Iñaki Gabilondo, en imágenes 34 fotos
Hace menos de un año que Iñaki Gabilondo charlaba con nosotros. Decía que era ridículo dar una versión distinta de sí mismo a estas alturas de la vida, pero parece que todo ha cambiado. La crisis mundial que ha desatado la propagación del COVID-19, enfermedad popularmente conocida como coronavirus, ha tambaleado los cimientos de toda nuestra civilización. Probablemente, ya ninguno volveremos a ser nosotros mismos. Citando a Platón, todos conservaremos nuestra esencia en ese mundo de las ideas, pero nuestra copia del mundo mortal ya nunca más será la misma. De hecho, el título del programa que presenta este jueves 26 de marzo el periodista no podía ser más idóneo: 'Volver para ser otros'.
En cuatro entregas, disponibles bajo demanda en #O de Movistar +, el periodista analizará desde diferentes perspectivas cómo será la humanidad cuando todo esto haya pasado. Le acompañarán especialistas nacionales e internacionales, como el pensador Nuccio Ordine, los economistas Antón Costa y Olga Cantó, el psicólogo José Ramón Ubieto, los filósofos Victoria Camps y Daniel Innenarity, el matemático Juan Ignacio Crespo, el antropólogo Eudald Carbonell, el escritor Javier Gomá, el diplomático José María Ridao o el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete. Todo ello, en una cita telemática, ya que las medidas para la prevención de la propagación del coronavirus requieren confinamiento en casa.Iñaki Gabilondo presenta 'Volver para ser otros'
Quién le iba a decir a Gabilondo que un día haría un programa desde su casa. Es algo que ni él mismo acaba de creer. "Estás tú enclaustrado, hablando con otros que también están enclaustrados. ¡Es como una reunión de topos!", bromea al otro lado del teléfono el periodista, que resume lo que veremos en el programa con una frase demoledora: "Es una reflexión de gente descolocada, todos bastante asustados, tratando de pensar sobre lo que puede significar todo esto que está ocurriendo".
No obstante, cuando le preguntas por conclusiones en base a esas reflexiones, se muestra cauto. "Reflexiones de este tipo nunca llegan a conclusiones", apunta. Cierto es, el coronavirus es imprevisible. "¡Quién nos iba a decir hace un mes que esto iba a pasar!", exclama Gabilondo, algo que servidora asiente con mucho pesar, recordando junto a él que hace un mes estaba en una calle de Madrid disfrutando de una buena bebida. "¡Y yo también!", dice seguido de un silencio. Era el momento de recordar, por un segundo, esa vida que se nos torna ya tan lejana.
Un efecto dominó
Volviendo a la realidad, tras ese momento de desconexión mental, el periodista señala, que no critica, este efecto dominó de incredulidad que parece haber invadido a todos los países del mundo. "España no vio lo de Italia, pero Francia no vio lo de España. Y Boris Johnson tenía elementos de juicio para ver lo que podía pasar. Y los Holandeses tan panchos", esgrime. "Aquí no escarmienta ni San Pedro sino le pasa a él mismo". Veremos qué piensa ahora la Reina Isabel II de Inglaterra de la teoría del contagio masivo después del positivo de Carlos de Gales. Ay, Boris.
Nosotros, por nuestra parte, vaya si hemos escarmentado. Según el Ministerio de Sanidad, España ha superado los 4.000 muertos y ha pasado la barrera de los 56.000 casos. El personal sanitario vive día a día una cruenta batalla que la población libra en lo que Gabilondo ha llamado la retaguardia. Porque cada uno, en sus casas, convertidas ahora en trincheras, está viviendo una guerra propia. Poco se habla de aquellas personas encerradas con su maltratador. El periodista sí las recuerda. También apunta a todos aquellos que viven en pisos pequeñitos, con niños y adolescentes en toda su efervescencia. "Vamos a ver qué efecto produce en la sociedad el enclaustramiento", sentencia.
Iñaki Gabilondo
Mientras tanto, como cualquier soldado, ponemos el punto de mira en nuestro general. Gabilondo admite que nuestro Gobierno "cometió errores de previsión", pero ya lo dijo en "La Voz de Iñaki": "Cuando todo esto acabe, sabremos cuál será la respuesta buena. Ahora, solo podemos solidarizarnos con los que tienen que tomar esa decisión". Lo que no tiene muy claro es qué pasará cuando todo acabe. "No sabemos cómo va a dirigir la sociedad esta sensación de estar todos perdidos, cómo va a juzgar a nuestros líderes ni si tendremos otros", explica. Sí, la sensación es de ser niños perdidos sin un Peter Pan que los lleve a Nunca Jamás.
Una sola cosa clara
Entre las reflexiones que ha escuchado en su programa, se queda con unas cuantas. Le gusta pensar que Daniel Innenarity lleva razón y que, a partir de ahora, se va a valorar mucho más a los expertos. "Estamos temiendo que esto sea la victoria de los populistas, pero a lo mejor resulta que empezamos a valorar mucho más el punto de vista de los que saben. No de los bocazas", resume el pensar del filósofo. También, confía en lo que dice Carbonell, que esto sirva para aprender que todos somos miembros de una misma especie. "Estamos mirándolo todo desde la perspectiva nacional, cuando todos somos de la misma especie y estamos siendo atacados con lo mismo. Y tiene toda la razón. Eso debería ayudarnos a ver de otra manera el mundo", apostilla.
Con todas esas voces expertas, le pido, a sabiendas de que odia las palabras positivo y negativo, una valoración sobre cómo ve ahora la situación. "En este momento es imposible ser pesimista u optimista. Digamos más bien que hay una esperanza y un temor", comienza. "La esperanza es que los elementos positivos que se están viendo de la sociedad, como la solidaridad, puedan prosperar. El temor es que sean derrotados por otros negativos y más mezquinos". ¿Cuál vencerá es un misterio? Con todo en el aire, al final, solo queda (le) una cosa "la sensación de que todo esto va a pasar".