La noche del martes 14 de marzo, Cuatro emitió una nueva entrega de 'Viajando con Chester', en la que Risto Mejide tuvo ocasión de entrevistar a Carlos Latre. Sin embargo, lejos de enfocar el encuentro en su trabajo, el catalán quiso conocer más a fondo a su invitado a nivel personal, comenzando por el hecho de que el valenciano se había convertido en objeto de estudio en la Universidad de Málaga, a causa de la singularidad de su cerebro.
"Tu cerebro está siendo estudiado por la universidad de Málaga, por el departamento de neurología. ¿Qué hay en ese cerebro para que haya que estudiarlo?", apuntó Mejide, al comienzo de su entrevista. "Una capacidad de observación por encima de la media. Imagínate que, después de los primeros estudios que hemos hecho, la capacidad de observación de una persona 'normal' es de entre un 60-70%, del 360º, y yo tengo un 98%", apuntó el Latre. El valenciano explicó que eso suponía "que estoy viéndote a ti, pero estoy viendo todo lo que está pasando detrás, todo lo que está pasando delante, podría decir más o menos cómo están vestidos, la gama cromática que tenemos a nuestro alrededor, las ventanas, los cables… muchas cosas".
Carlos Latre, invitado de Risto Mejide en 'Viajando con Chester'
"Ahora ya menos, porque la madurez te da un poco más de despiste y un poquito más de tranquilidad, pero yo llegaba a una estación de tren, por ejemplo, y podía decirte millones de datos. Era como un cortocircuito", añadía Latre. El humorista incluso desveló que "cuando voy conduciendo, yo no miro el coche de delante. Yo miro: los dos retrovisores, el coche de atrás, el delante y, a través de ese coche, el que está delante de él": "Intento tener una visión muy periférica y me han dicho que no es normal". "Eso hace que muchas veces sea bastante peligroso, porque me confío, pero estoy mejorando", confesaba el valenciano al respecto.
"Me ha torturado muchísimo"
"Tiene que ser también una maldición en algún sentido. Es decir, que no te relajas", comentó Mejide. "Sí, me ha torturado muchísimo. He necesitado mucha ayuda psicológica", contestaba Latre, quien dejó claro que "lo digo abiertamente y me encanta, porque estoy en constante aprendizaje y eso es una tortura, porque además significa que estoy en una constante presión conmigo mismo, en una constante lucha".
Dicha lucha, de hecho, conducía al valenciano "a querer ser mejor, ser la mejor versión, mi peor enemigo soy yo…". "Ahora esa tortura está casi controlada", matizó no obstante el invitado, tras lo cual compartió que "una de esas torturas que te digo, es que yo era probablemente un niño con un TDA sin diagnosticar, el cerebro iba muy rápido". Una situación que, sin embargo, había tenido para Latre una parte positiva: "¿Por qué hago los personajes bien? Porque sé ver lo que desprende cada uno de ellos".