En noviembre de 2007, el Sindicato de Guionistas estadounidense paralizó la industria tras varios meses de negociaciones con la AMPTP (Alliance of Motion Picture and Television Producers) para llegar a un acuerdo satisfactorio en diversas materias, siendo la más acuciante la relativa a los medios digitales. Aunque por aquel entonces las networks eran las reinas del mercado, sus contenidos ya se distribuían por internet, un medio en auge por el cual los escritores no recibían una compensación acorde. Ante esa injusticia, entre otras reclamaciones, que no haría más que agravarse con el paso de los años, más de 12.000 guionistas salieron a las calles de Los Ángeles y Nueva York para exigir un trato justo.
Auténticos referentes del medio como Damon Lindelof, Shawn Ryan, Steve Levitan o Seth McFarlane se implicaron activamente en esta histórica huelga que, pese a la intención inicial de ser una breve llamada de atención, se acabaría extendiendo durante 100 días. Por tanto, la ausencia de una parte vital de proceso creativo tuvo un impacto evidente y difícil de olvidar a día de hoy, ya que las cadenas tuvieron que reajustar sus planes de presente y futuro y las series tuvieron que frenar en seco, lo cual supuso el recorte de temporadas de títulos como 'Breaking Bad', 'Perdidos' o 'Mujeres desesperadas', entre muchísimos otros.'The Morning Show'
Quince años después de la resolución de aquel parón, que se zanjó en febrero de 2008 con un pacto en la material digital, nos encontramos en un contexto marcado por la hegemonía de las plataformas de streaming, la saturación de contenidos y el empobrecimiento de las condiciones laborales. Así pues, las condiciones alcanzadas en los diversos ciclos de negociación, que se producen cada tres años, desde aquella histórica resolución se consideran insuficientes, y tanto la división del Este como la del Oeste del Sindicato de Guionistas han autorizado que se convoque una nueva huelga si las actuales conversaciones con la AMPTP no culminan favorablemente.
De los millares de integrantes del sindicato, el 78,79%, es decir, 9.218 afiliados, ha recurrido a las urnas para manifestar su postura con respecto a una posible huelga: 9.020 (97,85%) han votado a favor y 198 (2,15%), en contra. Como informa Deadline, estas cifras suponen un récord de participación y de apoyo a favor, lo cual manifiesta una clara unidad dentro de la WGA, que lleva negociando el nuevo contrato desde mediados de marzo. Sin embargo, ante la cercanía del fin del actual acuerdo, que se extingue el 1 de mayo, las conversaciones entre ambas partes se están intensificando, y la aprobación de una potencial huelga es una medida de presión para que la balanza se decante a favor de los guionistas.
Aun así, esto no significa que la industria se vaya a detener inmediatamente, o que lo vaya a hacer en ningún momento. En 2017, el 96,3% de los afiliados ya votaron a favor de una huelga que no llegaría a producirse, ya que poco después se ratificó un acuerdo. De hecho, la propia AMPTP, que representa a las diversas compañías de producción, ya se esperaba que se tomara ese paso el lunes 17 de abril: "La autorización de una huelga siempre ha sido parte del plan de la WGA, anunciada antes de que se intercambiaran propuestas. Su inevitable ratificación no sorprende a nadie. Nuestro objetivo es, y sigue siendo, alcanzar un acuerdo justo y razonable".
WGA members have authorized a strike by 97.85%. Writers are ready for a deal from the studios that allows writers to share in the success of the content they create and build a stable life. #WGAStrong pic.twitter.com/gnCJsgH8Sg
— Writers Guild of America West (@WGAWest) April 17, 2023
¿Qué exige el sindicato?
Las exigencias de la WGA pasan por tres puntos principales: las retribuciones económicas y residuals (la cantidad o porcentaje que se embolsan diferentes partes por réditos a posteriori), el plan de pensión y los seguros médicos y los estándares profesionales y la protección del empleo. Cada uno de esos apartados recoge reclamaciones como el aumento de la compensación mínima al considerar que se ha devaluado el oficio, el aumento de los residuals en mercados con bajas compensaciones, mejoras en el plan de pensiones, una compensación apropiada desde la preproducción hasta la postproducción o la implantación de medidas que erradiquen la discriminación y el acoso.
En líneas generales, lo que se denuncia es que se tenga en tan poca consideración, sobre todo en materia económica, a una parte tan fundamental de la industria. "La industria del entretenimiento sigue siendo altamente rentable", aseguraba la WGA en marzo, defendiendo que "el contenido que se crea para la industria tiente un valor tremendo" pese a la aparente regresión que se está viviendo con recortes y crecientes oleadas de despidos.
Además, dentro de la lista de puntos a negociar también hay una cuestión muy controvertida: la inteligencia artificial. La WGA tiene la intención de regular el material producido a través de esa tecnología en auge, pero, en contra de lo que pudiéramos pensar, no se cierran en banda a su implementación. Cuando arrancaron las negociaciones, el sindicato propuso que se permitiera generar contenido con inteligencia artificial siempre y cuando no se le sustrajera el crédito y los residuals correspondientes a los guionistas implicados en el proyecto.
De esta manera, se busca consolidar la inteligencia artificial más como una herramienta de trabajo que como una amenaza, aunque por el momento se hace oídos sordos ante el escenario en el que podría desembocar todo esto: la compleción de un guion completo por parte de esa herramienta, sin necesidad de la intervención de un guionista. Por el momento, este apartado, como todos los demás, dependen del acuerdo definitivo, del cual tendremos más noticias a medida que vayan pasando los días. Y en el caso de que la cuerda se tense al extremo, la huelga quizá gane más fuerza como opción real.
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