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Una de las ficciones más alocadas de nuestra pequeña pantalla ha regresado con aires renovados tras haber tenido que poner en marcha una inesperada mudanza. Los personajes de 'La que se avecina' pusieron rumbo desde Mirador de Montepinar a la ficticia calle madrileña del Contubernio durante la decimotercera temporada para seguir con sus particulares vidas y comenzar a convivir con personas muy distintas a lo que ellos estaban acostumbrados.
Para contextualizar, es necesario recordar que el edificio de la periferia terminó siendo demolido a consecuencia de un chanchullo de Germán Palomares, conocido también como "El moroso". Desde su despacho ministerial, el que fuera residente del 2ºC puso en marcha un chanchullo urbanístico para construir la carretera M-60 sobre Mirador de Montepinar. Sin embargo, su hermana Fina (Petra Martínez) terminó por obligarle a entregar tres millones de euros a sus vecinos.'La que se avecina 13'
Buena parte de los veteranos personajes comenzaron su nueva vida en el centro de Madrid, a excepción de Antonio Recio. El personaje interpretado por Jordi Sánchez terminó en la cárcel tras cortarle la coleta a Pablo Iglesias y, dieciocho meses después, consigue ser libre para descubrir todas las novedades que condicionarán su día a día. La primera de ellas es que Berta Escobar (Nathalie Seseña), su esposa, ha comprado un bajo interior en lugar de un piso más exclusivo con vistas a la calle. De igual modo, las malas noticias continúan: su imperio ha terminado por desmoronarse por completo durante su estancia en prisión y ahora su suegra impedida vive con ellos.
Cambiando de escalera, Bruno Quiroga (Luis Merlo) sigue siendo ese excéntrico pianista que necesita nuevos retos en su vida, pero siempre acompañado de sus pastillas. Pese a que sus intenciones eran seguir compartiendo piso con Enrique (José Luis Gil), el mítico concejal de Juventud y Tiempo libre decidió cruzar el charco para atender sus necesidades familiares. De este modo, el artista se ve obligado a vivir solo mientras que regenta una cafetería que rebosa cultura por los poros... o al menos esa era su intención.
El destino de Bruno queda íntimamente ligado al de Fermín Trujillo por distintas circunstancias. Pese a que el espetero se había acomodado en casa de su hija, Lola decidió reconvertir su residencia en un piso de alquiler vacacional disponible para cualquier turista. Ese es el momento en el que el malagueño vuelve a hacer alarde de su picardía para instalarse de manera indefinida con el pianista. Como era de esperar, viene acompañado por sus inestimables amigos que siempre están a su lado: Raluca (Esther Soto) y Carmelito (Antonio Ponce), siempre envueltos en la polémica.
'La que se avecina 13'
Esta extraña pareja no solo intenta desvalijar a turistas por el centro de Madrid, sino que la rumana llega incluso a terminar detenida por agredir a dos agentes de policía. De igual modo, los tres urden un plan tras la petición de Antonio Recio: deben matar a la madre de Berta. Enfundado en su chándal, Carmelito vuelve a fracasar en el encargo, empotrando un patinete contra la silla de ruedas de Pilar Indiano.
¿Ha conseguido estabilidad Amador?
Uno de los rostros que han estado desde el primer episodio en la ficción de Contubernio es Pablo Chiapella, en el papel del disperso Amador Rivas. La locura que le caracteriza no se quedó en Mirador de Montepinar, sino que sigue desquiciando por completo a Maite Figueroa (Eva Isanta). Pluriempleado en un restaurante mexicano y en un parking, Amador sigue sin sentar la cabeza a la vez que comparte piso con Agustín Gordillo (Carlos Areces). Las múltiples personalidades de este último ya son historia, pero ahora vive completamente obsesionado con los virus y las infecciones, llegando a desinfectar a todo el que cruce hacia dentro.
En este sentido, cabe mencionar que Amador sigue "con el salami en la cabeza" intentando ligar con la que él piensa que es su vecina de rellano. Poco después descubre que no es la propietaria del inmueble, sino que se trata de una amiga de Óscar Serra (Félix Gómez). Los dos terminan haciéndose amigos y saliendo de fiesta juntos. En definitiva, el joven seductor no sabe lo que ha hecho dejando que Rivas entre en su vida porque está a punto de ponerla patas arriba.
De igual modo, el que fuera banquero encuentra un nuevo horizonte laboral en Alonso (Álex Gadea), la nueva pareja de Maite. El empresario exitoso termina por darle trabajo con la condición de que deje de sangrar económicamente a su novia y que de ese modo pague de una vez por todas el internado en el que se encuentran sus hijos. Y mencionando a la escritora de cuentos, su manera de ser tampoco ha variado en exceso. También busca cómo volver a tener ingresos, pasándose de la novela erótica a los audiolibros infantiles.
¿Cómo les va a Menchu, Yoli, Vicente y Fina?
La verborrea de María del Carmen Carrascosa (Loles León) se ha mudado al centro con ella. Soltera de nuevo y con una necesidad exacerbada de vivir la vida, Menchu se topa con un escollo del todo inesperado para ella: Yolanda (Miren Ibarguren) ha dejado de fumar. A consecuencia de haber dejado atrás el vicio, la modista ha engordado hasta el punto de padecer obesidad mórbida; de hecho, no sale de la cama y cuenta con el conserje como cómplice para que le haga llegar comida insana. Dicho sea de paso, Modesto termina muriendo de un infarto en la conserjería.
Asimismo, Fina Palomares se mantiene firme en su odio mutuo a Antonio Recio, dándole la bienvenida a su vuelta de la cárcel con una advertencia clara. La anciana sí que conserva su amistad con Menchu, pero parece haber encontrado la horma de su zapato: la marquesa Victoria Federica. Consciente de que les mira por encima del hombro, hace todo lo posible desde un primer momento por desenmascararla.
Lo que no cambia es que Vicente Maroto (Ricardo Arroyo) sigue con esa pesadumbre vital innata que le impide hasta tardar menos de quince minutos en subir las escaleras. El futbolero más forofo de la comunidad se ha comprado un piso con su novia Remedios Infante (Elena Dueñas). Si bien es cierto, las apariciones de esta última son meramente anecdóticas a fecha de publicación de esta noticia.
Coque, el infiltrado en la guerra vecinal
Procedentes de mundos aparentemente diferentes, los montepinarianos inician una cruzada orquestada por Antonio Recio. El mayorista pretende que los residentes antiguos de Contubernio, 49 sepan quién manda realmente en el edificio y pretende que Coque Calatrava (Nacho Guerreros) fiche como conserje para enterarse de toda información que pueda serles de utilidad. Es más, los grupos de WhatsApp terminan por convertirse en una especie de bomba de relojería.