'Fiesta' acogió el pasado sábado 19 de octubre a Maite Benítez, la segunda expulsada de 'Gran Hermano 19'. La concursante se enfrentó a la escalera de la vida ante la presentadora Emma García para abrirse en canal y mostrar las capas que su temprana expulsión no le dejó exponer, más allá de su fuerte temperamento y su lengua sin filtros.
"Hace casi 20 años que la vida decidió que mi madre entrase en un sueño profundo y no despertase. Fue una tarde del 31 de diciembre y no se volvió a despertar'", contó la cántabra en el primer escalón exponiendo la muerte de su madre. "Es el pilar más grande que tenía hasta ese momento", añadió sobre su estrecha relación. También ha narrado cómo con 15 dejó sus estudios para ayudar a su hermana con su hija recién nacida.Maite, segunda expulsada de 'GH 19' en la escalera de la vida de 'Fiesta'
No le fue fácil a Maite pronunciar la palabra "perdón" en el escalón correspondiente: "Me cuesta sobre todo a sabiendas si esa persona también me ha hecho daño, me quedo con lo que me ha hecho y no con lo que yo hago'". Para ello, se ha remontado a su paso por la casa de Guadalix, asegurando que tiene "una conversación pendiente fuera": "He intentado pedir perdón de aquella manera. Ha habido perdones que no han sido de corazón y no llegué a sentirlo".
La frustración y el futuro de Maite
El escalón de la frustración también ha sido muy duro para ella: "Me fustigo mucho, no me perdono a mí misma si el resto no me perdona'". Además, Maite ha retomado el tema del peldaño anterior mencionando a Óscar Landa: "No haber podido perdonarnos... Tenía la necesidad de hacerlo, no me perdono y no soy feliz del todo hasta que no lo haga'". El último escalón ha sido el del futuro, en el que la cántabra confesó que "me gustaría crecer como persona, tener un trabajo que me guste. Siempre me ha gustado el mundo televisivo".