El Juzgado de lo Social nº 2 de Madrid ha determinado que el fallecimiento de José María Iñigo se debió a una enfermedad profesional, contraída durante el desempeño de sus labores en los estudios de RTVE, como apunta La Razón. Así pues, se sentencia que los platós del ente público se habían aislado acústicamente con amianto, el cual provocó el mesotelioma pleural que le fue diagnosticado en 2016.
Íñigo estuvo expuesto a ese material tóxico durante multitud de horas en las décadas que pasó colaborando con RTVE. Se argumenta que las fibras de amianto se fueron desprendiendo a causa de las vibraciones inherentes a las actuaciones musicales, aplausos y demás agitaciones del ambiente, haciendo susceptibles tanto al presentador como al público y otros profesionales presentes durante las grabaciones.
El propio presentador de 'Estudio Abierto' y 'Directísimo' emprendió estas acciones legales contra Televisión Española, pero su fallecimiento, acontecido el 5 de mayo de 2018, frustró que pudiera imponerse en vida. Sin embargo, su familia ha insistido en sus esfuerzos y finalmente ha avanzado con esta sentencia a favor, que empieza a arrojar luz sobre la pérdida de este icono televisivo.
Un proceso que no se detiene
A pesar de este positivo avance, la sentencia aún no es firme, por lo que está sujeta a un posible recurso por parte de RTVE. No obstante, en declaraciones a El Confidencial, la abogada que representa a la familia de Íñigo, Andrea Peiró, se ha mostrado esperanzada: "La sentencia está muy fundamentada y muy atada. Desde el punto de vista jurídico es una sentencia muy completa, lo que limita las posibilidades del recurso".