AMC+ ha desembarcado en España arropada por una de las grandes sorpresas del año, el thriller 'Dark Winds', producido por George R.R. Martin y Robert Redford y basado en las novelas de Tony Hillerman. Desde el 21 de julio, cada jueves la plataforma lanzará un nuevo episodio de esta diferencial propuesta, que se sumerge como nunca antes en la cultura nativa americana.
El principal responsable de ensamblar todas las piezas para hacer que 'Dark Winds' funcione y tenga una identidad tan marcada ha sido Graham Roland, que viene de cocrear 'Jack Ryan' y de dejar su impronta en 'Fringe' y en la temporada final de 'Perdidos'. Con motivo del estreno de la serie en nuestro país, hemos podido hablar con el reputado productor y guionista, que nos expone los principales desafíos a los que se ha enfrentado para llevar las investigaciones de Leaphorn y Chee a la pequeña pantalla.
Kiowa Gordon y Zahn McClarnon en 'Dark Winds'
¿Cuál fue tu primer contacto con las novelas de Tony Hillerman?
No las leí hasta la primavera de 2019. No sabía nada de los libros de Tony, pero cuando el proyecto estaba en desarrollo los productores contactaron con mi agente, leí el libro y me enamoré. Lo que más me gustó fue que era una historia ambientada en un mundo que no hemos visto antes en televisión, así que vi inmediatamente el potencial. Además, muchas de las películas y series que tienen lugar en la comunidad nativa se exploran a través del punto de vista de un protagonista blanco, por lo que ves el mundo a través de sus ojos. En cambio, esto es lo opuesto: empezamos con dos protagonistas nativos y experimentamos el mundo al igual que ellos.
Lo que me gusta de la forma de escribir de Tony es que era muy inmersiva y hacía un gran trabajo a la hora de aportar los suficientes detalles de la riqueza de este mundo, haciendo que te sientas parte de él. No era algo pedante, no te lo explicaba todo, sino que daba por hecho que estabas dispuesto a embarcarte en la aventura. Y ese era un gran ejemplo a seguir al tratar de adaptar su obra a la televisión.
Las novelas se empezaron a publicar en los años setenta, que es cuando están ambientadas, al igual que la serie. ¿Tuviste que ajustar muchas cosas para que la serie encajara mejor con el público actual?
Tuvimos un breve debate sobre si debíamos emplear una ambientación contemporánea, pero desechamos la idea rápidamente porque, al tener lugar en los setenta, podíamos contar una historia de detectives que prescindiera de las herramientas forenses actuales, los teléfonos móviles... Así se obliga a los personajes a resolver el caso únicamente con su conocimiento de la comunidad y el entorno y recurriendo a su ingenio como inspectores.
Otra cosa que nos parecía importante a mí y al director, Chris Eyre, era que la ambientación de los setenta aportaba más acontecimientos sociales y políticos, como las movilizaciones nativas: estaba el AIM (American Indian Movement), la esterilización forzada de las mujeres nativas, se acababa de salir de un periodo en el que el gobierno federal había permitido que los niños nativos fueran separados de sus familias para llevarles a internados... Todo eso se mantenía en la superficie en 1971, cuando se desarrolla la serie, y si lo hubiéramos traído a 2021 o 2022, aunque es cierto que siguen pasando ciertas cosas, habría sido un comentario más distante.
Kiowa Gordon como Chee en 'Dark Winds'
Estás hablando de acontecimientos que marcaron a la comunidad nativa en los setenta. ¿Te ha ayudado contar con un equipo de guionistas íntegramente nativo americano? Con todo el tiempo que llevas en la industria, ¿pensabas que este hito se podía llegar a conseguir?
Estamos viviendo un momento único y muy positivo para la representación en la industria. Es cierto que era algo insólito cuando empezamos a trabajar en la serie, así que tengo que poner en valor a AMC, porque cuando se lo propusimos se pusieron de nuestro lado inmediatamente y estuvieron de acuerdo en que no había otra manera de hacerlo. Fue desafiante, pero no tanto como pensaba. Obviamente, no hay tantos guionistas nativos americanos como no nativos, pero los hay con muchísimo talento, así que conseguimos formar un gran equipo. Era esencial para nuestra historia y para reflejar los detalles de manera fidedigna. Por eso, dos de los guionistas que contratamos eran navajos, y contábamos con asesores durante el rodaje.
Además, mientras escribía el piloto había un asesor navajo que fue agente de policía en los años setenta. Pude apoyarme mucho en él para documentarme sobre la relación con el FBI, la policía tribal y más detalles de ese mundo. Y también tenía los libros de Tony a mi disposición, que tienen un gran nivel de detalle. Gracias a todo eso, pudimos contar la historia de la manera más auténtica posible.
Acudí a la reserva navajo al comienzo, antes de escribir nada. Chris Eyre, otros dos productores ejecutivos y yo hicimos un viaje para documentarnos en junio de 2019. En aquel momento tan solo había leído los libros, y pude acompañar a policías navajos, lo cual fue muy interesante para ver el día a día de ese trabajo. Aunque hiciéramos el viaje 50 años después del momento en el que estaba ambientado el piloto, para lo bueno y para lo malo hay una cierta sensación de atemporalidad, ya que no ha cambiado demasiado. Todavía hay sitios en la reserva que no tienen electricidad, así que en cierta medida está como detenido en el tiempo.
Tuve la posibilidad de rodearme de la cultura y la gente y, además, experimentar el aislamiento. Junto al policía local acudí a una llamada por violencia doméstica en medio de la nada. Me dejó solo en el coche mientras él iba a investigar, y me quedé pensando en que si sucediera algo, no había refuerzos, y esa es la naturaleza del trabajo que hacen. Me pareció fascinante y una base increíble para una serie.
Es un equilibrio difícil de conseguir. Algunas de esas cuestiones están relacionadas con las creencias de los navajos, pero al mismo tiempo no queríamos que la serie estuviera centrada en eso. En primer lugar, se trata de un thriller noir de detectives, pero ignorar que esas cosas existen en esa cultura habría sido impreciso, así que sentimos que teníamos que tratarlo. Nuestro objetivo era abordarlo a grandes rasgos e incorporarlo en la narrativa sin que fuera algo primordial. Intentamos que existiera en el mundo sin que los personajes lo explicitaran demasiado, simplemente es algo que forma parte de sus vidas.
Jessica Matten como Bernadette en 'Dark Winds'
Ha sido una experiencia increíble. Tener la oportunidad de trabajar con ellos influyó mucho en el hecho de que me implicara en la serie. En primera instancia, tuve que viajar a Santa Fe, donde viven George y Bob, para reunirme con ellos, hablar de la serie y presentarles mi enfoque. Mantener la ambientación en los setenta fue algo que respaldaban, al igual que unir a Leaphorn y Chee en la policía tribal navajo desde el comienzo, que es algo que en los libros sucede más adelante. Leaphorn iba a seguir siendo nuestro héroe, pero la idea era que hubiera un tándem, como en 'True Detective'.
Me imagino que contactaron contigo porque ya tenían claro que querían hacer una serie en vez de una película, que es algo que ya se había hecho antes. ¿Qué facilidades te ha dado el formato televisivo que no habrías tenido en el cine?
El tiempo. Tratar de condensar uno de esos libros en dos horas... Podrías hacerlo y se ha hecho, pero muchas veces eso provoca que se limite a la trama principal. Por lo tanto, pierdes momentos importantes de los personajes, se reduce la posibilidad de acompañarles a sus casas y pasar tiempo con ellos y conocerles... Pero en una serie tienes tiempo, así que pudimos profundizar en Leaphorn, Chee, Bernadette o Emma. Si eres fan de los libros, notarás que nos hemos tomado algunas licencias con respecto a ellos y, en particular, con sus pasados, porque sentí que era necesario para hacer que fueran más complejos.
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Estamos muy contentos de poder contar con una segunda temporada y de que AMC confíe en la serie y en este equipo. El cielo es el límite en cuanto a lo lejos que podemos llegar, porque hay 18 libros y, desde que la hija de Hillerman lo ha retomado, hay otros siete, así que hay 25. Podríamos seguir durante años y años gracias a la riqueza de las historias que Tony creó.