La ruptura de Aitana y Miguel Bernardeau se ha convertido en una de las grandes noticias de la recta final del año. Si ya de por sí ambos son mediáticos, la situación ha corrido como la pólvora, puesto que hace unas pocas semanas se encontraban promocionando 'La última', la serie de Disney+ que ambos protagonizan. Ninguno de los dos ha confirmado ni desmentido la noticia, pero la cantante sí ha salido a dar la cara ante los medios.
En un photocall la misma noche que saltaba la noticia, Aitana se enfrentaba a las preguntas de los periodistas con paciencia y una gestión de la situación que muchos famosos más experimentados no tienen. Además, ella se mostraba comprensiva con su labor y entendía que era su trabajo, pero no quería pronunciarse sobre su vida privada. Ante esto, solo les realizaba una petición para preservar su seguridad: que no la grabasen en su casa. La catalana afirmaba que se estaban personando hombres de madrugada en su puerta, algo que le producía miedo.
Aitana
Durante el minuto y medio que atendió a la prensa, la voz de "En el coche" no perdió la compostura y trató de hacer ver a los periodistas que necesitaba que cumplieran únicamente con eso. Sin embargo, una reportera de 'El programa de Ana Rosa' daba la nota discordante y le exigía: "para que no te persigan tendrás que confirmar". Aitana volvía a reincidir sin mayor agravio en que no había hablado de su vida privada nunca y que esta no iba a ser la primera vez.
Un comportamiento arraigado en la prensa
El comentario de esta reportera ha sido duramente criticado en redes sociales, donde el vídeo de la intervención de Aitana se ha viralizado. Pese a que esto estaba totalmente fuera de lugar, no es una actitud aislada en el mundo del corazón. No es la primera vez que asistimos a cómo la prensa realiza prácticas reprobatorias con la vida privada de los famosos. El hecho de grabar la casa de Aitana supone un riesgo para su integridad y su seguridad y, en suma, no hay que olvidar que, además de artista y personaje público, es una persona. Y, especialmente, una que no ha vendido su vida privada en platós de televisión o en exclusivas de revistas.
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Especialmente en esta ocasión, nos encontramos con una mujer que en todo momento ha sabido entender a quienes dan la información y, durante ese breve canutazo, no se ha negado a que la persigan por la calle o le realicen este tipo de cuestiones en photocalls. Solo ha pronunciado una petición muy concreta y coherente. El problema radica en que comportamientos como los de la reportera de Unicorn Content están muy arraigados en la forma de hacer periodismo. Su actitud ha sido terrible, pero responde a un aprendizaje sobre cómo actuar que, en una época en la que hemos conseguido poner en valor la salud mental, debería hacernos reflexionar y replantearnos un cambio.