Serie relacionada
La comunidad de Mirador de Montepinar, ahora liderada por Menchu, continúa embarcándose en alocadas empresas que acaban de la forma más surrealista, como ha sucedido en el quinto episodio de la undécima temporada de 'La que se avecina' con un irregular torneo de fútbol femenino. La competición ha sido sólo una de las tramas lanzadas en el capítulo, que, como siempre, daba pistas de las demás en su título: "Un pánico escénico, un bodorrio homopetardo y las Diablas de Montepinar".
Vicente es el entrenador de las Diablas de Montepinar en 'La que se avecina'
Todo va razonablemente bien para el equipo, teniendo en cuenta las personalidades que lo conforman, hasta que Antonio Recio trata de sabotear la iniciativa de Menchu revelando que Alba es transexual. Como los organizadores no se deciden sobre si es legal esta participación, deciden suspenderla cautelarmente. Al final, Recio se acaba arrepintiendo de la injusticia que ha cometido con su hija e intenta convencer a la organización de que juegue.
Catering con espectáculo
Mientras tanto, la propia Alba está sufriendo sus propios contratiempos. Y es que ha logrado organizar el catering de la boda de un amigo de Enrique. Al enterarse de que se trata de un enlace homosexual, Alba considera que lo más oportuno es contratar unas drag queens como camareras, aunque, ante la falta de disponibilidad de unas profesionales, acaba disfrazando a Javi, Fermín y Amador, acuciados cada uno por diferentes necesidades económicas.
El experimento, por supuesto, no sale como ella habría deseado. Por un lado, la boda resulta mucho más formal y sobria de lo que las fantasías de Alba habían imaginado. Por otro, Javi se acaba peleando con uno de los invitados que trataba de meterle mano, Fermín se acuesta con la madre de uno de los novios y Amador desaparece en mitad del convite.
Los Cuquis de 'La que se avecina' en la final del torneo de fútbol femenino
Amador, jugadora estrella
La razón de que Amador no estuviese en su compromiso con Alba es que estaba ocupando su lugar en las Diablas de Montepinar. El equipo había asegurado a última hora que la chica pudiese jugar, pero no contaban con ella, por lo que aprovecharon que el vividor estaba vestido de mujer para que ocupase su sitio en el campo de juego.
El juego sucio de Amador no es más que el principio, ya que el partido se complica cuando sus traumas con el fútbol vuelven a resurgir. La última vez que jugó un partido, cuando se conformó el equipo masculino de los Leones de Montepinar, falló un penalti decisivo. Como el estigma del fracaso le ha perseguido desde entonces, se empeña en tirar otro penalti en cuanto tiene la oportunidad, quitándole el derecho al resto de jugadoras.
Al grito de "delantera pichichi", Amador consigue marcar, no sin antes pegar un pelotazo en la cabeza a la portera que la deja tendida en el suelo. Lo que ocurre es que después se excede en su celebración, quitándose la camiseta y dando una voltereta, lo que deja ver sus pechos falsos y hace que se le caiga la peluca. El torneo acaba, una vez más, en desastre, con jugadoras y asistentes enfrentadas entre sí en una batalla campal.
Luis Merlo como Bruno, incapaz de dar un concierto en 'La que se avecina'
El loco terapeuta
Otra de las tramas del capítulo se centra en Bruno, a quien de repente su neurosis le impide tocar. Ante su miedo escénico, toma la decisión de dejar de tocar el piano, pero es paradójicamente el bipolar Agustín quien le obliga a que se enfrente con sus traumas sin miedo. Así, Agustín organiza un encuentro entre el pianista y Gonzalo, el violinista por el que le dejó su mujer.
Por supuesto, este encuentro tampoco acaba bien. Durante el mismo, Agustín asume la personalidad de Hagen Das, el violento fascista neonazi que lleva dentro, que le da una paliza a Gonzalo, dejándole en el hospital. Una vez allí, la reconciliación entre Bruno y Gonzalo ya es posible, aunque Bruno se entera de que su excompañero ya no sale con su mujer, lo que puede darle nuevos quebraderos de cabeza de cara al futuro.
Nueva vecina
Por su parte, Yoli sigue tratando de curar a su hermano Josito, pero él tiene miedo de los médicos por cómo le duelen las sesiones de fisioterapia. Así, se introduce a un nuevo personaje, Martina, interpretado por María Hervás, que despierta en el chico todas sus fantasías eróticas, aunque le acaba teniendo hasta miedo cuando prueba lo doloroso de sus sesiones.