La octava entrega de 'La isla de las tentaciones' fue de todo menos tranquila. Hogueras tradicionales y confrontaciones a parte, la noche dominicana provocó que Villa Montaña entrase en una espiral de pasión, concretamente, en una habitación y un baño. Si los chicos no hubiesen decidido desactivar la luz de la tentación, la bombilla no hubiese parado de encenderse y emitir ese característico sonido que le ha quitado el sueño a más de uno.
Lola, Carlos, Marina e Isaac, participantes de 'La isla de las tentaciones'
Todo ocurrió horas después de que las chicas estuvieran junto a Sandra Barneda revisando imágenes de sus respectivas parejas a orillas de la playa. Una de las protagonistas es Lola, quien afirmó querer darse otra oportunidad con Diego. Sin embargo, horas después, las palabras de ambos se quedaron en el aire y la leonesa lo justificaba con un "necesito estar sola" porque necesitaba "conocerse a sí misma". Sea como fuere, terminó por compartir una sensual ducha junto a Carlos.
"Nunca he tenido tanta complicidad en el ámbito sexual", afirmaba Lola durante los totales. "Me siento como una femme fatal", aseguraba justo después con brillo en la mirada. Una vez cerrado el grifo, ambos decidieron poner rumbo a la cama de la habitación número 3 para dormir juntos con abrazos y sonrisas cómplices que se apoderaban de la noche.
Marina e Isaac vuelven a llegar hasta el final
Lola no fue la única en protagonizar momentos subidos de tono. Marina García hizo lo propio bajo las sábanas de su habitación junto a Isaac Lobo. "Yo he tenido impedimento en practicar sexo al 100%, pero llega el momento en el que no te puedes aguantar", sentenciaba Marina frente a cámara. "Somos así de intensos y pasionales", comentaba mientras se veían imágenes de ambos en la cama.
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Cambios de postura, besos cómplices, agarrones de pelo y caricias precedieron a una noche en la que durmieron abrazados. Precisamente, durante su última hoguera, la sevillana quiso recalcar que no había cambiado en ningún momento a Jesús Sánchez por Isaac, sino que se había dado cuenta que "no quería seguir siendo esa Marina", al mismo tiempo que confesaba que su compañero de villa era "una atracción" por el momento.