En la década de los 2000, Jordi Cruz amenizó las mañanas de millones de niños con sus juegos y manualidades. Con la venta del formato a Latinoamérica, el presentador de 'Art Attack' alcanzó una fama de nivel mundial, tal como atestiguó en su visita a 'La resistencia', que este jueves 4 de julio cerró sus puertas hasta la temporada que viene.
Nada más aterrizar en plató, David Broncano le preguntó al locutor de Cadena 100 si estaba de gira "con alguna movida", "porque estaría genial que estuvieses de gira de manualidades. Se podría hacer, eh". La respuesta de Jordi Cruz dejó alucinado al presentador y a todos los espectadores: "Ya lo he hecho, en Chile".
Jordi Cruz en 'La resistencia'
"Yo en Chile estuve actuando y el día anterior estaban los Coldplay que aún eran medio conocidos y no llenaron el recinto. Y al día siguiente iba yo y llené todo el recinto por la mañana y por la tarde", explicó Jordi ante los aplausos del respetable. Broncano, que no salía de su asombro, dijo: "Pero esto lo tiene que saber Chris Martin, que es un puto flipao, que lo que no llenó él lo llenaste tú haciendo un pino con pinzas".
El presentador explicó que, dada la cantidad de gente que se había concentrado en el recinto, hasta el ejército chileno tuvo que hacer acto de presencia. "El micrófono no funcionaba por el nivel de decibelios, se montó un pifostio... y todo el mundo gritando: 'Jordi, Jordi...'", recordó con alegría el locutor radiofónico.
El Club Disney y alguna noche sin dormir
Bromeando sobre los vídeos ralentizados de algunos internautas que simulaban la "borrachera" de Jordi Cruz en 'Art Attack', Broncano quiso saber si algún día realmente había llegado "un poco mecedora" al programa. "En 'Art Attack no, en 'Club Disney' quizá", reconoció entre risas el presentador para sorpresa de Broncano.
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Jordi reconoció que nunca había llegado demasiado perjudicado, pero probablemente sí con un poco de resaca. "Es que 'Club Disney' se hacía en directo los sábados por la mañana, yo era joven y el viernes no me iba a quedar en mi casa mientras todos mis amigos estaban de marcha". Y para dar fe de esas locuras de juventud, contó una anécdota: "Yo me metía dentro del ascensor de casa, pasaba el coche de producción... y volvía a abrir la puerta del ascensor y les decía 'buenos días'".