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Una de las ficciones más alocadas de nuestra pequeña pantalla sigue generando tramas con el objetivo de divertir y entretener a sus espectadores. Tras una mudanza obligada al centro de Madrid, los personajes de 'La que se avecina' abandonaban Mirador de Montepinar, pero lo hacían con una notoria ausencia: José Luis Gil sufrió un íctus que le impidió estar disponible para las grabaciones de la decimotercera temporada.
De este modo, Enrique Pastor, el mítico personaje al que da vida el actor, no podría estar presente en el nuevo edificio ubicado en la calle Contubernio 49. Entonces, ¿cómo se ha justificado su ausencia de cara a la nueva tanda de capítulos? Antes de nada, es necesario mencionar que sus últimas vivencias estuvieron íntimamente ligadas a las de Bruno Quiroga (Luis Merlo), con quien comenzó a convivir en su bajo con jardín a consecuencia de la amistad que les unía.
Enrique Pastor
El personaje al que conocimos hace ya trece temporadas como concejal de Juventud y Tiempo libre ha abandonado España por una razón de peso y que tiene que ver con Judith Becker (Cristina Castaño). Enrique decidió partir a Estados Unidos para cuidar de su hijo Dylan, dejando una profunda e indeleble huella en el apodado como "Pianista loco". Pese a este giro obligado, cabe resaltar que José Luis Gil se reincorporará a la serie de Contubernio Films una vez se lo permita su estado de salud.
¿Por qué Estados Unidos?
Los más aficionados a 'La que se avecina' no necesitan explicación, pero es necesario refrescar la memoria a aquellos espectadores que se asoman menos frecuentemente a la ficción. Cristina Castaño decidía dejar de interpretar a Judith en la novena temporada y las tramas que envolvían al personaje se cerraron con una boda frustrada a consecuencia de la reaparición de Trevor Simons, el amor de su vida. No obstante, el americano terminó por regresar junto a Megan (Alyson Eckmann) y la psicóloga se decidió a intentarlo de nuevo con Pastor.
Sin embargo, pocos capítulos después descubrimos que Judith puso rumbo a Ibiza junto a Dylan para comenzar unas vacaciones que se convirtieron en algo indefinido. Parece que el devenir del destino hizo que la que fuera propietaria del Ático A cruzase el charco para volver a intentar vivir el sueño americano, quien sabe si con Enrique a su lado.
