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'La Fortuna', en imágenes 8 fotos
El verano de 2019 dejó tras de sí una excelente noticia para el mundo de las series: el afamado director Alejandro Amenábar había llegado a un acuerdo con Movistar+, con el fin de desarrollar una serie basada en el cómic creado por Paco Roca y Guillermo Corral, "El tesoro del Cisne Negro". Bajo el título de 'La Fortuna', la que será la primera serie del prestigioso director de films como "Los Otros", "Mar adentro" o "Mientras dure la guerra", aterrizará en Movistar+ el viernes 30 de septiembre, con una temporada compuesta por seis episodios.
Alejandro Amenábar al frente del rodaje de 'La Fortuna'
No obstante, la producción de Movistar+ y AMC Studios, en colaboración con MOD Pictures, tiene su origen no solo en el cómic de Roca y Corral, sino que nace de una serie de eventos reales que se remontan a 1804, cuando se produjo el hundimiento de la fragata española Nuestra Señora de la Mercedes, cuyo tesoro fue hallado en 2007 por la empresa estadounidense Odyssey Marie Exploration. Se iniciaba así una batalla entre la compañía y el Gobierno español sobre la propiedad del contenido del barco hundido, que concluyó en 2012, aunque todavía tiene ciertas consecuencias en el presente. Por ello, en FormulaTV, recogemos cómo se desarrolló la historia real que ha dado lugar a la primera ficción de televisión de Amenábar.
1 El HSM Amphion hunde La Mercedes
El ataque a La Mercedes en 'La Fortuna'
El origen de la fragata Nuestra Señora de la Mercedes se remonta a 1786, cuando fue botada en el puerto de La Habana y, desde entonces, formaba parte del destacamento encargado de cubrir las rutas comerciales entre España y las colonias que por entonces poseía en América. Con un total de 36 cañones y espacio para 300 tripulantes, La Mercedes zarpó desde Montevideo en agosto de 1804, acompañada por otras tres fragatas (La Clara, La Fama y La Medea), con Cádiz como su destino, en medio de una época en la que las tensiones entre Francia y Gran Bretaña eran constantes.
Aunque España se había declarado neutral en el conflicto entre ambos países, el hecho de que La Mercedes llevara entre su cargamento el pago a la Francia napoleónica como parte de la alianza entre dicho país y la España de Godoy, primer ministro de Carlos IV, puso al navío en el blanco de Gran Bretaña. Así, el HSM Amphion fue enviado al encuentro de la fragata, junto con tres buques más, con el fin de guiarla a puerto británico para confiscar todo el cargamento.
Ante la negativa del mando español a ceder a las exigencias de los británicos, el HSM Amphion comenzó una batalla a cañonazos que hizo saltar por los aires a La Mercedes, cuyos restos se hundieron en las profundidades del mar, junto con "978.000 pesos fuertes en monedas de plata, además de lingotes de cobre y estaño pertenecientes a la Casa Real, dos cañones de bronce en desuso y otros materiales estratégicos incluidos", según recoge el informe elaborado por el abogado James A. Goold y Elisa de Cabo, Subdirectora General de Protección de Patrimonio Histórico, recogido en la web del Ministerio de Cultura y Deporte.
Dicho combate se produjo cuando La Mercedes ya se aproximaba a su destino, cerca de las costas portuguesas de la región de Algarve, y provocó la muerte de 249 marineros, mientras que los 51 supervivientes fueron apresados y trasladados a Gran Bretaña. Este movimiento por parte del país de Jorge III no se quedó ahí, sino que tuvo un gran impacto en la historia de España: propició el fin del frágil acuerdo que había existido hasta entonces entre dicho país y Gran Bretaña y, además, fue preludio de la Batalla de Trafalgar y la posterior invasión napoleónica del territorio español.
2 Nace Black Swan Project
T'Nia Miller y Stanley Tucci junto a sus compañeros de reparto de 'La Fortuna'
Dos siglos más tarde de que los restos y tesoros de La Mercedes terminaran a mil metros de profundidad, la compañía estadounidense Odyssey Marine Exploration, con sede en la ciudad de Tampa (Florida) anunció el 18 de mayo de 2007 el hallazgo de alrededor de 600.000 de monedas, reales de a ocho y escudos con la efigie del monarca Carlos IV, la mayoría de plata, junto con otros objetos. Todo un descubrimiento que la empresa mostró al mundo con imágenes de seiscientos cubos con las más de diecisiete toneladas de monedas que componían el tesoro, mientras se descargaban de un Boeing 757 tras su traslado a la ciudad de Tampa.
La magnitud de dicho descubrimiento rondaba un valor de unos 385 millones de euros, siendo por entonces el mayor tesoro extraído jamás de las profundidades del mar, al cual Odyssey otorgó el nombre de Black Swan Project (Proyecto del Cisne Negro). Dicho nombre no era casual: la compañía se inspiró en la obra del pensador libanés Nassim Bicholas Taleb, que acuñó el término "cisne negro" a aquellos hechos improbables que generan un gran impacto y a los que, además, tratamos de encajar en nuestro modelo lógico con explicaciones desarrolladas a posteriori.
El descubrimiento fue descrito por la compañía como la "mayor colección de monedas jamás encontrada". Sin embargo, Odyssey no concretó los datos de su localización original, más allá del hecho de que se habían encontrado a cien millas al oeste de Gibraltar. De hecho, con el fin de alejar posibles sospechas sobre su auténtico origen, los encargados de la compañía de cazatesoros estadounidense afirmaron incluso que las monedas y objetos encontrados podrían haber sido "arrojados por la borda" o hasta "abandonados" por algún buque desconocido.
3 El Gobierno español toma medidas legales
Karra Elejalde en 'La Fortuna'
El hecho de que Odyssey se ahorrase comunicar la localización exacta en la que había encontrado el tesoro, se debía a un antecedente que se remontaba a 1997: por entonces, el Estado español, a través del Ministerio de Cultura, presentó una demanda ante los tribunales de Estados Unidos, con el objetivo de proteger los pecios españoles del saqueo de los cazatesoros. Dicha decisión se tomó en lo referente a las dos fragatas de la Armada española, La Galga y el Juno, cuyos tesoros extraídos fueron devueltos a España cuando la Justicia falló a favor del Estado.
Por entonces, se argumentó que España seguía siendo propietario de sus viejos barcos hundidos y, por lo tanto, pesaba sobre ella el derecho de protegerlos de saqueos u otra clase de actividades. Asimismo, se recurrió a la obligación jurídica internacional de "proteger los lugares sagrados de otras naciones", algo aplicable también los naufragios, especialmente en el caso del Juno: dicha fragata traía consigo un batallón de soldados españoles que volvían a casa después de diez años de servicio en las Américas y se hundió en una tormenta, sin dejar supervivientes.
El hallazgo del Odyssey y sus explicaciones no convencieron al Gobierno español, por lo que barajaron las medidas legales por las que se podría acceder a los auténticos datos del descubrimiento, dadas las sospechas de que se trataba de un tesoro de origen español. Todo ello después de que, un mes antes de la llegada del tesoro a Estados Unidos, Oddysey hubiera iniciado un proceso judicial para reclamar la propiedad de su descubrimiento, despertando aún más sospechas de que habría preparado una operación clandestina para llevarse el tesoro, procedente de un navío español, en secreto.
Dicho movimiento por parte de la empresa estadounidense se habría dado a pesar de que, en noviembre de 2006, la Subdirección General de Protección de Patrimonio Histórico ya les había prohibido cualquier explotación comercial del patrimonio subacuático o de cualquier pecio español. Por ello, tras el anuncio del hallazgo, el Ministerio de Cultura español alertó a la Guardia Civil para abrir una investigación y, el 30 de mayo de 2007, España presentó su primera demanda contra Odyssey ante el tribunal federal de Tampa, de la mano del abogado estadounidense James A. Goold.
4 La investigación, clave en la victoria
Álex Ventura, Lucía y su equipo de investigación en 'La Fortuna'
Con el fin de asegurarse la victoria en la batalla judicial, el Estado española creó un grupo de trabajo integrado por representantes de distintos ministerios y de la Guardia Civil, que estaría a cargo de la investigación para poder concretar y demostrar de qué barco procedían los objetos sustraídos por Odyssey. No obstante, para defenderse de las acusaciones en su contra, la empresa alegó que su hallazgo se dio durante su búsqueda del pecio del Sussex, un barco británico que se hundió en 1694, e incluso apuntó después a que los restos eran de otra fragata británica, el Merchant Royal, que naufragó en 1641.
De hecho, la compañía estadounidense se negó a dar más información sobre el descubrimiento, incluso aunque se los solicitara el Gobierno español, que acusó a Odyssey de cometer "delito contra el patrimonio histórico español" y "contrabando". Ante esta situación, el tribunal de Tampa, con el juez Mark A. Pizzo a cargo del caso, obligó a la empresa en febrero de 2008 a proporcionar un inventario exacto de los objetos extraídos del pecio. Además, la entidad debía dar acceso al equipo jurídico española a las imágenes, tanto fotografías como vídeos, del lugar del hallazgo, así como estaba obligada a permitir el acceso a las monedas para su inspección.
Gracias a dicha resolución, por la que el Gobierno español pudo ver detalles como las coordenadas GPS exactas, los cañones de la Armada española de La Mercedes o lingotes de cobre y estaño incluidos en el registro del navío, el equipo pudo llegar a la conclusión de que el contenido procedía del mítico buque hundido por el HSM Amphion en 1804. Con la confirmación de la identidad de la fragata, y dada su importancia histórica, el caso tomó una dimensión diferente, hasta el punto de que incluso se sumaron a la demanda de Odyssey un total de veinticuatro personas que defendían ser descendientes de los ciudadanos españoles que habían enviado las monedas transportadas por La Mercedes y reclamaban su propiedad.
Gracias a toda la exhaustiva documentación presentada por el equipo del Gobierno español, el 22 de diciembre de 2009, el tribunal federal de Estados Unidos en Tampa emitió su fallo, de treinta y nueve páginas, en el que se defendía que los restos materiales de La Mercedes, "su carga y los restos humanos son patrimonio de España", por lo que se determinó que todos ellos debían ser devueltos al Estado español. Sin embargo, la batalla judicial no terminó ahí.
5 La batalla perdida de Odyssey
T'Nia Miller y Stanley Tucci como Susan McLean y Frank Wild en 'La Fortuna'
A pesar de la sentencia, Odyssey no se rindió: a lo largo de dos años, la compañía estadounidense y las personas adheridas a su demanda se esforzaron por conseguir que se retrasara o se revocara la decisión del tribunal a lo largo de múltiples recursos, hasta que, el 21 de septiembre de 2011, el pronunciamiento del Tribunal de Apelaciones de Atlanta fue decisivo. La empresa se defendía entonces con el argumento principal de que La Mercedes no navegaba en misión militar durante su hundimiento, sino que estaba en una empresa comercial, por lo que su carga no estaría sujeta al principio de inmunidad soberana.
Sin embargo, dicha argumentación fue tumbada en los tribunales, los cuales consideraban que el navío era un buque militar de Estado, que navegaba bajo bandera española y como parte de una misión ordenada por Carlos IV, razón suficiente para que fuera considerada una posesión del Estado español. "Los Estados Unidos deben conceder al navío Nuestra Señora de las Mercedes, como buque de guerra naufragado del Estado español, la misma protección que le daría a un buque militar naufragado de los Estados Unidos", aseguraba el tribunal de Tampa, en un fallo que terminaron apoyando otras instituciones judiciales a las que recurrió la compañía estadounidense, en vano.
6 La Justicia da la razón a España
Álex Ventura brinda con algunos de sus compañeros en 'La Fortuna'
Tras los numerosos recursos presentador por Odyssey, finalmente, el 14 de febrero de 2012, el Tribunal de Tampa recibió la orden de convocar a las partes implicadas para que se pudiera establecer una audiencia en la cual determinar el plazo y el procedimiento de entrega. Tres días después, se hizo pública la sentencia final, momento en el que Odyssey lanzó un mensaje en el que aseguraba que, a raíz de ese caso, "cualquier cosa hallada que tenga un potencial interés para España será escondida o, lo que es incluso peor, fundida o vendida en eBay".
Greg Stemm, gerente general de Odyssey, aseguró incluso que el "perdedor final" era la "rica herencia cultural española", puesto que calificó al victoria de "pírrica" y señaló que, además, había costado millones de euros a los contribuyentes españoles. "La gente no cesará de buscar barcos hundidos españoles, pero dejarán de informar de sus hallazgos. No se hará ningún estudio arqueológico y no habrá libros, exposiciones ni documentales sobre el descubrimiento de estos yacimientos arqueológicos", vaticinaba Stemm, tras una victoria en la que la recopilación de documentos, testimonios bibliográficos y documentales sobre la historia de La Mercedes, fue clave para defender los intereses del Estado español.
7 Parte del tesoro viaja a España
Álvaro Mel, Karra Elejalde, Alfonso Lara y Marta Belmonte en 'La Fortuna'
Tras acordar los términos de la entrega del tesoro, el 21 de febrero de 2012, un equipo de expertos del Museo Arqueológico Nacional y del Museo Nacional de Arqueología Subacuática, junto con Goold, la Subdirectora General de Protección de Patrimonio Histórico, Elisa de Cabo; y el apoyo de la Embajada de España en Washington, se trasladaron al almacén de Sarasota (Florida), donde estaban guardado los objetos del hallazgo de Odyssey, con el fin de que pudieran llevar a cabo el pertinente inventario y el posterior embalaje para su traslado.
El proceso duró tres días hasta que, en la mañana del 24 de febrero, se comenzó a cargar los objetos y monedas en dos aviones Hércules de la Fuerza Aérea Española, que partieron con el flete de monedas y demás objetos desde la base aérea de MacDill, en Tampa. Al día siguiente, los aviones aterrizaron en la base aérea de Torrejón, tras lo cual los contenedores con las reliquias de La Mercedes se depositaron en la sede de la Secretaría de Estado de Cultura, en Madrid. Sin embargo, la entrega no estaba completa: faltaban varios cientos de monedas más, al igual que unos 60 objetos y 18 cañones (cinco de bronce y trece de hierro), guardados en Gibraltar por Odyssey.
8 Se entregan los restos de Gibraltar
Parte del reparto de 'La Fortuna' en una de sus escenas
Después de que concluyera el litigio, el equipo español descubrió, gracias a distintas pruebas e indicios, que Odyssey no había proporcionado el inventario completo de todo lo que había localizado en La Mercedes, a pesar de haber declarado su lista bajo juramento durante el proceso judicial. Eso suponía que la compañía no había cumplido las órdenes del tribunal de devolver todos los objetos antes del 24 de febrero de 2012.
Puesto que las pruebas apuntaban a que el resto del tesoro estaba almacenado en Gibraltar, el Gobierno español se vio empujado a presentar una reclamación con la ayuda del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación que, acompañada por unas alegaciones con toda la documentación que probaba las certeras sospechas del equipo español, lograron que el Tribunal de Tampa obligara a Odyssey a devolver lo que quedaba de su hallazgo el 20 de marzo de 2012.
Ante la posibilidad de incurrir en un delito de desacato civil, la empresa estadounidense hizo entrega del resto de la carga en dos lotes: el primero fue transferido el 7 de junio de 2012 y, el segundo, el 19 de julio de 2013, compuesta por unas 300 monedas y otros objetos. Ambos llegaron a territorio español a través de La Línea de la Concepción, poniendo así fin a la recuperación total del tesoro español que se había recuperado de los restos de Nuestra Señora de la Mercedes.
9 España recibe los costes judiciales
Álvaro Mel y Clarke Peters, como Álex Ventura y Jonas Pierces, en 'La Fortuna'
Ante la pérdida de uno de sus mayores hallazgos, Odyssey no se resignó y, en un último movimiento desesperado, trató de conseguir que, al menos, se le devolvieran los costes por haber guardado el tesoro durante todos esos años: reclamó al Estado español unos 313.000 euros, en concepto de custodia, después de que la compañía estadounidense ya hubiera pagado 172.000 euros a Numismatic Guaranty Corporation (NGC).
Esa era, de hecho, la empresa a la que Odyssey había contratado para custodiar las monedas y objetos obtenidos de los restos de La Mercedes. A dicha cantidad, la compañía estadounidense sumaba también los 158.000 euros aún pendientes de pago. La empresa responsable del hallazgo aseguraba incluso que el total de gastos ascendía, a fecha de 3 de noviembre de 2011, a unos 352.000 euros, lo que no evitó que su recurso fuera denegado por el Tribunal Federal de Tampa el 17 de febrero de 2012.
Por su parte, el Estado español decidió reclamar a la compañía estadounidense una indemnización tanto por haber ocultado el hecho de que el "Cisne Negro" era el realidad La Mercedes, al igual que por incumplir la orden judicial al no devolver todo los objetos sustraídos del mar, lo que había retrasado aún más el periplo judicial. Bajo las acusaciones de "frivolidad, deshonestidad y mala fe continuada" contra la empresa, entre otros argumentos, el Gobierno de España logró que el Tribunal de Tampa fallara a su favor y ordenara a Odyssey, en octubre de 2013, pagar una sanción que ascendía a 1.072.979 dólares, unos 717.000 euros, aproximadamente un tercio de lo que la administración demandaba desde abril de 2012.
10 Un triunfo olvidado
Clarke Peters y Álex Ventura junto a dos investigadoras en 'La Fortuna'
A pesar de los esfuerzos por recuperar las riquezas de La Mercedes, este mismo verano salía a la luz, a través de elDiario.es, el hecho de que más de 300 cubos repletos de monedas del navío seguían sumergidas en líquido para evitar su corrosión en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQUA) de Cartagena, sin haber sido todavía documentadas, estabilizadas y restauradas. De hecho, casi una década después de que el tesoro llegara a territorio español, tan solo el 7% del hallazgo habría sido restaurado hasta el momento.
Concretamente, unas 40.000 monedas fueron las restauradas entre febrero y marzo de 2014, con el fin de ser expuestas en lugares como el Museo Arqueológico Nacional o el ARQUA, donde se pueden ver 13.897 piezas de forma permanente. Mientras, un 32% de las piezas están documentadas y estabilizadas, pero sin restaurar, tal y como recoge un informe del Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE) y, el resto, hasta el 61%, solo continúa sumergido en los cubos, ya dañados por el paso del tiempo, para evitar su rápido deterioro.
Por suerte, el Ministerio de Cultura aprobó recientemente el concurso de la adjudicación del contrato para la estabilización de todo el contenido recuperado por el Odyssey en 2007. En él, se incluyen 106.070 bloques de monedas compactas, 56.162 monedas separadas, 15.977 monedas adheridas a restos orgánicos, como el algodón que se empleaba en el transporte; y cuatro lingotes de cobre. Cultura invertirá 600.000 euros en un proceso de restauración que se prevé que dure un año y medio y que estará en manos de un equipo formado por tres restauradores-conservadores de bienes culturales, con titulación oficial y experiencia en patrimonio metálico, además de un documentalista experto en material numismático y dos ayudantes.