La nueva invención de 'Sálvame' en la tarde de este lunes ha sido someter a sus colaboradores al "Yo nunca", juego que consigue siempre sacar a la luz los trapos más sucios de todo el que se enfrenta a él. El programa ha reunido a siete de sus tertulianos estrella y solo la primera situación que les ha planteado Carlota Corredera ha traído secretos inesperados.
"Yo nunca he pagado por mantener relaciones íntimas", decía una voz en off en plató. Ante la amenaza de recibir un calambrazo en el asiento, Kiko Hernández no tardaba mucho en ponerse en pie y admitir que él había tenido encuentros sexuales previo pago. "Hace mucho, había pesetas todavía", bromeaba, afirmando que no volvería a hacerlo.
Kiko Hernández confiesa en 'Sálvame' que pagó por mantener relaciones sexuales
Su amiga Marta López, conocedora de la anécdota, aportaba más información. "Con lo rata que es él no pagó", desvelaba entre risas. Kiko lo admitía y reconocía que "pagó un buen amigo", mientras Rafa Mora, por su parte, confesaba que a él le pasó algo parecido cuando sus amigos pagaron a una joven, sin él saberlo, para que se acostase con él. Gustavo González confesaba que su pandilla tuvo la misma ocurrencia pero él rechazó el servicio.
Del mismo modo, Rafa revelaba que, siendo más joven, le habían llegado a ofrecer hasta 6.000 euros por pasar la noche con él. Miguel Frigenti se sumaba a las confesiones sobre proposiciones indecentes y señalaba que, cuando tenía unos 21 años y presentaba 'El revientaprecios' junto a sus hermanos, recibió una oferta de alguien que fantaseaba con intimar con los tres a la vez. El colaborador, asqueado, lo rechazó sin dudar.
Reventaban... los precios
"Es que con el nombre de 'reventar'...", bromeaba Frigenti en alusión al título del programa. Además, el periodista experto en realities aprovechaba el reto de 'Sálvame' para contar el desengaño que vivió una vez en una discoteca cuando, radiante de felicidad por haber ligado con un atractivo joven, este le pidió dinero. "Nos estábamos besando y me dijo que si quería más tenía que pagar", descubría indignado.
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Miguel lo rechazó y siguió la fiesta pero se volvió a encontrar más tarde con el gigoló en la discoteca, esta vez intentando que otro de los trillizos Frigenti cayese en la trampa. El colaborador no dudó en intervenir y advertir de las verdaderas intenciones a su hermano para evitar que también se llevase la desilusión. "Por eso eran 'los revientaprecios', porque no pagaban", bromeaba Carlota Corredera tras conocer la anécdota.