Bertín Osborne inauguró la nueva temporada de 'Mi casa es la tuya' con Lydia Lozano como protagonista. El presentador viajó hasta La Palma para descubrir todos los rincones del lugar en el que la periodista creció. Allí, ella no dudó en hablar largo y tendido de su carrera profesional y reveló por primera vez las altas sumas de dinero que cobró por su trabajo en la prensa rosa ya que esta vivió una de las épocas doradas del periodismo del mundo del corazón en nuestro país, décadas atrás.
Lydia Lozano en 'Mi casa es la tuya'
Esta explicó que el estar presente durante "las vacas gordas del corazón y de la televisión" le permitió trabajar en varias agencias, medios y programas de televisión. "Estaba en muchos formatos en la misma semana (...) por eso yo he ganado mucho, muchísimo dinero", confesó esta, ante la atónita mirada de Osborne, que cabe recordar que en más de una ocasión ha sido "víctima" también de este tipo de prensa. Pero la cosa no quedó ahí y es que la periodista optó por dar cifras concretas de lo que había llegado a cobrar en su día por importantes reportajes realizados.
"El primer beso de Chabeli se vendió por diez millones de pesetas y yo por escribirlo me llevé un millón", explicó la periodista, revelando que incluso la cifra por la que cobró su primer reportaje era alta: 75.000 pesetas. Una etapa que ya no se vive y es que las crisis económicas que han sacudido a nuestro país y la transformación de la prensa del corazón en España ha hecho que los cachés y los tipos de personajes hayan cambiado. "Yo hecho de menos un 'Sábado deluxe' con personajes como Carmina Ordóñez o Rocío Jurado", confesó la periodista, dejando claro que considera que rostros como ellas sí son personajes "de verdad" y no los salidos de realitys que hemos visto "nacer" televisivamente hablando en los últimos años.
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La charla dio para mucho más y Lozano no tuvo problema en confesar que cuando empezó su relación con Charly tuvo que ocultar cual era su verdadera profesión para evitar que su vida como pareja acabase siendo pública. "Me prohibió contar a mis amigos que me dedicaba a la prensa del corazón", confesó Lozando, explicando después que tuvo que inventarse que era bibliotecaria para que nadie preguntase sobre su trabajo. Años después y una vez dio el salto a la pequeña pantalla, fue imposible para ambos ocultar cuál era el verdadero empleo de la periodista.