Desde pequeño no ha parado de viajar y con 44 años consiguió completar la totalidad de los países. José Antonio Ruiz Díez siempre fue un hombre normal y corriente que compaginaba su trabajo con sus numerosos viajes hasta que un día, comenzó a preguntarse si realmente había cumplido todos los sueños que se había propuesto. Fue ahí cuando este viajero tomó la decisión de dejar toda su vida atrás y centrarse en un nuevo proyecto: construir una escuela en uno de los países más peligrosos del mundo. Emprendió su aventura y de ahí salió su libro "El loco del Congo".
Más adelante, quiso transmitir su mensaje a un público más amplio, por ello, el aventurero reunió dinero juntando sus ahorros y lo recaudado en un crowdfunding y de ahí nació 'Mzungu, Operación Congo', un programa de seis episodios donde los espectadores serán testigos de la peligrosa pero increíble aventura que vivió José Antonio Ruiz Díez en la zona más conflictiva de la República Democrática del Congo para construir una escuela y devolverle a la vida lo que la vida le había dado a él, la educación. Un proyecto de vida que se podrá ver a partir del 25 de marzo en Cuatro a las 22:45.
José Antonio Ruiz Díez ayuda a construir una escuela en 'Mzungu, Operación Congo'
Eres una persona en constante movimiento, ¿cómo estás llevando el quedarte en casa por el coronavirus?
Como ciudadano intento adaptarme lo más rápido posible y colaborar en lo que puedo. Ya habrá tiempo de moverse y de viajar cuando se den las condiciones. Ahora hay que quedarse en casa porque la situación actual es enormemente seria y haciéndolo pongo mi granito de arena para combatirla. La humanidad es capaz de cosas increíbles cuando se une y esto lo vamos a vencer todos juntos. De todo se sale. Desde aquí le envío muchos ánimos a todos los que están sufriendo de una forma u otra este mal y a los que están en primera línea de fuego luchando por erradicarlo. ¡Sois de lo mejor!
¿Cómo te has sentido trabajando por primera vez frente a las cámaras?
Nunca reparé mucho en el hecho como tal de que tenía que hablarle a una cámara. Estaba tan motivado por hacer llegar mi mensaje lo más lejos que pudiera... Al grabar en un lugar así y en esas condiciones, tu cabeza tiene tantas otras preocupaciones que lo haces lo mejor que puedes y sigues adelante. No hay tiempo para remilgos. Creo que a medida que avanza el programa me voy soltando más. Espero haber inspirado, aunque sea un poquito, a muchas personas a ayudar a quienes más lo necesitan. Eso es lo más importante.
¿Te gustaría tener en un futuro un programa propio mostrando tus aventuras como 'Wild Frank' o 'Planeta Calleja' más allá del proyecto humanitario que protagoniza este formato?
Mientras yo pueda aportarle algo a las personas con mi trabajo y tenga la oportunidad, las posibilidades serían variadas. Dada mi trayectoria, entiendo que un programa sobre aventuras o viajes es algo que podría estudiar algún día, con lo que me gusta a mí viajar y meterme en líos... quién sabe las vueltas que puede dar la vida, pero siempre y cuando me permita de una forma u otra ayudar a los demás, directa o indirectamente.
Has estado al borde de la muerte en más de siete ocasiones, te quedaste atrapado en una tormenta de nieve e incluso un narco te apuntó con una pistola ¿Cuál dirías que ha sido la peor de tus experiencias?
Las experiencias más difíciles para mí han estado ligadas al plano emocional, por ejemplo, cuando alguien de mi familia lo ha pasado mal o cuando he sido testigo de una injusticia brutal ante mis ojos. Haber dado tantas vueltas te expone a muchas situaciones, buenas y malas, y hay recuerdos que, aunque por un lado me habrán hecho más fuerte, por otro se han grabado a fuego en mi memoria y vivirán siempre conmigo. En el plano de las experiencias que han atentado contra mi integridad física, me pongo a pensar y se me agolpan en la cabeza. No he hecho un ranking de cuál ha sido la peor, pero por mencionar una, puedo decir que nunca podré olvidar cuando, estando precisamente en la grabación de "Mzungu: Operación Congo", en plena madrugada y a tiro limpio, un grupo armado vino a por nosotros. Lo pasamos muy mal. Bueno, es que allí ocurrió de todo, ya veréis, ya. ¡De traca!
¿Por qué decidiste embarcarte en el proyecto de crear una escuela en un formato de televisión?
Cuando decidí volcarme en la solidaridad siempre tuve presente que, de una manera u otra, si quieres que más gente se sume y se produzcan más acciones que combatan las injusticias, tienes que contarlo y la televisión es un altavoz muy potente. Los medios de comunicación son una industria muy competitiva y llegar a ella también ha sido una aventura de grandes dimensiones. No vengo del mundo de la televisión ni conocía a nadie que se dedicase a ella así que me tocó emprender un largo camino que ha durado años. Pero la verdad es que yo solo tiro la toalla cuando voy a poner una lavadora. Si quieres algo, si quieres cumplir un sueño, tienes que darlo todo y sacrificarte. El programa es un buen ejemplo de ello y aporta muchas respuestas a quienes quieren luchar por sus ilusiones. Es un chute de motivación en sí mismo.
José Antonio Ruiz Díez en 'Mzungu, Operación Congo'
¿Por qué escogiste el Congo?
Cuando me puse manos a la obra con el proyecto, hice una lista de posibles destinos que cumplieran requisitos como que estuvieran en conflicto, que fueran muy pobres o que fueran remotos e inaccesibles. ¿Por qué? Porque allí están la mayoría de los niños que menos oportunidades tienen y como la causa me parecía necesaria, yo estaba dispuesto a todo. Con esto en mente me puse a investigar, un familiar de una amiga de mi familia que había hecho labor misionera en el este de la República Democrática del Congo. Me habló del país y de aquella extensa región y no solo estaba en lo más alto de mi lista, sino que cumplía con todo lo que buscaba, así que no lo dudé ni un instante. Ese era mi lugar.
¿Ha sido complicado grabar allí?
Mucho, demasiado. Durante el programa se puede ver perfectamente. Las cámaras no eran bienvenidas muchas veces, así que íbamos con cámaras ocultas también. Tratábamos de grabar todo el tiempo posible con las limitaciones que teníamos de no tener electricidad cuando queríamos y de depender, según el lugar en el que estuviéramos, de un pequeño generador que terminó reventando la mayoría de los cargadores que llevábamos. Lo bueno es que al haberse grabando así, el espectador va a poder vivir la aventura junto a nosotros porque la mayoría de las situaciones son espontáneas, ocurren en tiempo real y no tenemos ni idea de lo que va a ocurrir. En muchas ocasiones es totalmente surrealista. Al final fue un esfuerzo titánico de casi cuatro meses en un lugar muy complejo y el resultado es un programa que cuantas más personas lo veamos, más visibilidad tendremos y más podremos hacer en un futuro.
Gracias a esta experiencia, ¿qué cosas nuevas has descubierto en esta ocasión del país?
La República Democrática del Congo es un país increíble, de una belleza espectacular, de colores profundos, de gente maravillosa. Es un país que en tamaño es unas cinco veces España y la mayoría de los lugares en los que estuvimos eran nuevos para mí, así que era una experiencia totalmente nueva en todos los sentidos. Enfrentamos realidades muy duras y corrimos muchos riesgos pero también encontramos volcanes activos, gorilas y fantásticos animales de los que nunca hemos oído hablar, una gastronomía muy singular, hicimos rituales que... bueno... no me tires de la lengua ¡que no quiero adelantar nada!
José Antonio Ruiz Díez
¿Tienes pensado otros lugares donde repetir este proyecto?
Muchos. Hay tanta necesidad en tantos lugares que se me ocurren demasiados. Soy consciente de que todo lo que haga siempre será insuficiente y aunque este sentimiento me entristece, también es un potente motor de lo que hago. En cualquier caso, mis premisas siguen siendo las mismas: lugares difíciles, necesitados y lejanos. Sitios que reciban poca o ninguna ayuda. Allí creo que es donde yo puedo aportar más y ser más útil. Afortunadamente, hay una buena cantidad de entidades y personas también ayudando en innumerables lugares. Entre muchos, podemos hacer mucho.
¿Qué otros proyectos te gustaría hacer y dónde?
Siempre tengo proyectos rondándome la cabeza. La educación siempre será para mí la base del desarrollo, el arma que todo lo puede para salir de todo a largo plazo, pero también hay otros asuntos que acaparan mucho mi atención como la desigualdad, la violencia de género, el cambio climático, las hambrunas... En cuanto a los lugares dependerá de la necesidad que decida abordar y de dónde se encuentre.
¿Qué te empujó a viajar tanto? Eres uno de los poco españoles que ha estado en todos los países.
Mi madre nos crió sola y era azafata de vuelo y en incontables ocasiones no tenía con quién dejarnos así que, desde que era pequeño, me vi muchas veces volando en cabina y hasta en el regazo de algún pasajero. ¡Supongo que todo aquello despertó algo en mí! Si a eso le sumamos mi enorme curiosidad, mis ganas de aprender siempre cosas nuevas y el hecho de que por trabajo, estudios y amor he vivido en muchos países pues creo que el plato estaba servido. No obstante, haber visitado todos los países del mundo me llevó algo más de 30 años y muchos sacrificios. Es un tema de prioridades y para mí, viajar cuando he tenido el dinero y la ocasión, ha sido una de ellas, aunque tuviera que "maldormir" en el suelo de la calle, comer todos los días latas de sardinas sentado encima de mi mochila o llevar pantalones campana dando sombra al camino cuando se llevaban de pitillo.
¿Prefieres viajar solo o acompañado?
Realmente de las dos formas. Cada una tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Si voy a sitios difíciles, en general prefiero ir solo porque si algo ocurre, prefiero que sea a mí solo. También me permite tomar decisiones que no afectan a terceros y me da más libertad de movimiento. Si voy a otro tipo de destinos, muchas veces la compañía hace de tu viaje uno muy especial. Pero ya sea solo, en familia, con amistades o en pareja, todos los viajes tienen su encanto. En el caso de una grabación como es el caso de 'Mzungu: Operación Congo', todo el equipo tiene que funcionar al unísono para tener esa libertad de movimientos y todos sus integrantes conocer los riesgos que se están asumiendo antes de coger el avión.
Tus viajes no suelen ser de los más tranquilos, ¿qué opina tu familia de las aventuras?
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Pobrecillos, viven atacados desde tiempos inmemoriales, aunque están curados de espanto. Yo siempre trato de omitir algunas cosas que luego voy a veces contando con cuentagotas con el tiempo, pero cuando veo que se les empiezan a poner los ojos como paelleras valencianas, cambio de tema y hablamos de lo que he aprendido en ese lugar y de lo bien o mal que me quedó esta o aquella foto. Ellos vuelven al tema, pero yo me hago "El loco del Congo". No quiero que sufran más de lo necesario que ya es bastante.