annie en 'Shrill'
Con todos los prejuicios y demás ideas sobre la gente gorda en las series mencionados, se pinta un panorama en el que, si ya hemos mencionado el hecho de lo complicado que resulta encontrar una variada representación de cuerpos, mucho más difícil es encontrar casos de protagonistas que se alejen de los cuerpos "normativos" y, no digamos, que descarten ideas gordófobas tan manidas y predominantes con las que no se menosprecie o se use a los personajes como recurso cómico.
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Sin ir más lejos, los populares Peter Griffin o Homer Simpson son dos ejemplos de cómo, a pesar de ser dos protagonistas gordos, cumplen desagradables estereotipos que se dan con demasiada frecuencia, como su voracidad, su egoísmo o su nulo amor por el deporte, aunque también vivan sus propias aventuras lejos de esa característica. No obstante, también hay excepciones, como 'My Mad Fat Diary': en ella, Rae (Sharon Rooney) lucha por su salud mental y trata de lidiar con su propia gordura, pero desde una perspectiva en la que no se la avergüenza o se la denigra, además de que vive una historia de amor.