La noticia de la muerte de Juan Ignacio Blanco, el criminólogo que defendía la tesis paralela del caso Alcàsser, ha copado las páginas de todos los medios. El periodista e investigador ha fallecido este 4 de julio a causa de una enfermedad contra la que llevaba luchando largo tiempo. Su nombre había vuelto a la actualidad después de que Netflix estrenara el documental 'El caso Alcàsser', en el que había participado y donde relató la investigación paralela que llevó a cabo en con el padre de una de las víctimas, Fernando García.
A la izq. Juan Ignacio Blanco. A la dcha. Íker Jiménez
De él afirma que era un "gran periodista", uno de esos de "alma vieja y colmillo retorcido que buceaba por los abismos de la oscuridad". Cuenta que compartieron confidencias y confiesa -valga la redundancia- de estar convencido de que su intención era "salvar al mundo de los monstruos". "Fue un gran periodista que buscaba la verdad y hacer justicia. Salvarnos de la escoria que, según él, estaba acechando", describe.
Su reflexión sobre Alcàsser
Jiménez hace especial hincapié en su involucración en el caso Alcàsser y su incursión en el mundo de la televisión, lo que condujo a Blanco a críticas sobre su profesionalidad y acusaciones de querer lucrarse a costa del drama. Sin embargo, el periodista hace una reflexión sobre el impacto de la televisión, del daño que puede causar en una persona incapaz de tramitar la fama: "Sé de lo que es capaz. Puede ser tu tumba. Sé que no es fácil atarse al mástil que pone pies en tierra", y explica que lo uniéndose a ese "padre atormentado que necesitaba una luz" de verdad creía en que "iban a desenmascarar a los malvados que moraban en las tinieblas".