La segunda parte de 'La verdad' está siendo una montaña rusa de emociones para Paula García y el resto de personajes que la rodean: la pareja compuesta por Marcos (Jon Kortajarena) y Laura (Esmeralda Moya) no para de tocar nuevos fondos, Lidia McMahón (Lydia Bosch) se encuentra desesperada por el abrumador recuerdo de su hija y la máscara de Paula García (Elena Rivera) se resquebraja a medida que su oscura trama sale a la luz.
Lydia Bosch y Elena Rivera en 'La verdad'
En el undécimo episodio de la serie todas esas tramas se encaminaron hacia su inevitable desenlace gracias a una esperada confesión. Después de llevar a Lidia al borde del abismo con las dudas sobre su identidad, Paula le reveló su verdadero nombre, Sara López Pascual, aunque insistió en que su madre postiza es la mejor que podría haber tenido.
Ese demoledor momento no sirvió para ablandar el corazón de la matriarca de los McMahón, ya que tras la confesión mostró su indignación ante la crueldad de Sara por su suplantación. Inmediatamente después, la joven se despedía con una escueta y emotiva carta, para partir hacia un futuro que se antoja tan incierto como violento, ya que Petrov anda suelto en su busca.
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Huída frustrada
El pasado de Sara va a perseguirla hasta los últimos instantes de 'La verdad'. La perturbadora trama de prostitución adolescente en la que estaba involucrada se ha cobrado una nueva víctima, Irina, que recibió dos disparos tras traicionar a su compañera. En la última escena del episodio, Sara llega al puerto para emprender su huída, pero allí se encuentra con la imagen del antagonista surcando las aguas en su yate, por lo que está más expuesta que nunca a los peligros de los que trató de escapar.