Tras varias semanas en las playas hondureñas, Isabel Pantoja parece, por fin, quitarse la bata de cola para empezar a mostrarse como es ella realmente, sin tapujos, revelando detalles de su vida hasta ahora guardados en su memoria. La falta de comida, las exigentes pruebas físicas y el desgaste psicológico son los responsables de los fuertes cambios emocionales que sufren los supervivientes en esta aventura. Ese ha sido el caso de la Pantoja, que tras un fuerte bajón de ánimo ha querido recordar la parte más decepcionante del parto de Kiko Rivera.
Isabel Pantoja y Kiko Rivera en el plató de 'Supervivientes: Perdidos en Honduras'
Un sentimiento de soledad y aislamiento recorría a la tonadillera tras recordar con amargura a varios miembros de su familia, como su madre, su hermano o sus hijos. Durante el bajón, a la folclórica le dio tiempo a rememorar, con igual tristeza, uno de los momentos más importantes, y en principio felices, de su vida: el nacimiento de su primer hijo con el torero Francisco Rivera 'Paquirri'.
"Yo no viví el embarazo bonito", comenzaba a explicarse la andaluza, que añadía: "Y para colmo, me dice mi marido: 'es igual que yo, estoy loco, es igual que yo, te lo dije'". Unas palabras que no causarían a nadie decepción si no fuera porque la Pantoja "quería una niña". A pesar de ello, la flamante cantaora afirma que fue solo una sensación inicial y no se ha cansado de repetir lo mucho que quiere a su hijo Kiko.
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Una relación complicada
Isabel no solo profesa devoción por Kiko. También se ha encargado de repetir en numerosas ocasiones lo mucho que adora a su hija Isa, pese a reconocer las notables diferencias que tensan la relación entre hermanos, marcada por el tan diferente trato de cada uno con su abuela materna, Ana. Mientras que el mayor de los hermanos Pantoja mantiene una estupenda relación con su abuela, es Isa quien parece tener ciertos problemas de comunicación con la susodicha.